miércoles, 23 de septiembre de 2009

ESTAMOS EN UN NUEVO PARADIGMA EDUCATIVO

ESTAMOS EN UN NUEVO PARADIGMA EDUCATIVO
Recopilado por Derian Restrepo Gallego - Miembro de SOCLA

Recordemos que un paradigma es un conjunto de reglas que definen cual ha de ser el comportamiento y la resolución de problemas dentro de unos limites definidos para poder tener éxito. Un paradigma condiciona nuestra “visión del mundo”, la perspectiva con que abordamos los temas o nos relacionamos con el exterior. Siguiendo a Kuhn, cuando un paradigma no puede resolver los problemas que surgen, se ve incrementado la necesidad de cambio. La vida de un paradigma atraviesa tres fases, que van desde una etapa inicial de incorporación lenta, a una fase intermedia de ritmo rápido y productivo, y una fase de declive cuando empieza a dejar de ser útil. Cambiando el paradigma se cambian las reglas, y cambiando las reglas se cambia todo lo demás.
Es difícil afirmar si estamos o no ante un proceso de cambio de paradigma, pero si podemos constatar la existencia de una nutrida representación de reflexiones desde los más diversos ámbitos de la cultura que nos muestra la insuficiencias del paradigma vigente (Yus Ramos , 1997). Ante estas insuficiencias se han dado respuestas contraculturales diversas , algunas de ellas posiblemente transitorias hasta que se asiente un nuevo paradigma. Dentro de este conjunto de respuestas se encuentra las propuestas de una visión holística del mundo, que en el terreno de la educación llevaría a planteamientos como los reseñados en los apartados anteriores.
En un trabajo anterior (yus Ramos), 1997) avanzamos la hipótesis, compartida por multitud de pensadores, como el filosofo Cabra (1994), de que estamos ante un proceso de cambio de paradigma ante una evidente “crisis de percepción “, según el cual el paradigma que ha venido dominando en el mundo occidental desde la ilustración, el paradigma mecanicista (conocido también como cartesiano o analítico), no solo está dejando de ser útil para las metas actuales, sino que esta provocando daños considerables en todas las escalas (dada la omnipresencia de todo paradigma). Ante esta desfase, va emergiendo progresivamente un nuevo paradigma, llamado sistémico u holístico, que empieza a dar algunas respuestas más acertadas a los problemas que tenemos planteados en la actualidad en todos los terrenos de la actividad humana y planetaria. En líneas generales, el paradigma mecanicista no ha proporcionado una herramienta poderosa para el avance científico y tecnológico, pero ello ha sido a costa de una visión sesgada de la naturaleza ( su dimensión material), de fomentar una visión compartimentada del mundo, separando al hombre del resto de la naturaleza, y la mente o el alma del cuerpo, y , consecuentemente con ello, exigiendo una especialización precoz en el ámbito educativo, olvidando aquellas dimensiones humanas que son esenciales para una formación integral. El paradigma sistémico, con su concepción holística, pretende recomponer muchas fracturas generadas por el paradigma mecanicista , buscando esa conexión hombre/ naturaleza y mente /cuerpo que habíamos perdido, y con ello reconectarnos con el todo del que formamos parte y así empezar un nuevo tipo de relación con nuestros semejantes y con la naturaleza en general.
Algunos autores, como R. Miller (1997), están convencidos de que el holismo se sitúa entre las corrientes contraculturales de la post-modernidad. En efecto, la postmodernidad ha sido una reacción cultural contra las insuficiencias y excesos de la modernidad, aunque según otros autores, sigue siendo insuficiente para dar respuesta a los problemas que enfrenta la humanidad, de ahí que seamos más partidarios de situar el holismo en el terreno de un paradigma nuevo, si bien podemos considerar la reacción postmoderna como síntoma de este proceso de cambio.
Efectivamente, un número creciente de pensadores competentes (filósofos, científicos, teólogos, sociólogos, historiadores, ensayistas y teóricos educativos) han articulado una visión postmoderna de la cultura, arraigada en la sabiduría espiritual y ecológica, la comunidad democrática y un profundo aprecio por los aspectos orgánicos y de desarrollo de la existencia humana. El filosofo David Ray Griffin explica por que no es suficiente simplificar la reforma de las instituciones y prácticas dentro de la sociedad moderna que supere su individualismo, antropocéntrico, patriarcalismo, mecanización, economicismo, consumismo, nacionalismo, y militarismo. La critica postmoderna se extiende al núcleo de los temas culturales, las fuentes de significado, que finalmente definen como una sociedad ve el mundo. Muchos pensadores consideran ahora esta critica como una revolución intelectual y conceptual del pensamiento occidental”. Ahora bien , el postmodernismo incluye visiones deconstructivas, mientras que el holismo reclaman una visión mas constructiva, pues aunque no renuncie a disolver las ataduras mecanicistas de la modernidad, el énfasis no esta en separar los individuos y grupos humanos, sino en la búsqueda del significado transcendente y el propósito evolutivo de la conciencia humana dentro de un contexto ecológico. A modo de ejemplo indiquemos la reflexión de Marshak (1998), para quien resulta revelador que al final del siglo XX, encontremos nuestras vidas enredadas en paradoja: nunca antes la capacidad humana había sido tan poderosa, tan productiva y tan diversa; pero nunca antes había sido tan peligroso, ni se había concretado vasto tañido de campana por la salud de la biosfera de la tierra. Nunca antes miles de millones de personas que viven en culturas industriales “avanzadas” han disfrutado de tan alto nivel de abundancia material, pero nunca antes billones de personas vivieron en tal extremo de pobreza y con tal constante vulnerabilidad hacia el desastre. Y nunca antes hubo estados de nación con tanta riqueza que ellos podían dedicar más de un trillón de dólares al año para preparar la guerra, aun sin enemigos oficiales en la mayor parte de las situaciones. La intensidad de la paradoja que vivimos en elevada riqueza y complejidad creciente de nuestros medios electrónicos. Nunca antes las personas a través del planeta, el pobre tanto como el rico, han estado conectadas unas con otras por tal poderosa red de medios de comunicación. En la “aldea global” de la omnipresente radio y televisión y la explosiva red, podemos guardar menos secretos sobre la crisis y contradicciones de nuestros tiempos.
Marshak prosigue señalando que nos esforzamos por encontrar sentido a estas contradicciones y, como mucho, la mayoría de nosotros ha fracasado largamente al hacerlo porque no ha identificado el patrón que subraya y conecta todo: la condición muy paradójica de nuestra evolución como especie. Aquellos de nosotros que vivimos dentro de la cultura tecnológica hemos crecido más que la sabiduría y la compasión, identificándonos mucho más con nuestra separación de unos con otros, con nuestro hábitat, y nuestro espíritu que con nuestras conexiones de unos con otros, con la tierra, y con lo que vivimos como “Dios” .
De acuerdo con el razonamiento de Marshak, para captar efectivamente nuestra condición paradójica y sobrevivir en nuestra morada natural de manera que permita la supervivencia de muchas otras formas de vida en este planeta, deseamos continuar evolucionando, particularmente en nuestras dimensiones morales y espirituales. Esto sitúa su pensamiento en un cambio drástico de orientación, un cambio de paradigmas.
Las propuestas holísticas de numerosos pensadores describen un medio critico a través del cual nuestra especie puede evolucionar: la crianza y educación del niño. La forma en que criamos y educamos a nuestra juventud es el medio más poderoso que tenemos para escoger conscientemente entre evolucionar a través y más allá de nuestra crisis actual. Podemos aprender a nutrir y educar a nuestros niños de una manera que difiera profundamente de las normas de la cultura moderna. Y mientras ayudemos a nuestros niños a desarrollarse en una globalidad, más completa, también fomentaremos nuestro propio crecimiento mental , emocional y espiritual, como adultos. De hecho, cuando más nos desarrollemos como seres completos, más nutrición y ayuda podemos dar a nuestro niños, seamos padres o profesionales de la educación.
Del mismo modo, R Miller (1997) señala que nuestro conocimiento técnico ha hecho el mundo peligroso para la vida. Vivimos ahora bajo la permanente amenaza de bombas nucleares, químicas y biológicas, el envenenamiento gradual del agua, el suelo y el aire de la tierra por tóxicos químicos y radiación, la eliminación de miles de especies de plantas y animales junto con la mayoría de las áreas silvestres restantes de la tierra y la posibilidad de que la atmosfera no pueda ya protegernos del calentamiento global o la radiación carcinógena del espacio. Una orientación holística reclama de nosotros volver a una relación más orgánica con el mundo natural. Es un reconocimiento de que a la razón utilitaria le falta la sabiduría de manipular la naturaleza con poder auto- asegurado, sin consecuencias catastróficas. Una relación orgánica con la naturaleza empieza en la afirmación de que no hay riqueza, sino vida; aunque podemos deslumbrarnos y entretenernos con nuestra habilidad tecnológica, en última instancia estamos agotando la fuente de todo lo que sostiene y enriquece a la vida. la existencia humana esta delicadamente mecida en el útero de la naturaleza y finalmente depende de las conexiones trincadas, a menudo inconscientes y no racionales, con el mundo natural en la nutrición física, psicológica y espiritual. Si el mundo natural es, de hecho, más complejo e interconectado de lo que nuestro positivismo grosero puede conocer, entonces simplemente no nos damos cuenta de qué afectos puede tener a largo plazo nuestra manipulación del mundo natural, y del mismo modo difícilmente conoceremos los efectos que producirá un excesivo énfasis en la estandarización del desarrollo intelectual de nuestros niños en los procesos educativos.
EDUCACION INTEGRAL, una educación Holistica para el siglo XXI , Rafael Yus Ramos, Pag. 37-41.

derianrestrepo@gmail.com
Junio 25 de 2008

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