30/12/2010
Una medición de la calidad de la dieta de los colombianos realizada en dos ciudades capitales y dos zonas rurales de Cundinamarca revela que el 85% de los hogares entrevistados aguantan hambre.
El estudio, financiado por Colciencias, fue desarrollado por investigadores del Observatorio de Seguridad Alimentaria de la Universidad Nacional de Colombia(Obsan) y del Observatorio de Enfermedades Crónicas de la Universidad Industrial de Santander (UIS) en alianza con la Gobernación de Cundinamarca y las Secretarías de Salud de las regiones estudiadas.
El estudio abarcó 1.505 individuos de Bogotá, Bucaramanga y los municipios de Tenjo y Sibaté, en Cundinamarca. Allí se midió la calidad de la dieta y los niveles de hambre en 432 hogares de todos los estratos socioeconómicos (del 1 al 6). Los investigadores advierten que en estudios más grandes la tendencia se mantendría para el resto del país.
“Esta muestra de hogares tiene peso estadístico, pues los sitios donde se recogió la información se definieron de manera aleatoria. A estos niveles de muestreo los resultados son reales. Luego uno puede estudiar mil o 4 mil y tal vez las cifras varíen, pero la tendencia no cambia”, afirmó Óscar Herrán, director de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Facultad de Salud de la Universidad Industrial de Santander y líder de la investigación.
De casa en casa
El estudio abarcó 1.505 individuos de Bogotá, Bucaramanga y los municipios de Tenjo y Sibaté, en Cundinamarca. Allí se midió la calidad de la dieta y los niveles de hambre en 432 hogares de todos los estratos socioeconómicos (del 1 al 6). Los investigadores advierten que en estudios más grandes la tendencia se mantendría para el resto del país.
“Esta muestra de hogares tiene peso estadístico, pues los sitios donde se recogió la información se definieron de manera aleatoria. A estos niveles de muestreo los resultados son reales. Luego uno puede estudiar mil o 4 mil y tal vez las cifras varíen, pero la tendencia no cambia”, afirmó Óscar Herrán, director de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Facultad de Salud de la Universidad Industrial de Santander y líder de la investigación.
De casa en casa
Según los investigadores, las mediciones sobre hambre pueden hacerse de manera objetiva o subjetiva. La manera subjetiva es a través de escalas de percepción, método utilizado por la encuesta Ensin 2005.
En esta se identifica a la cabeza de familia, y a través de 12 preguntas se le indaga si alguna vez se preocupó porque en su hogar se acababan los alimentos debido a la falta de dinero, o si en el último mes le hizo falta para comprarlos. Si el resultado es afirmativo, el hogar es declarado en inseguridad alimentaria en la Encuesta Nacional.
“Por eso se le conoce como una forma subjetiva de medir el hambre, porque esa respuesta puede tener muchas aristas (la percepción del jefe de hogar puede ser diferente a la de los demás miembros), intereses (algunos ven conveniente aparentar que están peor para recibir beneficios del Gobierno, como mercados) y errores (la urgencia de dinero en un momento del mes no es igual a ausencia total de recursos)”, declaró Herrán.
Un método más objetivo es a través del análisis del consumo de alimentos, que evalúa la cantidad de nutrientes que una persona ingiere en una unidad de tiempo, y uno de los métodos reconocidos mundialmente es el ‘Recordatorio 24 horas’.
El rigor y confiabilidad de los resultados dependen también del equipo que los realice: “Los encargados de compilar la información eran nutricionistas graduados con al menos un año de experiencia profesional, y habían sido entrenados durante dos meses por los investigadores principales de la UIS y el Obsan en el manejo de instrumentos y metodologías. Adicionalmente, con ellos había un coordinador de campo y los docentes de ambas universidades estuvimos al frente del proceso”, especificó la investigadora Del Castillo.
Con hambre y sin darnos cuenta
Adicional al recordatorio, los investigadores realizaron encuestas de percepción a los jefes cabeza de hogar, semejantes a las de la Ensin 2005, y solo el 36% percibió tener problemas de hambre. Lo que preocupa a los expertos es que, aunque muchas personas no lo sienten, “lo que consumen realmente es bajo en calorías y poco para lo que requiere su organismo. Eso es grave en los adultos y mucho más en los niños. De los hogares encuestados, 270 tienen menores de edad”, confirma la profesora Del Castillo.
A partir de estos resultados, los investigadores observan críticamente las escalas de percepción con que se mide el hambre en el país. Llaman la atención porque “se introdujeron de nuevo en la Ensin 2010 y en el DANE, lo que significa que los resultados son referente en la toma de decisiones de política pública en el país. Nuestro estudio demuestra que no se pueden llevar a cabo programas o intervenciones con esos tamizajes, pues reflejan solo una parte del problema”, concluyeron los investigadores de la UIS y el Obsan.
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