El Agroecólogo Chusma: Lo verá poco en la selva de cemento. Esta casta tiene una consigna: “Irse al Campo y no hablar tanto” son los que más se acercan al camino que enseña nuestro líder Yukpa Sabino: “Ocupar, Resistir y Producir”. Su voluntario deseo por integrarse a la retoma de tierras y la fajina carece de táctica y estrategia. Realmente de esta casta sé muy poco (de hecho, casi ninguno fue al encuentro), no les gusta hablar, desconfían de quienes tienen sus manos lisas y sus uñas limpias, no se toman muy en serio eso de socializar sus experiencias para inaugurar la escuela liberadora, muchos de ellos son agroecólogos pero odian el cartoncito que los titula, piensan y sienten que la palabra agroecología “...la puso el hombre, quien también puso su delirio en pro de la destrucción[1]”, es una palabra que carece de sentido si no sirve a la madurez política de los burócratas y educadores que deberían hacer su parte en esta lucha. Lo cierto es que este año, a los chusmas, los he visto malitos de salud, cansados, con el ceño fruncido, como si la pacha mama fuera una exprimidora de energías y no tuvieran el espíritu y el arte mañéricomañérico para salvarse.. Me pregunto, ¿estarán garantizando la generación que los releve o solo aspiran ser recordados como mártires de la revolución agraria del siglo XXI?
De cualquier manera, en el encuentro del 10 de noviembre hubo actores sociales relevantes de la agroecología y otros no tan relevantes que afirmaron en conferencias y reafirmaron en narraciones que la agroecología es UNA, lo cual me hace suponer que se rigen por aquella que está escrita en un libro y no por la agroecología de a pie...y con esta reflexión no deseo herir susceptibilidades sino algo peor pretendo interpelar la identidad de los participantes de este evento. ¿Cómo se sienten respecto a lo que son?
La Agroecología está atrapada en su propio olvido:
Después de este encuentro del 10, confirmé otros fenómenos que afectan a los agroecólogos y nos afecta también a sus simpatizantes: La Agroecología está atrapada en su propio olvido, es el mismo fenómeno que invade a señores como Isaias Rodríguez que en defensa de una raza que no es precisamente la suya se atreve a decir: “No hay caciques presos en Venezuela...los caciques desaparecieron hace tiempo”. De la misma manera los agroecólogos se ufanan de conjugar frases antagónicas como: “La agroecología es UNA” y “Se guía de la ancestralidad y las luchas campesinas”. Esta última frase es un saludo mantuano al artículo 119 de la CBRV, ya que en los tres días de encuentro ningún ponente venezolano dedicó su pensamiento a la ancestralidad y a los métodos para su investgación en acción. Ojo que menciono a los ponentes y hago salvedad de algunas narraciones y participantes que estarán de acuerdo conmigo en haberle dado papel protagónico a la ancestralidad como herramienta para encontrar el camino de la agroecología, pero esto no es CULPA de nadie, el país de los “rojo rojitos” se están quedando atrapados en su propio olvido.
La agroecología y el proceso constituyente están atrapados en su propio olvido, los actores que declaran por estos dos procesos (agroecología y poder constituyente) se están negando a sí mismos y a sus orígenes y OJO, no por esta autonegación aplicaré el desprestigio personal de quienes lo hacen, porque no imitaré la acción que ellos cometen contra personas como yo, que expresan su visión a riesgo de ser llamada adeca. Jaja, bien lo dijo el señor “Villafaña: “Hemos tenido y seguimos teniendo un adeco por dentro”, el mío lo increpo yo misma y no anda obedeciendo ordenes del poder constituido, aún (jaja).
Yo trato de no olvidar, la primera vez que fui invitada al debate agroecológico (hace tres años) sentí que eran espacios de lucha donde se armonizaban cuerpo y mente en la voluntad de transformar un proceso cultural complejisimo que está aniquilando a la madre tierra y nos está aniquilando como especie. El cuerpo sintiéndose comprometido y útil a la tierra y sus frutos; y la mente consolidando su memoria histórica en lo colectivo. Podrían existir contradicciones en la forma y el contenido de esta tendencia sociopolitica pero se planteaban con sentimiento libertario. Hoy resulta que la agroecología es UNA y uno solo es el camino de realización; resulta que la culpa de todo la tiene el capitalismo, no los que actuamos y reproducimos nuestra acción en un complejo constructo cultural; resulta ser que el socialismo del siglo XXI (también atrapado por su propio olvido) se vacunó contra el ecocidio y la ciencia depredadora alemana y china para ser hoy la fórmula de salvación. Es decir que viva la Biodiversidad y que se calle la diversidad cultural.
Los agroecólogos han aportado nobles y grandes experiencias al país, no desde el 2000 pa' ca sino desde los años de la guerrilla rural y el vinculo con la cimarronera de Yaracuy y Palo quemao en los cañizos, el vínculo con la papa, el guaje y la herencia jira jara en Lara y en Falcón. Ustedes son agroecólogos porque las luchas de estos movimientos sociales quisieron hacer simbiosis con ese título y cargaron sobre sus hombros y con sus vidas el discurso estudiantil de la época. Ahora resulta que honrar esa historia es insubordinación, es inapropiado, contraproducente con la Revolución bonita. Resulta que coger el hilo histórico frente a las nuevas generaciones es “LO MISMO” “DA IGUAL” “ES CUESTIÖN DE ESTILOS”. Que lo haga el que quiera, que lo haga el “colectivo (¿?)”.
La agroecología del siglo XXI, sociocéntrica como la pudimos ver en el encuentro del 10 y no estirada hacia el contexto popular (ojo, trabajar con los campesinos no es estirarse al contexto popular), es una CIENCIA que forma agroecólogos, ¿...y los sujetos sociales?. Si lo estuvieran diciendo los adecos sempiternos de la facultad de ciencia y agronomía, hasta un aplauso merecerían por su constancia y congruencia, pero los asistentes al evento aspirabamos más de quienes tienen años efrentando la ciencia neoliberal. Despierten por favor, de ese sueño presidencialista, ayúdennos a profundizar la independencia, no cambien la agroecología por una agricultura conductista orgánica.
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