La Tierra ya no está en condiciones de soportar la presión ecológica que ejerce la humanidad. El resultado es una crítica extinción masiva de especies, la mayor acaecida desde la desaparición de los dinosaurios, hace 65 millones de años.
La pérdida de bosque primario por la expansión agrícola ganadera, la sobrepesca, la contaminación del agua, las especies exóticas invasoras y el cambio climático son algunos motivos específicos, pero la principal causa de destrucción es un sistema político-económico en el que la naturaleza no tiene un espacio asignado, su saludable existencia no tiene la menor importancia.
Sólo se toman medidas para preservar los recursos naturales si hay una ley que así lo indique, si hay una pena económica por no hacerlo. O si de alguna forma puede obtenerse un rédito económico a cambio.
Desde mucho antes de que el Hombre fuera Sapiens, la naturaleza lo ha provisto de alimentos, de todo lo necesario para curar sus enfermedades y de cuanto requirió para preservarse de cualquier factor de riesgo.
Hoy nos encontramos ante una instancia sin precedentes. Es la naturaleza la que está endeble y nosotros quienes contamos con los recursos necesarios para ayudarla a recomponerse. Podemos y debemos sanarla y protegerla si queremos que las futuras generaciones de seres humanos cuenten con un ambiente sano donde desarrollar sus vidas.
Mientras los gobiernos a instancias de las grandes multinacionales que se han adueñado de las decisiones, sigan subordinando la protección de la naturaleza a la economía, mientras ganar más y más dinero sea el principal objetivo, la naturaleza y nosotros como parte de ella, quedaremos en un segundo plano.
El cambio climático, la pérdida de diversidad biológica, la acidificación de los océanos; son todas ramas de un mismo árbol, con un mismo tronco y una misma raíz, el consumo excesivo e irresponsable.
Estamos siendo víctimas de nuestra propia estupidez, de no darnos cuenta que el modo de vida que se nos está imponiendo es algo totalmente ilusorio para nosotros. Que no somos los beneficiarios y que nuestros descendientes serán gravemente perjudicados.
Quienes han tomado las decisiones a nivel global, especialmente en las últimas décadas, han optado por poner todos los conocimientos adquiridos por la humanidad al servicio del crecimiento económico, del confort, de la reducción del esfuerzo físico y mental. Han decidido avanzar sin importarles las consecuencias, sin poner reparos en los costos sociales y ambientales de ese “progreso”.
Con las tecnologías actuales, la decisión sobre el desencadenamiento o no de un colapso ambiental, ha pasado a ser meramente política. Con mucho menos presupuesto que el que se invierte en armas, podría darse rápida solución al Cambio Climático que nos acecha y cuyos efectos pueden llegar a límites insospechados.
La única opción que tenemos es, entre todos, detener el derroche, disminuir los altos niveles de consumo, aprender a consumir de forma responsable y educar a las futuras generaciones para que continúen y profundicen esa tarea, para que avancen en ese cambio cultural y evolutivo, hacia un Ser Humano Sustentable.
La pérdida de bosque primario por la expansión agrícola ganadera, la sobrepesca, la contaminación del agua, las especies exóticas invasoras y el cambio climático son algunos motivos específicos, pero la principal causa de destrucción es un sistema político-económico en el que la naturaleza no tiene un espacio asignado, su saludable existencia no tiene la menor importancia.
Sólo se toman medidas para preservar los recursos naturales si hay una ley que así lo indique, si hay una pena económica por no hacerlo. O si de alguna forma puede obtenerse un rédito económico a cambio.
Desde mucho antes de que el Hombre fuera Sapiens, la naturaleza lo ha provisto de alimentos, de todo lo necesario para curar sus enfermedades y de cuanto requirió para preservarse de cualquier factor de riesgo.
Hoy nos encontramos ante una instancia sin precedentes. Es la naturaleza la que está endeble y nosotros quienes contamos con los recursos necesarios para ayudarla a recomponerse. Podemos y debemos sanarla y protegerla si queremos que las futuras generaciones de seres humanos cuenten con un ambiente sano donde desarrollar sus vidas.
Mientras los gobiernos a instancias de las grandes multinacionales que se han adueñado de las decisiones, sigan subordinando la protección de la naturaleza a la economía, mientras ganar más y más dinero sea el principal objetivo, la naturaleza y nosotros como parte de ella, quedaremos en un segundo plano.
El cambio climático, la pérdida de diversidad biológica, la acidificación de los océanos; son todas ramas de un mismo árbol, con un mismo tronco y una misma raíz, el consumo excesivo e irresponsable.
Estamos siendo víctimas de nuestra propia estupidez, de no darnos cuenta que el modo de vida que se nos está imponiendo es algo totalmente ilusorio para nosotros. Que no somos los beneficiarios y que nuestros descendientes serán gravemente perjudicados.
Quienes han tomado las decisiones a nivel global, especialmente en las últimas décadas, han optado por poner todos los conocimientos adquiridos por la humanidad al servicio del crecimiento económico, del confort, de la reducción del esfuerzo físico y mental. Han decidido avanzar sin importarles las consecuencias, sin poner reparos en los costos sociales y ambientales de ese “progreso”.
Con las tecnologías actuales, la decisión sobre el desencadenamiento o no de un colapso ambiental, ha pasado a ser meramente política. Con mucho menos presupuesto que el que se invierte en armas, podría darse rápida solución al Cambio Climático que nos acecha y cuyos efectos pueden llegar a límites insospechados.
La única opción que tenemos es, entre todos, detener el derroche, disminuir los altos niveles de consumo, aprender a consumir de forma responsable y educar a las futuras generaciones para que continúen y profundicen esa tarea, para que avancen en ese cambio cultural y evolutivo, hacia un Ser Humano Sustentable.
Un afectuoso saludo,
Ricardo Natalichio, Director de EcoPortal.net
rdnatali@ecoportal.net . www.ecoportal.net
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