lunes, 1 de octubre de 2012

El aula ecológica de Genaro


Especiales Rostros de Hoy
Lunes, 01 de Octubre de 2012 06:19
Aunque Carmen Deisy es tan pequeña que el uniforme de primaria parece quedarle grande, sabe sembrar árboles para proteger los suelos, construir barreras, tranques para resguardar los sembrados y cultivar con abonos naturales.

Ella pertenece al círculo de interés Salvemos el futuro, que el campesino Genaro González, del municipio montañoso de Manicaragua, dirige con cuatro niños de sexto grado de la escuela Emilio Martínez Palomares.

Este carismático labrador es reconocido en la zona por sus esfuerzos en materia de agricultura agroecológica y desarrollo sostenible, los cuales destacan por su carácter sistemático y originalidad.

Convertir su casa en escuela se encuentra entre las más recientes ideas del activista campesino, a quien sus colegas ya llamaban respetuosamente por el apelativo de “maestro”, por lograr resultados meritorios dentro de la agricultura saludable.

El Aula agroecológica, habitación de apenas tres por cuatro metros, la cual colinda con la sala principal de la casa, representa espacio para la reflexión, la promoción del desarrollo agrícola en armonía con la naturaleza y el diálogo entre los actores del proceso productivo rural.

Sin embargo, no son los campesinos, sino los niños quienes le dan mayor sentido al sitio. "Aunque tiene solo un año de creada, explica Genaro, yo trabajo con los niños desde la década del 90, entre los que se incluían mis hijos quienes actualmente son productores.

"Por esa fecha, agrega, realizamos talleres, visitas a otras fincas y trabajo en el campo para educar a los pioneros en el cuidado del medio ambiente".

Los talleres consisten casi siempre en intercambios de ideas sobre cómo mantener la finca agroecológica y lograr la convivencia con el ecosistema mediante prácticas más sanas de cultivo y cría de animales.

Germán Bravo, maestro de la escuela primaria de la zona, asegura que los niños se sienten motivados por el círculo de interés Salvemos el futuro, gracias a la propia relación con el campo, desde muy pequeños, tanto en la familia como en la comunidad.

Explica que mientras aprenden se convierten en multiplicadores de ideas y llevan los principios de la agroecología a la escuela, la casa y otros campesinos.

Las paredes del aula exhiben dibujos realizados por los pequeños aprendices en los cuales se aprecian sus propuestas para mantener la finca y el bosque limpios y saludables.

Genaro no avizora la jubilación, y se le ve articulando nuevos proyectos para involucrar a la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños con los principios de la agroecología, incluso expandirse a la enseñanza secundaria y politécnica con su círculo de interés.

Emplear abonos naturales que protejan los suelos, la disminución del uso de productos químicos y la reforestación de los bosques, constituyen apenas aristas en la implementación de la agricultura ecológica.

Para el desarrollo sostenible resulta imprescindible la voluntad del campesino, por lo que se precisa cultivar la conciencia, tanto como la tierra, mediante la promoción de la cultura agroecológica entre los propios productores y la comunidad.

"Es importante que los más jóvenes entiendan el impacto de la relación armónica con el medio ambiente, comenta Genaro, y piensen cómo sembrar sin productos químicos porque a veces escasean o son muy caros.

"Sobre todo, concluye, es necesario aprender a convivir con lo que tenemos: esa es la idea central de la agroecología". (Por Susana Hernández Martín / AIN)

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