martes, 21 de febrero de 2012

OPTAR POR LA AGROECOLOGIA PARA QUE LA TIERRA NO SE CANSE

Cuando era niño, el papá de Héctor Ortiz le enseñó a tratar la tierra, sembrarla, abonarla, regarla, y esperar de ella el sustento si la trabajaba como se debía. Y así creció, cultivando todo tipo de hortalizas hasta que en la vereda Las Palmas, del corregimiento San Cristóbal, se empezó a decir que la cebolla junca o de rama era una planta muy estable y un negocio seguro, ya que los nuevos conceptos de producción de la Revolución Verde así lo imponían. Entonces, el paisaje que parecía una colcha de retazos por los diferentes usos del suelo se volvió una manta de un solo color.
El monocultivo funcionó al prinDon Héctorcipio, pero con el tiempo llegaron las plagas, el agotamiento y la contaminación. La tierra “parecía cansada”, como dicen los campesinos del sector, porque cuando se reduce el número de especies vegetales también se afectan los animales que ayudan a controlar biológicamente las plagas y a polinizar las plantas. Además, un solo tipo de siembra presiona a la tierra por los mismos nutrientes y al no tener cómo renovarse se empobrece el componente vital del ecosistema.
Buscando una solución para la amenaza creciente sobre la cebolla, y por ende, sobre el único sustento de la familia, Héctor conoció la agroecología de la mano de Corantioquia. Esta ciencia redescubre los métodos utilizados por las culturas ancestrales a las cuales se les atribuye el origen de la producción de alimentos, y para volverlos más útiles, los conjuga con las tecnologías campesinas y los conocimientos científicos sobre el funcionamiento de los ecosistemas.
A diferencia de los métodos de explotación de la agricultura convencional dependientes de los químicos y cuyo único objetivo es cumplir con las demandas del mercado, la agroecología propone una visión holística del ciclo del cultivo, empezando por relacionar la calidad del suelo con la producción de alimentos sanos y resistentes al ataque de enfermedades. Luego, asegura la protección de la salud de los consumidores y el equilibrio del agroecosistema.
Para lograr un cambio real se necesita pensar diferente y modificar las prácticas. Por esto, Héctor recordó los tiempos en los que aprendió a sembrar coliflores, repollos y remolachas en compañía de su papá y se empeñó en recuperar la tradición, con el agregado de conocer nuevos métodos como la recuperación y el saneamiento de los suelos, la alelopatía, los biopreparados, el control biológico, la rotación y asociación de cultivos, los rompevientos y la reforestación. El suelo tardó en desintoxicarse de los agroquímicos hasta que recuperó su fertilidad. Gracias a los abonos orgánicos: en ese momento se convirtió en un sistema vivo donde podían crecer todo tipo de cultivos.
Gallinas
Hoy, en la finca de la familia Ortiz crecen más de 27 tipos de hortalizas, entre ellas: tomate de árbol, calabaza, espinaca, cebolla de huevo y de rama, repollo, habichuela, zuquini, uchuva, acelga, zanahoria, lechuga crespa y morada, limón, mora, plátano y yuca. Y plantas aromáticas como cidrón, romero, caléndula, rosa amarilla, orégano, entre otras.
También tiene vacas, marranos y gallinas, de los cuales obtienen la proteína animal para completar su dieta, y de sus desechos el abono para los cultivos y la producción de biogás, combustible que genera parte de la energía con la que cocinan. La granja dispone de 4.000 metros cuadrados para seguir proporcionando las condiciones que la hacen autosostenible.
Lo que no es consumido por Héctor, su esposa y su hija se destina para la venta. Antes recurría a terceros para comercializar sus productos; ahora él mismo los distribuye en mercados que apoyan los alimentos orgánicos, con la ventaja adicional de que jamás se le queda la producción y no debe renunciar a cierto porcentaje del valor del producto para pagar la intermediación.
“Todos los campesinos deberían concientizarse para trabajar de esta forma. Es una gran ventaja tanto para uno como para los consumidores. Ellos tienen mucho que ver en esto. Si uno garantiza un producto sano, el consumidor se lo va a comer tranquilo y lo va a aprovechar mucho más”, concluye Héctor Ortiz, agricultor ecológico desde hace 11 años.
Caléndula
Última actualización el Martes, 25 de Octubre de 2011 01:48


http://www.corantioquia.gov.co/index.php?option=com_content&view=article&id=753&Itemid=783

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