domingo, 16 de octubre de 2011

FRENTE A LOS COSTOS DEL HAMBRE : ! AGROECOLOGIA !


Día Mundial de Alimentación

Miguel Angel Núñez

Día a día, como el 16 de Octubre, decretado el Día Internacional de los Alimentos y en especial el del 2011 (Precios de los Alimentos, de la Crisis a la Estabilidad) por la subida perenne de los precios de los alimentos; nos quejamos y nos alarmamos. El resultado es que, estamos comiendo menos y bastante mal: además que se nos reduce el bolsillo, la dieta común de los venezolanos tiene profundos desajustes en las concepciones alimentarias. Comidas improvisadas e impuestas por un patrón industrial agroalimentario que cada vez se hace más extractivo y especulativo.



 
Los alimentos procesados, aromatizados, color-izados y contaminados con agrotóxicos nos han hecho perder el valor biológico de los mismos. Irrumpe otro tipo de hambre: el de la baja condición nutricional en los alimentos que estamos consumiendo, moviéndose, hacia el hambre de la escasez y la penuria por adquirir o comprar alimentos. Ambas son distintas maneras de humillar al ser humano.

 
Al valorarse esta situación como un problema ético, también el comer contaminado y el no comer, es el resultado de una política económica equivocada. Hoy, a nivel internacional, nuestros alimentos se transformaron en instrumentos de lucro y especulación, modificando todo el sistema agroalimentario mundial en un negocio muy rentable de extraordinarios y casi garantizados rendimientos, tanto como el especular con los precios del oro, comportamiento que vienen demostrando en sus estudios asesores financieros especializados como Ned W. Schmidt[1]. Ver a continuación gráfico de Índice de Precios del Sector Agroalimentario (Agri-Food en color verde) vs. Oro (Gold en color rojo), en el cual vemos reflejadas razones-tasas de rendimiento de una inversión de 100US$ durante los últimos meses (en los que no sólo tienden al alza de y se más-que-duplican, sino que sus rendimientos se hacen finalmente casi idénticos, alimentos=oro).
 

 
Otro estudio, de 2008, de la empresa especuladora Lehman Brothers, calculó que desde 2003 los índices de negociaciones fraudulentas de materias primas se había incrementado un 1900%, de 13 a 260 billones de dólares (Waldie 2008). En este trabajo se cita que la Eurocámara en su danza lucrativa es responsable de un 50% del aumento de los precios de alimentos.

 
Esta producción agrotóxica de alimentos, también arrastró la visión básica que había predominado hasta la llegada de la industrialización. Donde se daba entre el hombre y la naturaleza una relación de relativo respeto por la utilización racional de los recursos naturales. En nuestros agroecosistemas productivos, todavía nuestros campesinos y productores saben y conocen, como manejar distintas racionalidades, para permitirles fases de recuperación y regeneración de los mismos.

 
Hasta que se agoten, los procesos agrícolas tecnológicos “modernos” siguen actuando sobre la base de la extracción de nuestros los recursos naturales. Además de los valores agregados y que se disparan en los productos y sub-productos alimentarios y en los tantos insumos que utilizan; allí hay, otra combinación de lucros mediante la mecanización y la alta tecnología que nos impuso la revolución verde en los años 60 del siglo pasado. Esta revolución químic-a-sesinó!!!, toda la producción de alimentos. Los efectos son ahora muy perceptibles: severos problemas de salud pública en población de productores y consumidores; en el empobrecimiento y pérdida de los suelos, cuencas; cambios climáticos y desaparición de nuestros recursos hídricos y la agrobiodiversidad. Incluimos nuestras variedades de semillas, las cuales son reservas originarias, frente a las crisis futuras en la producción de alimentos. La cría de animales también se ha transformado radicalmente. La exigida producción intensiva, fundada en los estimulantes de crecimiento rápido; en la incorporación de vacunas, esteroides, antibióticos, inseminación artificial y clonaciones, son otras prácticas que orientan las nuevas rutas de la especulación y precios en los mercados financieros.

 
Todo este cuadro, a nivel mundial generalizado, ha incidido en el abandono de los campos y en avanzar por la acelerada urbanización del mundo y aumentar la demanda de alimentos en las ciudades. Dándonos propicias condiciones, para justificar y continuar con la producción de alimentos contaminantes y extractivos en los recursos; pero con la diferencia, que en vez de propiciar una justa y equitativa distribución de los alimentos, cada vez más se abona el terreno para seguir propiciando la otra guerra silenciosa como lo es la”guerra comercial alrededor de los alimentos”.

 
Apoyados por las recetas económicas neoliberales; los organismos multilaterales, agencias internacionales; centros de financiación; transnacionales de alimentos, fármacos, entre otros, empujan a los países ricos mono-productores de alimentos a subsidiar cosechas enteras y a la producción de carne. Todo ello para colocarlas a “mejores” precios en el mercado mundial, contribuyendo a cotizar o convertir a los alimentos producidos en artículos de valores financieros, perjudicando a otros tantos países, cuya principal riqueza consiste en la producción y exportación de productos agrícolas y carnes. Se dan los casos en que obligan a exportar granos y cereales, que van a alimentar el ganado de los países industrializados, cuando en el mercado interno podrían servir de alimento para sus poblaciones.

 
Con el objetivo de seguir imponiendo sus reglas económicas para mantener garantizado el lucro y la especulación, hoy día, nos encontramos con el fenómeno de comprar o alquilar grandes lotes de tierra con acceso a riego, todavía sin explotar en países del Asia, Africa y Sur América, como Colombia, Brasil, Paraguay, entre otros. Espacios para seguir imponiendo sus distintas capacidades tecnológicas extractivas. Por ello y para seguir con el lucro, a nivel planetario, hay un afán de privatizar todo.

 
¡Desde las semillas!, cubriendo todo el andamiaje tecnológico, en la integración vertical de los medios de producción. Menos de una decena de empresas transnacionales de los alimentos controlan el mercado de esos tantos niveles de integración.

 
Es todo un paquete de dominación ideológica-científica-técnica, desde las semillas y sus cambios hacia la transgenia, lo que incluye la tecnología, los agrotóxicos, la maquinaria y la financiación bancaria, los contenidos de-formativos, atando a los productores a los intereses agroalimentarios de las empresas transnacionales. Se da un paquete, para garantizar las ganancias y perpetuar la especulación y “la guerra comercial alrededor de los precios de los alimentos”, sin alimentar a los pueblos del mundo. De esta forma, es imposible que pueda existir, o mencionar, la prosecución de una Soberanía Agroalimentaria.

 
Matínez y Duch(2011) señalan que en esta pérdida de soberanía, a entender de los análisis más competentes, dos son los motivos que provocan el actual aumento de precios de materias primas: la especulación de los fondos de inversión y similares en éstos bienes y el aumento del consumo de granos para los agrocombustibles. La falta de rentabilidad monetaria en otros sectores (deuda pública, sector inmobiliario, etc.) ha provocado un trasvase de los fondos de inversión hacia el mercado de futuros alimentarios. Un contrato a futuro es un acuerdo que obliga a las partes contratantes a comprar o vender un número de bienes, a un determinado precio, en una fecha concreta. Estos contratos luego saltan, de las manos de las partes, hasta el parque de la bolsa de valores donde se negocia con ellos, no con los productos en si. Vienen construyendo allí la siguiente burbuja financiero-especulativa.
Para los movimientos sociales y revolucionarios del mundo y los gobiernos progresistas que vienen caminando y en camino, en cualquier condición de luchas y de presión social que se presente; luce imperativo y obligante, SIN MIEDOS, avanzar y producir una profunda inversión del orden de cosas, situaciones, acciones y empredimientos frente a los contrasentidos de la hegemonía técnico-político-agroalimentaria-financiera que hemos descrito y nos-han sometido.

 
Un paso para motivar y avanzar en la reversión de ese estado de cosas es mover en distintos niveles de la sociedad, la propuesta agroecológica. Ciencia emergente, que irrumpe con un andamiaje de sentidos y tecnologías apropiadas y apropiables y que actúan como antídotos en la preservación y recuperación de nuestros agroecosistemas. ¡La Agroecología tecno-lógicamente puede alimentar el Mundo!, lo que realmente puede motivar a nuestros productores a generar nuevas formas de organización social de la producción y de la distribución, las cuales con su sustrato formativo-educativo y la base jurídica, que dinamiza los procesos productivos; estamos seguros, que la agroecología ayudará a fortalecer nuestro movimiento de campesinos y productores y les dará cuerpo y forma a la nueva economía comunal que, empecinada-mente, venimos gestando en la Venezuela revolucionaria.

 
Enérgicamente re-afirmamos: un proceso de producción agrícola sustentable basado en la agroecología anclando-se en una economía local prospera y auto[socio]sostenida, hará que ésta someta al devenir político, hacia una nueva orientación -marcada por la ética- y una ética inspirada por una sensibilidad humanitaria mínima. Sin estas cualidades es imposible que labremos las luchas para el-combatir al hambre y la desnutrición mundial. Llego la hora, sin miedos y perjuicios, de luchar por la humanización del hambre.

 
- Miguel Angel Núñez ipiat2000 @ yahoo.es

 
[1] http://www.marketoracle.co.uk/UserInfo-Ned_W_Schmidt.html
Otras referencias consultadas:
Martinez G y Duch G. Crisis, Alimentaria Ecologista nro 70, Otoño 2011.
Waldie P., “Why grocery prices are set to soar Global and mail, Toronto, 24 Abril 2008.


http://alainet.org/active/50163&lang=es

viernes, 14 de octubre de 2011

NO AL SISTEMA ALIMENTARIO DOMINADO POR LAS MULTINACIONALES


    Campesinas y campesinos en el Comité de Seguridad Alimentaria: “¡No al  sistema alimentario dominado por multinacionales!* (Roma, 14de octubre de 2011) Una delegación formada por campesinas y  campesinos de todo el mundo que representan al movimiento internacional La Vía Campesina asistirá a la 37ª sesión del Comité de Seguridad Alimentaria (CSA), que tendrá lugar en Roma entre el 17 y el 22 de  octubre. Los campesinos defenderán un sistema alimentario y agrícola  independiente y libre de las garras de las empresas. “No alimentaremos a la gente permitiendo que las grandes industrias  arrebaten tierras y recursos a las comunidades locales”, dice Henry Saragih, Coordinador General de La Vía Campesina, un movimiento de más de 200 millones de campesinas y campesinos.
    Mientrasque la crisis económica arrastra a más gente al hambre y la  pobreza, las empresas multinacionales adquieren grandes extensiones de  tierras agrícolas para crear plantaciones industriales orientadas a la exportación, expulsando a los productores locales y privándoles de sus  medios de subsistencia. Kalissa Regier, una joven campesina canadiense, declara: “La Vía Campesina urge a la CSA a que rechace los principios  para la Inversión Agrícola Responsable propuestos por el Banco Mundial y  exige firmeza en las Directrices sobre la Gobernanza Responsable de la Tenencia de la Tierra, la Pesca y los Bosques para garantizar el acceso  de los pueblos a la tierra y los recursos vitales”. La cuestión de la inversión en agricultura también será un tema central  en las negociaciones en Roma. “El CSA tiene que garantizar que las  pequeñas campesinas y los pequeños campesinos sigan siendo los  principales inversores en el sector agrícola y que reciban el apoyo necesario para desarrollar la producción alimentaria local”, reclama  Andrea Ferrante, un dirigente campesino italiano. Las multinacionales  están intentando controlar la agricultura y la producción alimentaria  mediante inversiones masivas en agricultura comercial e industrial. Si  se quiere alimentar al mundo, debería dársele prioridad a la producción  alimentaria local y sostenible, no a la exportación. La reunión del CSA también tratará el tema de la volatilidad de los  precios, que se ha convertido en algo endémico desde la crisis  alimentaria de 2007-2008. La estabilidad de los precios es fundamental  para garantizar una producción alimentaria estable. Es urgente el  desarrollo de mercados locales, la protección de mercados domésticos  frente a productos importados a bajo precio y la constitución de reservas públicas. La soberanía alimentaria debería estar en la base de todas las políticas públicas que pretendan hacer frente a la actual  crisis económica y alimentaria.  

miércoles, 12 de octubre de 2011

MUJERES RURALES ARGENTINAS SE HACEN OIR SOBRE EL CAMBIO CLIMATICO


Por Marcela Valente, enviada especial

Una funcionaria provincial, ante el micrófono, y los tres miembros del tribunal en la apertura de la Audiencia / Crédito:Marcela Valente /IPS
Una funcionaria provincial, ante el micrófono, y los tres miembros del tribunal en la apertura de la Audiencia

Crédito: Marcela Valente /IPS
RESISTENCIA, Argentina, 12 oct (IPS) - Mujeres rurales e indígenas del norte de Argentina, afectadas por la expansión de la frontera agropecuaria, la deforestación y la fumigación tóxica, dieron a conocer sus padecimientos y también sus propuestas para la próxima cumbre mundial sobre cambio climático.



Lo hicieron durante la Audiencia Mujeres y Justicia Climática 2011-Argentina, que se realizó este martes 11 en Resistencia, la capital de la provincia de Chaco, a 950 kilómetros al norte de Buenos Aires, con representantes de organizaciones de una decena de las 23 provincias del país, todas del norte.

Estas mujeres están en la línea de fuego de la tala indiscriminada, la erosión, la pérdida de biodiversidad, las sequias e inundaciones y la contaminación con pesticidas, conocen como pocos el impacto del modelo productivo que profundiza el calentamiento global, y demandan un freno.

"Al talar los árboles perdemos la lluvia, perdemos todo, nos quedamos sin agua, sin leña, sin cultivos", alertó Basilea Barrientos de la Colonia Aborigen, en Chaco. "Nuestra comunidad creyó siempre que los recursos hay que reponerlos", remarcó.

"Cuando se talan bosques, el viento se lleva nuestra tierra, el frio y el calor son extremos, el campesino migra y las corporaciones nos fumigan", dijo a IPS Jorgelina Córdoba, de la Asamblea Campesina Indígena de la provincia de Formosa.

Córdoba sabe bien de lo que habla. Es viuda con 11 hijos y vive en la misma tierra en que nació, en El Bañado La Estrella, donde encabeza la resistencia ante las maquinas topadoras cada vez más cerca. "Sabemos como criar ganado en tierra árida, pero ahora los campesinos se van y en esos campos se tala para cosechar soja", denunció.

La soja es ahora el principal cultivo de exportación en Argentina. La variante que se produce a gran escala para exportar a Asia es la transgénica, resistente al herbicida glifosato, pero la fumigación avasalla la diversidad agrícola y daña la salud humana.

Cándida Fernández, del Movimiento Campesino Formoseño, aseguró a IPS que en su comunidad, Loma Senés, nacen niños con malformaciones producidas por los tóxicos. Además se ven afectados por la propagación de explotaciones ganaderas intensivas, llamadas "feedlot" (corrales de engorde, en inglés).

A diferencia de la ganadería tradicional en Argentina, la extensiva que se alimentaba de amplias pasturas, la expansión de la soja redujo a la cría de ganado a estos establecimientos donde los animales están concentrados y se alimentan de granos. "El olor es insoportable y están a metros de las casas y de la escuela", dijo Fernández.

Junto a los sembrados campesinos, cultivados con técnicas sustentables, pasan canaletas con las abundantes heces y orina de los animales e incluso ejemplares muertos.

La audiencia fue convocada por la coalición de organizaciones no gubernamentales del Llamado Mundial de Acción contra la Pobreza (GCAP por sus siglas en inglés) y el Grupo de Trabajo Feminista. Asambleas similares se realizan este mes en otros 14 países de América Latina, África y Asia.

En Argentina el llamado estuvo a cargo del Instituto de Desarrollo Social y Promoción Humana (Indes) que forma parte de la red Encuentro, integrada al GCAP. En diálogo con IPS, la representante del Indes Analía Delssin explicó que la idea es que las conclusiones y aportes de la audiencia lleguen a quienes toman las decisiones a nivel nacional y mundial.

La audiencia fue presidida por un tribunal integrado por un miembro del Indes y dos mujeres de organizaciones adscritas al GCAP.

Ellos elaborarán un documento con los testimonios y propuestas, que llegará hasta la XVII Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se realizarán en la ciudad sudafricana de Durban, entre el 28 de noviembre y el 9 de diciembre.

Para Delssin, la justicia climática busca mostrar que hay grupos más vulnerables frente al cambio climático, entre ellos las mujeres y, particularmente, las rurales. " Ellas deben caminar más para conseguir agua, leña, insumos para sus artesanías y son las que lidian con las enfermedades respiratorias de sus hijos, expuestos a la contaminación", dijo.

No obstante, también son ellas las que conocen el problema y son parte de la solución, que debe incluirlas a la hora de las medidas y el financiamiento para adaptarse y mitigar los efectos del calentamiento global.

En este punto, hubo mujeres que llevaron ricas experiencias de mitigación a la Audiencia. Fue el caso de docentes de escuelas rurales de Chaco, que están desarrollando programas educativos que promueven la agroecología pese a la resistencia incluso de vecinos que producen a la manera tradicional.

Lucrecia Marcelli, directora de la Escuela de la Familia Agrícola, en la población chaqueña de General San Martin, contó que con los estudiantes secundarios tienen una huerta ecológica y mostraron a los productores vecinos que puede cultivarse algodón sin necesidad de usar químicos como hacen ellos en perjuicio de la escuela.

Por su parte, Maria Amelia Bertoldi, de una escuela primaria de la zona también chaqueña de Pampa del Infierno, habló sobre la idea de formar "ecoguardianes" entre estudiantes y docentes que se sumen al estudio y análisis de los agrotóxicos, las leyes ambientales y otras iniciativas a favor del desarrollo ecológico.

Además se expusieron ejemplos de producciones agroecológicas como la que presentó Zunilde Poggio de la Asociación Ecologista de Bella Vista, en una zona rural de la provincia de Corrientes, donde unas 20 familias producen alimentos naturales.

"La agroecología lleva como bandera la soberanía alimentaria, el respeto a la biodiversidad y a los recursos naturales, no utiliza tóxicos ni contamina el aire, el agua o el suelo, y no es una producción a gran escala, no utiliza mano de obra contratada, busca que la familia se arraigue en el campo", dijo a IPS. 



Por supuesto, esta forma de producción amigable con el ambiente también es amenazada. "Tenemos cerca tres arroceras que utilizan pesticidas y no logramos que la ley contra los agrotóxicos, aprobada desde 1994, se ponga en vigor", lamentó.

"Debemos cambiar el modelo agroproductor de gran escala, que contamina y da empleo a unos pocos, y para eso están las cumbres como la de Durban", afirmó.

Hasta allí pretenden llegar con sus propuestas y testimonios de un impacto que ya dejó huellas en los hábitats, actividades productivas y formas de vida de las decenas de mujeres del campo congregadas en Resistencia, justamente en la semana que el mundo celebra el Día de la Mujere Rural, el sábado 15.(FIN/2011)

EN PELIGRO LAS MANOS QUE NOS DAN DE COMER



Los agricultores familiares producen el 70% de todos los alimentos

Son casi la mitad de la población, unos 3.000 millones de personas invisibilizadas por el prisma urbano de los medios y por la pobreza que acecha a muchas de ellas

La especulación con el precio de los alimentos pone en peligro su subsistencia y nuestra soberanía alimentaria

Ya en 2007, la subida de los precios del maíz sacudió los barrios más pobres de medio mundo, incluida América Latina. Las vendedoras de tortillas, que sacaban adelante a sus hijos comprando un kilo de harina y convirtiéndola en el alimento base de un continente -tras amasarla, hornearla, palmearla, volverla a hornear,venderlas en el barrio…– y poder comprar, a través de lo que podríamos considerar casi un trueque, un puñado de frijoles, arroz, algún huevo los mejores días… Esas mujeres tuvieron que subir algunos céntimos el precio de la tortilla, muchas familias comprar alguna menos y el huequito en el estómago con el que muchos niños se iban al colegio se volvió más punzante en algunos hogares, hasta el punto de que algunas ONG tuvieron que desviar fondos de proyectos de educación, por ejemplo, para el sustento nutricional en los comedores públicos. Así lo vimos en persona en Nicaragua, Guatemala y El Salvador, entre otros países.
Detrás de este hambre con nombres y apellidos empezaba a hacerse familiar el concepto de losbiocombustibles como una de sus causas. Pero no sólo. Los incendios en Rusiaprovocados por una ola de calor ocuparon varios días las portadas de medio mundo durante el verano de 2010. Las cosechas de trigo fueron calcinadas, el gobierno ruso suspendió las exportaciones  y el cereal se encareció inmediatamente un 33%, además de réplicas en los precios de la soja, el maíz y otros granos, como recoge La situación del mundo 2001, de The Worldwatch Institute. Los conflictos internacionales, las sequías e inundaciones, y la especulación también se empezaron a enfocar por entonces como condicionantes de qué y cuánta comida llegaba a la mesa de millones de personas en el mundo. Y ahora, un nuevo paso: en los últimos cinco años más de 60 millones de hectáreas de tierra han sido compradas por fondos de inversión en todo el mundo.
Con el colapso de las economías dominantes y su impacto en los países empobrecidos, pusimos el foco de atención en la subida del precio de los alimentos y en sus culpables, pero no en quienes más lo están sufriendo: los que nos dan de comer.
Efectos de la sequía en el valle de Crevillent en Alicante, España (Fernando Bustamante / AP)
El 86% de la población rural del mundo, es decir, poco menos de la mitad de sus habitantes, unos 3.000 millones de personas, tienen su principal fuente de sustento en la agricultura familiar. Y son ellos los que están produciendo el 70% de los alimentos que nutren a la humanidad. Un modelo en el que los miembros de la familia están directamente implicados en la producción o gestión de la explotación que aporta la mayoría de los ingresos del hogar. Y la mayoría, o viven en la pobreza o están en riesgo continuo de ser empujados a ella. Un baño de cifras en el que a menudo se pierde de vista uno fundamental, la mitad, 1.500 millones, son mujeres. Invisibles hasta el punto de que hasta este mes de octubre no se haaprobado en España la Ley de la titularidad compartida [pdf] por la que, por fin, se reconocen los derechos económicos y sociales de los cónyuges de los titulares de las explotaciones agrarias, la gran mayoría mujeres. Una noticia que llevan años esperando las organizaciones de agricultores, y para la se han esforzado especialmente las asociaciones de mujeres del mundo rural. “En Europa nos enfrentamos a un diagnóstico del mundo rural muy preocupante: está masculinizado, empobrecido y se está despoblando, pese a que en España, por ejemplo, somos más la población de mujeres. Y es consecuencia, entre otras causas, de no haber tenido en cuenta las necesidades de las mujeres. En las cooperativas agrarias españolas, sólo el 6% de los puestos de decisión lo ocupan las mujeres, en las comunidades de regantes el 3%”. Es el resumen de Teresa López, la presidenta de laFederación de Asociaciones de Mujeres Rurales de España (FADEMUR). Con esta ley, por ejemplo, las millones de jornaleras del sur de España que tras una vida partiéndose el lomo en el campo han tenido que sobrevivir en su vejez con pensiones no contributivas, como mi abuela, podrían haberse jubilado como una pensión que reconociese una vida de trabajo sacrificado y aún muy estigmatizado.

En la Conferencia Mundial de Agricultura Familiar, de izda a derecha: Wen-Chi Huang, presidenta del Partenariado asiático para el desarrollo de la población rural, Javier Sánchez, coordinador de Vía Campesina Europa y Assoumane Assane Karante, asesor de la Red rural de organizaciones y productores agrícolas de África del Oeste
Cifras, muchas cifras que se han repetido en la Conferencia Mundial de Agricultura Familiar que se celebró la semana pasada en Bilbao. Más de un centenar de expertos, representantes de instituciones internacionales, ONG y agricultores pertenecientes a organizaciones agrarias de cuatro continentes que, a modo casi de terapia de grupo, han puesto en común datos que evidencian su peso en la alimentación del mundo y que llegan en un momento emblemático. Cuando sabemos que el mundo produce comida para 12.000 millones de habitantes cuando sólo alberga a 7.000; después de que decenas de protestas en todo el mundo por el encarecimiento de los alimentos en 2010 hayan sido relevadas por revoluciones, revueltas y movimientos sociales por la democracia y la libertad en el mundo árabe, Europa, América Latina, Estados Unidos… Y cuando una hambruna en el Cuerno de África ha vuelto a sacar los colores a los países ricos, por muy en crisis que estén. Más de 750.000 personas, un alto porcentaje de ellos agricultores, pueden morir en cualquier momento de hambre. La mayoría de ellos menores de cinco años. 300 criaturas ya mueren cada día.

Mujeres trabajando en una explotación de agricultura familiar en Brasil (Prensarural)
Y la FAO acaba de publicar un informe en el que advierte que el encarecimiento de los alimentosimpedirá reducir el número de personas que sufren hambre basándone en que las previsiones son “que los precios mundiales del arroz, el trigo, el maíz y las semillas oleaginosas en el lustro comprendido entre 2015-16 y 2019-20 serán un 40%, un 27%, un 48% y un 36% superiores en términos reales, respectivamente al lustro que abarca 1998-99 a 2002 -03″.
Mientras, esta casi mitad de la humanidad trabaja de sol a sol sus pocas hectáreas de tierra -la extensión puede variar de entre menos de una hectárea a más de una decena dependiendo del país- de la que sacan su propio sustento además de comercializar sus cosechas. Llevan años lanzando un desesperado llamamiento que apenas ha encontrado oídos y que sólo ha hecho empeorar: la situación que viven no sólo es límite, sino que el abandono del campo es cada vez mayor mientras la población mundial aumenta. “Somos el único sector que no somos dueños de lo nuestro, no tenemos capacidad de repercutir en los precios de nuestros productos. Ya no podemos más, no salen las cuentas“. Quien habla tan contundentemente es Lorenzo Ramos, vicepresidente del Comité de las Organizaciones Profesionales Agrarias (COPA).
Se acaba de publicar el Índice de Precios en Origen y en Destino (IPOD), que proporciona mensualmente COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos). En España, en el mes de septiembre, el kilo de patata se pagaba al agricultor a 0,08 € y se vendía a los consumidores a 0,67 €, es decir, se pagaba más de 8 veces su precio inicial. O de los 0,13 a los 1,03 € en el caso de la cebolla, casi ocho veces el precio pagado al agricultor. Porcentajes de beneficio que varían desde un 300 a un 800%, dependiendo del producto.
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Y ante estas asfixiantes presiones a las que las grandes distribuidoras y superficies están sometiendo a los agricultores de todo el mundo, cada vez son más los que se organizan para intentar poner coto a tan desmedida avaricia. Javier Sánchez, de la Coordinadora Europea de Vía Campesina, una organización presente en 70 países, que engloba a más de 150 organizaciones y 200 millones de personas, expone: “Estamos en una crisis sistémica, donde los gobiernos han decidido ayudar a los bancos y no a la población, provocada por el neoliberalismo de instituciones como el Banco Mundial y el FMI. ¿De verdad pueden ser ellos los que de una forma sostenible den solución a los problemas cuando lo que hacen es mediar por esas transnacionales que son las que se han llenado los bolsillos a nuestra costa? ¿De verdad alguien se cree que Mercosur beneficia a los agricultores? A quien beneficia es a los que mueven los alimentos de un sitio para otro“. Y es que como recordaba Pedro Luis Uriarte, presidente de “Economía, Empresa y Estrategia” y en el pasado, entre otros cargos, consejero delegado del BBVA, en la Alta Edad Media en España, lo que se consumía procedía de un ratio de 5 kilómetros a la redonda. En 1989, el Departamento de Estado de EEUU calculó que los alimentos que comemos habitualmente recorren unos 2.400 kilómetros antes de llegar a nuestra mesa. Ante esto, la Vía Campesina tienen clara la primera respuesta: “Los alimentos, fuera de la Organización Mundial del Comercio. No puede ser que lo que necesitamos diariamente sea una mercancia cuyo precio se decide en la bolsa de Chicago. Los pueblos y los gobiernos tienen que tener políticas públicas que garanticen el derecho a la tierra, al agua… Podemos alimentar el mundo y enfriar el planeta”.
Grupo de trabajo "La mujer agricultora agente de cambio y desarrollo"
De hecho, como destaca en su ponencia Javier Molina, de la oficina de enlace de la FAO con la ONU, “la agricultura industrial, la convencional, es una importante fuente de generación de gases con efectos invernaderos. La familiar ofrece alternativas para desarrollar políticas agrícolas ecológicamente sostenibles y ’secuestradoras’ de CO2″. De hecho,  instituciones internacionales, la comunidad científica y ONG coinciden en que la agroindustria, dependiente absolutamente del petróleo, es responsable de al menos el 40% de las emisiones de efecto invernadero. En el siguiente documental de la BBC, que acompaña a unos agricultores en Inglaterra en su conversión hacia un modelo sostenible ecológica y económicamente ante la crisis energética provocada por el encarecimiento del petróleo, que algunos expertos preven para el 2013. En el minuto 7, resume la cantidad de petróleo necesario para producir un sandwich empaquetado.
La mayoría de los participantes, procedentes de cuatro continentes (Asia, África, América y Europa), coinciden en la necesidad de políticas públicas dirigidas a proteger este modelo rural y la agroecología que, además,  como señala el último informe del PNUD, el desarrollo de las zonas rurales es la forma más eficaz de reducir la pobreza y erradicar el hambre. Pero salvo algunos países emergentes como Brasil, son pocos los que lo han convertido en una estrategia nacional.
En el caso de la Unión Europea, en palabras de Antonis Constantinou, director de Programas de Desarrollo Rural de la Comisión Europea, la Política Agraria Común (PAC) ha vuelto a ser reformada para abordar “los dos principales problemas: la falta de control sobre los precios y la rentabilidad de las explotaciones en la UE, en la que el 90% es territorio rural y en el que trabaja el 50% de sus habitantes”. Sin embargo, todo lo vinculado con el desarrollo sostenible, la volatibilidad de los precios, el cambio climático… son asuntos que no han sido desarrollados aún. La clave que presenta como bandera esta nueva PAC es la limitación de las ayudas a aquellos que recibían hasta ahora más de 300.000 euros -como Isabel II, reina de Inglaterra, o la Duquesa de Alba en España-, un volumen de producción que sobrepasa con creces las cifras de supervivencia que se manejan en la agricultura familiar. Y de hecho, no fueron pocas las caras de desaprobación que atendieron su discurso.
Agricultores franceses quemando productos españoles en la frontera en 1997. Este verano se han vuelto a repetir las mismas imágenes (Florian Launette / AP)
Entre ellos, la de Mamadou Cissokho, presidente de Honor de la Red Rural de Organizaciones y productores agrícolas de África del Oeste. “Durante la colonización fue en las explotaciones familiares en las que organizamos la resistencia de nuestra cultura y la lucha por la independencia. La multifuncionalidad de gestionar explotaciones agrarias, ganadería e incluso, a veces, pesca es la que nos permite gestionar los riesgos. Cuando se habla de financiación siempre se viene a la mente el Banco Mundial, pero somos los hombres y las mujeres del mundo los que conseguimos el 85% de los recursos. Pero este modelo de producir, consumir, cuando los recursos naturales son limitados ha tenido un resultado dramático:millares de nuestros hijos han tenido que emigrar. Así que no podemos esperar a abordarlos a nivel general, sino en nuestra tierra, dar respuesta a los problemas concretos y respetar los valores que son parte de la belleza de esta agricultura familiar”. Y reincide en señalar a los responsables más repetidos durante las jornadas: “Tenemos que volver a desarrollar las estructuras rurales que desmantelaron durante los años 80 y 90 el BM y el FMI, obligando a los gobiernos a implantar el neoliberalismo a cambio de sus préstamos. Cuando en el mundo rico los supermercados tiran un 10% de la comida producida porque tiene fecha de caducidas, se está tirando energía: agua, tierra, minerales…”.
Hay tratados de comercio que son libres pero no son justos. La globalización y la competitividad ha supuesto un impacto negativo en la población mundial porque el propósito de la agricultura ha sido transferido a la industria. En India, frente al crecimiento del sector tecnológico, la producción agrícola está siendo transferida a grandes monopolios. Tenemos que luchar para que se reconozca nuestro papel fundamental en la subsistencia”. Quien habla es Basaraj Ingin, del Consorcio Indio de Federaciones Agrarias, un país donde 49 millones de personas son granjeros en explotaciones menores de 2,5 hectáreas. Hay dos mantras fundamentales que recorren la sala durante los tres días: la desconexión entre su función vital de “alimentadores” del planeta y su empobrecimiento; y la necesidad de recuperar los conocimientos tradicionales de cada región, a la vez que invertir en innovación, para fortalecer el rendimiento del modelo agroecológico familiar.
En Chiapas, por ejemplo, Claudio Figueroa nos cuenta cómo el gobierno ha creado “ciudades rurales para concentrar las comunidades indígenas dispersas y, supuestamente, poder prestar servicios. Pero no toma en cuenta su cultura, su relación con la tierra… Así que como no tienen dónde cultivar se les está condenando a una pobreza peor aún que la anterior porque ya ni siquiera tienen sus cosechas de subsistencia”. Otros de los aspectos en los que trabaja su ONG Enlace Comunicación y Capacitación es el cambio en los hábitos alimenticios provocado por la emigración. El aumento de la carga laboral de la mujer le deja menos tiempo para cocinar por lo que ha aumentado el consumo de comidas envasadas y refrescos azucarados, gustos reforzados también por los migrantes que vuelven a la comunidad. Por ello, la población está desatendiendo los cultivos locales, lo cual ante un mínimo descenso de los ingresos puede poner en riesgo de hambre a parte de la población. Esta organización, entre otros planes de acción, está recuperando los cultivos tradicionales introduciendo innovaciones que aumentan la productividad y disminuyen el esfuerzo empleado.
Mercado de la Boquería en Barcelona (Patricia Simón)
Para todo ello, en la declaración final del Foro, destaca la petición a los gobiernos que  “frente al análisis crítico del orden internacional económico y de los tratados de libre comercio, impulsen una reforma e integración de los mercados regionales que proteja a las familias agricultores de los efectos de la volatibilidad de los precios. Y que impidan que los productos de la agricultura puedan ser objeto de especulación”. Para darles más difusión a estos planteamientos, el Foro Rural Mundial lleva dos años trabajando -y parece que con éxito- para que el 2014 sea aprobado por la Asamblea General de la ONU como el Año de la Agricultura Familiar. Mientras, la mayoría coinciden en que ante un contexto internacional de gobiernos neoliberales, impulsores del modelo agroindustrial, parece poco probable que vayan a desarrollar políticas públicas favorables. La Revolución Verde, impuesta por los organismos internacionales a partir de los años 40, y basada en el uso de semillas más productivas, fertilizantes, herbicidas e insectidas, ha demostrado su fracaso al no mejorar las pobres condiciones de vida de la mayoría de los agricultores, y por su impacto medioambiental. Ahora varios de los participantes advierten sobre “una nueva operación de maquillaje: el capitalismo se está pintando de verde”.  Javier Sánchez, de Vía Campesina: “La PAC dice que priorizará los cultivos verdes, pero no sabemos a qué se refieren, la FAO descubre ahora que lo más eficiente es el modelo agroecológico… Y los grandes intereses ya están pensando en dar limosnas a los agriculturores “sostenibles”, con los mismos objetivos y medios que antes: capitalizar el modelo agroecológico… Y tenemos que aceptar que igual no podemos pararlo, pero es el planeta lo que está en juego. Un modelo de vida humano”.
Demandas a los gobierno
Acceso y control de la tierra, agua y recursos naturales. Piden que se asegure el derecho a la tierra de los campesinos, pastores y pueblos indígenas, a los recursos pesqueños y a trabajos decentes y beneficios justos de la agricultura. Los bosque, las tierras y el mar no son productos de mercancía, sino espacios donde vivir  y un componente clave para la vida. Reformas agrarias y la protección de las familias de la especulación de las tierras.
Apoyo a los cultivos sostenibles y/o agroecológicos. Inversiones, tecnología y políticas que aseguren la mejora del uso eficiente de los recursos naturales, sostenibilidad del medio ambiente y de la biodiversidad, adaptación al cambio climático, aprovechamiento de los recursos y de la sabiduría local, y control sobre las propias semillas.
Acceso y control de los mercados. Construcción de un medio apropiado para las familias agricultoras para producir y comercializar los productos a un precio justo. Invertir en las capacidades de los agricultores familiares y sus organizaciones para aumentar su interacción con los mercados locales, nacionales y regionales. Apoyar la creación de valor añadido de los productos procedentes de la agricultura familiar para crear empleo y aumentar los beneficios.
Empoderamiento de la mujer y de la igualdad de género. Reconocimiento de las mujeres como agentes de continuidad y de cambio en la agricultura. Incorporar la clave del género en las investigaciones sobre participación de la agricultura, diseño de políticas, implementación, control  y evaluación. Eliminar la discriminación de género en las legislaciones nacionales.
La juventud en la agricultura. Creación de programas que mejoren el rendimiento, la percepción social, la rentabilidad y la vocación de los jóvenes mediante el uso de las TIC y la innovación en las explotaciones.
En los próximos días publicaremos entrevistas con varios de los participantes en este Foro sobre algunos de los temas planteados en este reportaje introductorio al tema de la Soberanía alimentaria y la Agricultura familiar.