El Movimiento Agroecológico Latinoamericano, MAELA, surge, en 1989, en el contexto de la crisis iniciada por las políticas económicas de los años 80, constituyéndose, de manera más orgánica en 1992.
MAELA es un movimiento que coordina organizaciones campesinas, pequeños y medianos productores, mujeres rurales, consumidores comunidades indígenas, comunidades sin tierra, jóvenes rurales, universidades y organizaciones sociales que defienden la Agroecologia como modelo alternativo de desarrollo agroalimentario, concepto imprescindible para la Soberania Alimentaria de nuestros pueblos.
Somos un movimiento autónomo, pluralista, democrático, multicultural, independiente, sin ninguna afiliación política, económica o de otro tipo, un movimiento.
El Movimiento se encuentra en un proceso de ampliación y de consolidación alcanzando un cobertura geográfica en 20 países del continente Americano: 210 organizaciones articuladas en tres regiones: Centroamérica - Caribe, Andina y Conosur, que representan a más de 700.000 campesinos, indígenas y agricultores familiares, hombres y mujeres que trabajan por la Agroecologia.
El objetivo central del Movimiento es fomentar la Agroecología como componente estratégico y político de un modelo Alternativo de desarrollo, que reivindica la defensa de la SOBERANÍA ALIMENTARIA aportando alimentos saludables desde los/as campesinos para todos y todas.
El MAELA promueve el acceso, la libre circulación y el control de las SEMILLAS NATIVAS Y CRIOLLAS por los/as campesinos, agricultores y pueblos indígenas, la BIODIVERSIDAD, promueve la creación y el fortalecimiento de MERCADOS LOCALES bajo principios solidarios de una economía alternativa que fortalece el vínculo productores y consumidores, valorando los SABERES LOCALES COMO PATRIMONIO INTANGIBLE DE LOS PUEBLOS RURALES.
Mirada al contexto
El movimiento agroecológico latinoamericano, MAELA reconoce que, en la actualidad, alrededor de la mitad de la población mundial se dedica a la agricultura, y que cerca del 80 % de ésta se ubica en países subdesarrollados, prisionera, cada vez más, un modelo agroalimentario controlado por un pequeño grupo de empresas multinacionales y estados cómplices, tanto en la producción como en el comercio de alimentos.
El modelo de agronegocios imperante amenaza en forma grave y sostenida provocando el incremento del hambre, la pobreza rural y la migración, sobre todo de población joven, hacia centros urbanos nacionales y el exterior.
Sin embargo, el 80 % de estos alimentos son producidos por campesinos y campesinas, pequeños agricultores familiares y mujeres rurales, comunidades indígenas del mundo que son sometidos a condiciones que vulneran derechos fundamentales para su sobrevivencia.
La vida de la mayoría de las comunidades rurales de los países pobres, depende hasta de un 90% de semillas y germoplasmas criollos, los que constituyen una enorme diversidad genética forjada en miles de años, pero las grandes corporaciones transnacionales se están apropiando y controlando el mercado de semillas, materias primas y alimentos. Diez corporaciones controlan el 32% del mercado comercial de semillas y el 100% del mercado de semillas transgénicas, controlan el mercado global de agroquímicos y pesticidas; cinco corporaciones controlan el comercio mundial de granos; además, tienen en sus manos las innovaciones tecnológicas, posibles gracias a millonarias inversiones en investigación. Estas inversiones son custodiadas a través de la Propiedad Intelectual y Patentes aplicadas sobre materiales inertes, semillas y seres vivos.
Los agronegocios cuentan y son protegidos por políticas nacionales aperturistas para el abastecimiento de alimentos que animan el incremento de las importaciones, depreciación de la producción autóctona tradicional y homogenización de los patrones de consumo a favor de la producción de países industrializados., que llega a través del alineamiento de los gobiernos con la propuesta globalizadora, favoreciendo modelos insostenibles, ambiental y socialmente.
Las políticas de estabilización macroeconómica y ajuste estructural impuestas en America Latina desde mediados de los años 80, ya han dado sus frutos en cuanto a afectar la pobreza pues continúa abriéndose la brecha entre pobres y ricos. Según CEPAL, no se logrará alcanzar las metas de reducción de la pobreza para el 2015, (se pensaba reducir a la mitad la pobreza en el continente), a pesar de que el crecimiento económico probablemente se mantenga en el mismo período. La pobreza que a inicios de los ochenta representaba el 41% de la población de AL, paso a ser en el 2000 el 44% de una población mucho mayor. El 64% de esos pobres son rurales.
¿Y qué decimos de la monocultura de la alimentación, de la estandarización y alienación del modelo de consumo? La tendencia creciente a la concentración de la distribución de alimentos en las cadenas de supermercado, la globalización de las grandes cadenas agroalimentarias.- McDonald, Texas Chiquen, King Burguer, entre otras, promueven el cambio en los hábitos de consumo, la especialización productiva, erosionando la diversidad de la base alimentaria de los pueblos.
Hablamos de las consecuencias que esto tiene, las tres “D”: DESARRAIGO, DESCULTURIZACIóN, DESANIMO, especialmente los y las jóvenes no vuelven a creer que es posible vivir dignamente en el campo, no creen en el valor sus saberes locales y van asumiendo esta cultura urbana, que desvaloriza los sistemas alimentarios y culturales ancestrales.
Los consumidores/as pierden de igual forma que estos migrantes del campo, son los primeros perjudicados en sus alimentos. Deben gastar su dinero comprando comida, que en los países en vías de desarrollo representa hasta el 60-80% del gasto de los/las consumidores/as (incluyendo campesinos sin tierra y trabajadores del campo).
Sin embargo, la agricultura campesina, indígena y familiar, considerado como ineficiente e incapaz de sobrevivir y de aportar a garantizar el derecho a la alimentación en América Latina, ha demostrado, de forma significativa, su resistencia, sus sostenibilidad y sus capacidades para garantizar la alimentación de los pueblos.
Este sector ha inspirado y alimentado, conceptual y metodológicamente la Agroecología, que articula procesos sostenibles y soberanos de proveer alimentos para todos desde de los pueblos y comunidades rurales, con una perspectiva política de transformación hacia la solidaridad y la justicia social.
El marco conceptual y político bajo el cual actúa el movimiento agroecológico latinoamericano es el concepto de Soberanía Alimentaria, como “el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos que garanticen el derecho a la alimentación para toda la población, con base en la pequeña y mediana producción, respetando sus propias culturas y la diversidad de los modos de comercialización y de gestión de los espacios rurales” como lo definiera la Vía Campesina y fuera adoptada por el movimiento socio ambiental a nivel mundial.
La Agroecología es un camino clave para los países para poder diseñar y desarrollar sistemas alimentarios nacionales soberanos. Por esto nuestra propuesta tiene un valor social estratégico para nuestra Latinoamérica y el mundo.
La agroecología no es una sustitución de insumos de origen sintético a orgánicos, sin embargo, persiste, junto con el enfoque agroecológico que promueve y defiende el MAELA, un enfoque a Agricultura Orgánica de sustitución de insumos externos.
Por esto nos hemos planteado algunas prioridades para el periodo 2010-2013:
Posicionar el enfoque del movimiento ante los estados y otros actores de la agricultura en diferentes ámbitos, que aporte a las políticas alternativas al desarrollo rural imperante.
Fortalecer los espacios autónomos de las mujeres en el movimiento con mayores espacios de decisión.
Sostener y seguir ampliando la participación, y, la membresía de organizaciones de consumidores, campesinos y pequeños agricultores/as, indígenas, de mujeres y de jóvenes.
Fortalecer los procesos de Incidencia Política en todas las regiones y las alianzas estratégicas con otros movimientos y redes hacia la Soberanía Alimentaria y la Economía Solidaria.
Fortalecer los grupos de trabajo en los ejes semillas, mercados locales ecológicos, educación, luchas territoriales, que fortalezcan el tejido organizativo del MAELA
Formar política y productivamente en Agroecología a jóvenes y campesinos/as.
Apoyar las luchas territoriales para liberar territorios de transgénicos y de agrotóxicos, asi como las luchas por la tierra, el agua y la biodiversidad.
Estructura
La Asamblea Continental constituye el órgano de decisión más alto frente a sus políticas donde participan los 210 miembros actuales políticamente generando las propuestas y acciones que construyen y alimentan el movimiento, reuniéndose cada tres años en lugares que rotan entre las regiones.
El Comité Coordinador Continental es el órgano de representación, coordinación y de ejecución de las políticas del movimiento y sus líneas estratégicas. Es el cuerpo que coordina las diferentes regiones.
Las tres coordinaciones regionales son cuerpos donde son posibles las relaciones y articulaciones dentro de cada región.
Las 20 coordinaciones nacionales coordinan y ejecutan las resoluciones del Plan Estratégico.
Periodo 2010-2013
En el mes de agosto en Atyra, Paraguay, el Movimiento Agroecológico de América Latina y El Caribe realizó su VII Asamblea Continental, el I Encuentro Continental de Mujeres y Agroecologia y su V Conferencia Internacional de Agroecología en el marco del Foro Social de las Américas.
Allí fue electo el nuevo Comité de Coordinación Continental
María Noel Salgado, Uruguay, maria.noel.salgado@gmail.com
José Rivadaneira, Ecuador, cea@andinanet.net
Juan Arguedas, Costa Rica, maela@coproalde.org
Se ratificaron las nuevas Coordinaciones Regionales.
Región Cono Sur, Pedro Peralta, Paraguay, tecnologia@cectec.org.py
Región Andina, Javier Rivera, Colombia, asopecam2000@yahoo.com
Región Mesoamérica y El Caribe, Adela Guerrero, Nicaragua y Antonio Gonzales, Guatemala, asociacion_nochari@yahoo.es, y gtagricultura@googlegroups.com
Proverbio africano, se explicaría así: «Mucha gente pequeña, en muchos lugares pequeños, cultivarán pequeños huertos…que alimentarán al mundo». ACADEMIA SOL DE LOS ANDES FORMACION DE EN PRODUCCION AGRICOLA, PECUARIA Y AMBIENTAL REGENERATIVA CON ENFASIS EN LIDERAZGO Y ASOCITAVIDAD BIENVENIDOS HOLA A TOD@S ALDEA SOL DE LOS ANDES LOS SALUDA. https://www.facebook.com/aldeasoldelosandes
martes, 28 de septiembre de 2010
EN LO QUE A LA SEGURIDAD ALIMENTARIA MUNDIAL SE REFIERE, EL RENDIMIENTO DE LA AGROECOLOGÍA SUPERA YA AL DE LA AGRICULTURA INDUSTRIAL DE GRAN ESCALA” D
ONU
22 de junio de 2010
BRUSELAS – “Los Gobiernos y las agencias internacionales deben promover
urgentemente las técnicas de cultivo ecológicas para aumentar la producción de
alimentos y salvar el clima” afirma Olivier De Schutter, Relator Especial de la ONU
sobre el derecho a la alimentación, durante la presentación de las conclusiones del
encuentro internacional de agroecología celebrado en Bruselas los días 21 y 22 de
junio.
El Relator de la ONU, acompañado por 25 de los expertos de mayor renombre en el
sector de la agroecología, exhortó a la comunidad internacional a cuestionar las políticas
agrícolas actuales y desarrollar el potencial de la agroecología.
“Hace un año, en la reunión del G20 en Italia, los Jefes de Estados se comprometieron a
movilizar 22.000 millones de dólares durante un período de 3 años para mejorar la
seguridad alimentaria mundial. Estas fueron muy buenas noticias pero el problema más
acuciante en la reinversión en agricultura, no es el cuánto si no el cómo”, afirmó OlivierDe Schutter.
En palabras del Relator Especial: “Hoy por hoy, los principales esfuerzos se centran en la inversión en tierra a gran escala – incluyendo muchos casos de acaparamiento de tierras –y en la implementación de un modelo de “Revolución Verde” que fomente la producción de alimentos a través de la mejora de las semillas, los fertilizantes químicos y maquinaria; sin embargo, se ha prestado muy poca atención a los métodos agroecológicos que han demostrado mejorar la producción de alimentos y los ingresos de los campesinos al tiempo que protegen el suelo, el agua y el clima.”
El mayor estudio hasta el momento sobre métodos agroecológicos (Jules Pretty,
Universidad de Essex, Reino Unido) analizó 286 proyectos en 57 países en desarrollo, lo que representó una muestra total de 37 millones de hectárea de superficie estudiada. Los resultados mostraron que el rendimiento medio de los cultivos era del 79%. Los ejemplos concretos de “éxitos agroecológicos” abundan en toda África.
En Tanzania, las provincias occidentales de Shinyanga y Tabora eran conocidas
anteriormente como “el Desierto de Tanzania”. No obstante, el uso de técnicas de agrosilvicultura y procesos participativos han permitido que se rehabiliten 350.000 hectáreas de tierra en veinte años. Los beneficios por familia aumentaron de manera espectacular en 500 dólares estadounidenses al año. En 2005, se utilizaron técnicas similares en Malawi gracias a las cuales 100.000 pequeños campesinos pudieron beneficiarse en cierta medida del uso de árboles fertilizantes.
“Con más de mil millones de hambrientos en el mundo y los fenómenos climáticos
extremos ante nosotros, tenemos que extender rápidamente estas técnicas sostenibles”
comenta el Sr. De Schutter. “Debemos encontrar un manera de combatir a la vez el
hambre en el mundo, el cambio climático y el agotamiento de los recursos naturales,
aunque ello suponga complicar aún más nuestra tarea. Todo lo que no vaya en esta
dirección será una simple pérdida de tiempo.”
Los expertos reunidos en Bruselas identificaron las iniciativas que podrían permitir el desarrollo de enfoques agroecológicos capaces de alimentar al mundo en 2050. Su trabajo se basó en las experiencias de los países que cuentan ya con políticas en favor de la agroecología, como Cuba o Brasil; en las experiencias exitosas de diversos centros de investigación internacionales, como el Centro Mundial de Agro-silvicultura en Nairobi; y en los programas de La Vía Campesina, movimiento campesino internacional, que cuenta ya con programas de formación en agroecología.
“Podemos extender estos modelos sostenibles de agricultura y garantizar que su
aplicación beneficie de manera específica a los campesinos más pobras. Lo que
necesitamos ahora es la voluntad política necesaria para hacer que estos proyectos piloto de éxito se conviertan en políticas y programas nacionales”, dijo el Relator Especial de la ONU. A modo de conclusión, anunció que pediría al Comité de Seguridad Alimentaria Mundial, que con el tiempo se convertirá en el “Consejo de Seguridad” para la seguridad alimentaria, que tratase precisamente durante su sesión de octubre las políticas e iniciativas que permitirían extender y dar a conocer la agroecología. “Es la mejor opción que tenemos hoy por hoy. No podemos desperdiciarla”.
FIN
* * *
Contactos de prensa:
- Olivier De Schutter (Tfno.: +32 488 48 20 04)
- Beatrice Quadranti (Tfno.: +41 22 917 9615) o Elaine Ryan (Tfno.: +41 22 917 9697)
o escriba a srfood@ohchr.org.
22 de junio de 2010
BRUSELAS – “Los Gobiernos y las agencias internacionales deben promover
urgentemente las técnicas de cultivo ecológicas para aumentar la producción de
alimentos y salvar el clima” afirma Olivier De Schutter, Relator Especial de la ONU
sobre el derecho a la alimentación, durante la presentación de las conclusiones del
encuentro internacional de agroecología celebrado en Bruselas los días 21 y 22 de
junio.
El Relator de la ONU, acompañado por 25 de los expertos de mayor renombre en el
sector de la agroecología, exhortó a la comunidad internacional a cuestionar las políticas
agrícolas actuales y desarrollar el potencial de la agroecología.
“Hace un año, en la reunión del G20 en Italia, los Jefes de Estados se comprometieron a
movilizar 22.000 millones de dólares durante un período de 3 años para mejorar la
seguridad alimentaria mundial. Estas fueron muy buenas noticias pero el problema más
acuciante en la reinversión en agricultura, no es el cuánto si no el cómo”, afirmó OlivierDe Schutter.
En palabras del Relator Especial: “Hoy por hoy, los principales esfuerzos se centran en la inversión en tierra a gran escala – incluyendo muchos casos de acaparamiento de tierras –y en la implementación de un modelo de “Revolución Verde” que fomente la producción de alimentos a través de la mejora de las semillas, los fertilizantes químicos y maquinaria; sin embargo, se ha prestado muy poca atención a los métodos agroecológicos que han demostrado mejorar la producción de alimentos y los ingresos de los campesinos al tiempo que protegen el suelo, el agua y el clima.”
El mayor estudio hasta el momento sobre métodos agroecológicos (Jules Pretty,
Universidad de Essex, Reino Unido) analizó 286 proyectos en 57 países en desarrollo, lo que representó una muestra total de 37 millones de hectárea de superficie estudiada. Los resultados mostraron que el rendimiento medio de los cultivos era del 79%. Los ejemplos concretos de “éxitos agroecológicos” abundan en toda África.
En Tanzania, las provincias occidentales de Shinyanga y Tabora eran conocidas
anteriormente como “el Desierto de Tanzania”. No obstante, el uso de técnicas de agrosilvicultura y procesos participativos han permitido que se rehabiliten 350.000 hectáreas de tierra en veinte años. Los beneficios por familia aumentaron de manera espectacular en 500 dólares estadounidenses al año. En 2005, se utilizaron técnicas similares en Malawi gracias a las cuales 100.000 pequeños campesinos pudieron beneficiarse en cierta medida del uso de árboles fertilizantes.
“Con más de mil millones de hambrientos en el mundo y los fenómenos climáticos
extremos ante nosotros, tenemos que extender rápidamente estas técnicas sostenibles”
comenta el Sr. De Schutter. “Debemos encontrar un manera de combatir a la vez el
hambre en el mundo, el cambio climático y el agotamiento de los recursos naturales,
aunque ello suponga complicar aún más nuestra tarea. Todo lo que no vaya en esta
dirección será una simple pérdida de tiempo.”
Los expertos reunidos en Bruselas identificaron las iniciativas que podrían permitir el desarrollo de enfoques agroecológicos capaces de alimentar al mundo en 2050. Su trabajo se basó en las experiencias de los países que cuentan ya con políticas en favor de la agroecología, como Cuba o Brasil; en las experiencias exitosas de diversos centros de investigación internacionales, como el Centro Mundial de Agro-silvicultura en Nairobi; y en los programas de La Vía Campesina, movimiento campesino internacional, que cuenta ya con programas de formación en agroecología.
“Podemos extender estos modelos sostenibles de agricultura y garantizar que su
aplicación beneficie de manera específica a los campesinos más pobras. Lo que
necesitamos ahora es la voluntad política necesaria para hacer que estos proyectos piloto de éxito se conviertan en políticas y programas nacionales”, dijo el Relator Especial de la ONU. A modo de conclusión, anunció que pediría al Comité de Seguridad Alimentaria Mundial, que con el tiempo se convertirá en el “Consejo de Seguridad” para la seguridad alimentaria, que tratase precisamente durante su sesión de octubre las políticas e iniciativas que permitirían extender y dar a conocer la agroecología. “Es la mejor opción que tenemos hoy por hoy. No podemos desperdiciarla”.
FIN
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Contactos de prensa:
- Olivier De Schutter (Tfno.: +32 488 48 20 04)
- Beatrice Quadranti (Tfno.: +41 22 917 9615) o Elaine Ryan (Tfno.: +41 22 917 9697)
o escriba a srfood@ohchr.org.
sábado, 25 de septiembre de 2010
LOS AGRICULTORES NECESITAN DE UN SISTEMA EDUCATIVO QUE LES AYUDE A SOLUCIONAR SUS PROBLEMAS
POLAN LACKI
Desde su origen este es un documento diferente. Este artículo es el resultado de una consulta electrónica informal realizada con el propósito de discutir cómo la educación básica podría ofrecer una contribución más efectiva al desarrollo rural en América Latina. La consulta fue innovadora en el sentido de que recogió las opiniones de los educadores e instituciones educativas, pero también de los usuarios y beneficiarios del sistema educativo. Aproximadamente 400 instituciones y personas de 19 países de la región hicieron aportes a este artículo.
El autor del texto manifiesta su más sincero agradecimiento por las valiosas contribuciones recibidas. Sin embargo, eventuales debilidades del artículo son de su exclusiva responsabilidad.
En América Latina la magnitud, complejidad y urgencia de los problemas rurales sobrepasaron, desde hace mucho tiempo, las posibilidades de los gobiernos para solucionarlos, particularmente porque intentan hacerlo a través del modelo convencional de dependencia estatal. La ineficiencia del modelo y la insuficiencia de recursos para financiarlo son cada día mas evidentes. Esta realidad está exigiendo que las familias rurales se vuelvan mas auto-dependientes en la solución de los problemas que las afectan. Desafortunadamente en la actualidad muchas de ellas no están en condiciones de hacerlo. Entre otras razones, porque no poseen los conocimientos, habilidades y actitudes necesarias para poder asumir este protagonismo; no por culpa suya evidentemente, sino porque no se les han proporcionado las oportunidades para adquirir estas competencias, ni para ejercer el referido protagonismo.
Al no poseer suficientes conocimientos, muchas familias rurales, sencillamente no pueden desarrollarse: entre otros motivos porque no logran corregir sus propias ineficiencias, mejorar su desempeño laboral e incrementar su productividad. Pero esto es apenas la primera parte del gran problema. Adicionalmente, la inadecuada formación y capacitación de los agricultores incide negativamente en la productividad o rendimiento de los demás factores de producción, que de por si ya suelen ser escasos: la tierra, los animales, las obras de infraestructura, la maquinaria y los insumos materiales. Esto significa que la ineficiencia del factor de producción más abundante (mano de obra) es una causa adicional de la insuficiencia de los factores más escasos.
Afortunadamente, aún los gobiernos con más limitaciones de recursos financieros pueden empezar a romper el círculo vicioso de la pobreza rural. Tendrán éxito en ese propósito si concentran sus esfuerzos en el desarrollo de las capacidades de los habitantes rurales, para lograr que ellos se vuelvan mas eficientes. La mayor eficiencia de los agricultores permitirá que los factores que son escasos se vuelvan más productivos… y consecuentemente menos insuficientes.
Es necesario estimular el auto-desarrollo de los habitantes rurales
Adoptando tal estrategia, la acción prioritaria de los gobiernos consistiría en crear las condiciones para desarrollar las potencialidades latentes de los ciudadanos rurales, elevar su auto-estima y estimular sus iniciativas en pro de la autogestión y del asociativismo. Todo ello, con el propósito de generar voluntades y capacidades locales de auto-desarrollo individual, familiar, productivo y comunitario.
Es necesario que los gobiernos se hagan cargo de esta nueva educación orientada a disminuir las dependencias y vulnerabilidades de las familias rurales. Porque desafortunadamente, muchos de los padres de familia no están en condiciones de enseñar a sus hijos estos nuevos conocimientos y actitudes; ya que gran parte de ellos mismos ni siquiera tuvo la oportunidad de adquirirlos. Los servicios de extensión rural tampoco han podido cumplir esta tarea de manera satisfactoria, porque están muy debilitados. Entonces ¿Quien podrá hacerlo?
Existe, afortunadamente, una institución que siempre está presente en el medio rural, generalmente impartiendo la enseñanza del primero al octavo o noveno año: la escuela básica rural.
Históricamente esta institución ha contribuido al desarrollo de las familias y las comunidades rurales. Sin embargo, ella cuenta con un enorme potencial que no ha sido aún adecuadamente aprovechado para dar una mayor y mejor contribución al siguiente objetivo: formar egresados con conocimientos, habilidades y actitudes, a fin de que ellos quieran, sepan y puedan actuar como eficientes buscadores y “aplicadores” de soluciones a los problemas existentes en el medio rural. Consecuentemente dicha escuela, previa reformulación de sus planes de estudios, se presenta como una de las instituciones con mayor potencial para asumir esta importante tarea. Entre otras razones porque:
- La escuela básica es prácticamente la única institución pública de carácter permanente que está presente en la mayoría de las comunidades rurales.
- Para muchos habitantes del campo el paso por la referida escuela es una de las más importantes oportunidades de sus vidas para adquirir las competencias que, en el mundo contemporáneo, son indispensables para sobrevivir económicamente de la agricultura.
Es necesario, por lo tanto, sacar el máximo provecho de esa gran oportunidad, porque tal medida puede ser llevada a la práctica de inmediato, inclusive por los gobiernos mas debilitados y empobrecidos.
De hecho, varios gobiernos latinoamericanos ya están promoviendo cambios para mejorar la calidad de la enseñanza básica. Sin embargo, esas reformas no están contribuyendo a satisfacer las necesidades propias de los agricultores ni a solucionar los problemas específicos del medio rural. Entre otras razones porque esta "nueva" educación apenas está formando personas con más conocimientos; pero no está formándolas con los conocimientos, habilidades, valores y actitudes adecuados a las necesidades de vida y de trabajo, que ellas enfrentan en las actividades cotidianas de sus hogares, fincas y comunidades rurales.
Aunque reconocidamente necesarias y urgentes, las reformas de la educación básica rural aún están siendo inhibidas y/o dificultadas por los siguientes problemas:
Primer Problema: Pensar que cualquier adecuación curricular depende, tal como ocurría antiguamente, de la iniciativa, de los complicados trámites administrativos y de la decisión de las altas esferas del ministerio nacional de educación. Tal desinformación inhibe las iniciativas de quienes podrían y desearían impulsar la reforma, empezándola en las propias comunidades rurales.
Afortunadamente en muchos países, los gobiernos nacionales ya han adoptado medidas de descentralización, desconcentración y delegación educativa; y los que aún no lo han hecho están empezando a hacerlo. Esta descentralización permite que gran parte de los contenidos curriculares de las escuelas básicas rurales sean diseñados a nivel municipal con la participación de la comunidad; ésta, por estar más próxima de los problemas cotidianos de la vida rural, tiene un mejor conocimiento “vivencial” de las necesidades de los habitantes del campo. Esto significa que las adecuaciones curriculares pueden ser efectuadas por las autoridades municipales y maestros de las escuelas de las propias comunidades rurales y con la participación de varias instituciones tales como las agencias de extensión, ONGs de desarrollo rural, cooperativas y asociaciones de agricultores y los integrantes de las cadenas agroalimentarias.
En el mundo contemporáneo las empresas que ofrecen productos o servicios necesitan ''consultar al cliente". Las escuelas básicas rurales también deberán hacerlo, consultando a las instituciones de su entorno. Los oferentes y demandantes de la educación municipal podrían así sacar provecho de la referida descentralización.
¿Por qué es necesaria la participación de los no educadores en el diseño de planes educativos?
Porque son precisamente ellos los que están en mejores condiciones de traer los problemas del mundo rural al interior de la escuela, a fin de que ésta enseñe contenidos que ayuden a solucionarlos. Asimismo son ellos quienes pueden proponer, con mayor realismo y objetividad, que conocimientos, habilidades y actitudes necesitan adquirir los niños rurales; para que, después de egresados, puedan ser productores rurales más eficientes y menos dependientes o vulnerables en sus relaciones con los intermediarios, las agroindustrias, los super e hipermercados y otros. Por estas razones, los problemas de la educación básica rural ya no deben ser resueltos exclusivamente por los protagonistas tradicionales del sistema centralizado de educación formal; máxime si dichos protagonistas no tienen vivencias de la problemática rural. Los no educadores, en defensa de sus propios intereses, necesitan asumir una mayor participación en el mejoramiento de la educación básica rural.
Lo anterior requiere una colaboración recíproca entre educadores y usuarios de la educación. Será más fácil lograr esa acción conjunta a nivel municipal; desde abajo hacia arriba y no necesariamente desde arriba hacia abajo; en las propias comunidades y no necesariamente en la capital del país o de la provincia/ departamento/ estado.
Segundo Problema: Con la buena intención de hacer la reforma educativa ideal, varios países latinoamericanos están invirtiendo demasiado esfuerzo y tiempo en diseñar reformas muy amplias y profundas. Estas, debido a su complejidad y alto costo, difícilmente pueden ser llevadas a la práctica, con la urgencia requerida por el mundo rural; porque los gobiernos están debilitados, “desfinanciados” y fuertemente endeudados. Mientras ello ocurre se está desperdiciando la oportunidad de hacer la reforma educativa posible.
En un mundo tan competitivo como el actual, el impacto que la reforma educativa pueda tener en el desarrollo rural dependerá, en gran medida, de la rapidez con que se la ponga en marcha. Serán premiados por las oportunidades de la globalización los agricultores de aquellos países que hagan la reforma educativa antes que los demás. Los agricultores de los países que se retrasen en la reforma serán, como de hecho ya están siendo, severamente castigados por las amenazas de la globalización.
Es por esta razón que resulta imperativo iniciar hoy la reforma que es posible hacer hoy; empezándola por aquellos cambios que, al ser más sencillos y menos dependientes de decisiones y recursos externos, no tienen motivos para que su adopción siga siendo postergada. Es recomendable iniciarla "con lo que se puede hacer y con los recursos que ya están disponibles".
Tercer Problema: Considerar que la adecuación de la educación básica rural significa asignar recursos adicionales al sistema educativo, ampliar la cobertura, incrementar la cantidad de horas, días y años de permanencia de los niños en las escuelas, instalar computadoras y mejorar la infraestructura física; así como incluir en las currícula contenidos del mundo contemporáneo (sexualidad, medio ambiente, género, drogas, derechos humanos, etc). Es evidente que estas medidas son necesarias pero debemos reconocer que ellas son insuficientes porque no contienen innovaciones que contribuyan a solucionar los problemas específicos del mundo rural. Esta mayor cantidad de conocimientos que se ofrecen descontextualizados no es suficiente para que dichas escuelas formen egresados que puedan actuar como transformadores de las realidades adversas y como generadores de soluciones para los problemas existentes en el medio rural.
Estas reformas necesitan tomar en cuenta la siguiente necesidad que es prioritaria para el mundo rural: reducir el evidente desencuentro y desconexión que actualmente existen, entre lo que se enseña en las escuelas básicas rurales y lo que los alumnos realmente necesitan y desean aprender. La elevada deserción y reprobación en el medio rural no se debe tanto a la falta de recursos o de instalaciones, o a la ineficiencia de los maestros, ni a la baja capacidad de aprendizaje de los niños; sino más bien a que los conocimientos que se enseñan son intrascendentes a su realidad. En gran medida, los alumnos rurales abandonan prematuramente la escuela, porque la educación que se les ofrece no resulta de utilidad.
Educación Rural: ¿Para qué? y ¿Para quién?
Una educación con contenidos útiles y aplicables es el factor de mayor importancia y eficacia para mejorar la calidad de vida de los seres humanos. Para la absoluta mayoría de los habitantes rurales dicha calidad de vida depende fundamentalmente de su capacidad para producir, incorporar valor y comercializar cosechas, con una eficiencia tal, que les permita elevar sus ingresos para acceder a los satisfactores que acompañan al desarrollo. En tanto no se enseñe a los niños como mejorar la eficiencia de la agricultura, y con ello la alimentación, la salud y los ingresos de los habitantes del medio rural, de poco sirve enseñarles aquellos temas urbanos, abstractos y lejanos que les son intrascendentes.
Debido a su temprana incorporación a las actividades agrícolas del núcleo familiar, los estudiantes rurales cuentan con un tiempo limitado para frecuentar la escuela. Es necesario optimizar este tiempo, eliminando de los currícula algunos contenidos que son irrelevantes y descontextualizados de la realidad rural; reemplazándolos por otros que, al ser diseñados a partir de las necesidades propias del mundo rural, tengan mayor utilidad y aplicabilidad en la solución de los problemas allí existentes. Estas escuelas rurales no pueden seguir siéndolo apenas en el nombre. Ellas necesitan adquirir personalidad propia y ser rurales en los contenidos, en los métodos, en las actitudes, comportamientos y valores.
Todo lo anterior recomienda "agriculturalizar" y "ruralizar" sus planes de estudios, incluyendo en ellos contenidos, teóricos y prácticos, sobre aspectos de producción agrícola, procesamiento, conservación y comercialización de productos agropecuarios, administración rural, desarrollo comunitario, organización de los agricultores y cooperativismo, higiene, prevención de enfermedades y primeros auxilios, huertos familiares, alimentación y nutrición, educación familiar, etc.
Aunque los recursos sean aparentemente muy escasos, no se puede ignorar que la mayor riqueza educativa se encuentra en las propias escuelas básicas. La enseñanza de valores, actitudes y comportamientos necesarios para formar al nuevo ciudadano rural puede apoyarse sólidamente a través que lo que se denomina "curriculum invisible" o "curriculum oculto". Su explicitación y planificación es una tarea que con pocos o ningún recurso externo, puede llevarse a la práctica. En muchos casos es posible obtener valiosos resultados educativos aprovechando los ejemplos positivos existentes en el entorno de la escuela. Tales ejemplos permiten enseñar valores deseables, buenos hábitos y costumbres personales y familiares, actitudes de solidaridad, mejores prácticas productivas y comerciales; y a través de estas referencias, lograr cambios significativos en los educandos.
Capacitación in situ y práctica del auto-estudio
El mundo rural contemporáneo requiere que el agricultor sea independiente, deseoso de superarse, creativo, solidario y cooperador, eficiente en el uso de los recursos, cuidadoso del ambiente, consciente de los derechos y deberes propios y de terceros. También requiere líderes rurales, capaces de transformar su realidad productiva y comunitaria con calidad y eficiencia. Asimismo se requiere formar nuevas habilidades motrices e intelectuales, con el fin de preparar mejor a los agricultores para la solución de sus problemas cotidianos. Para contribuir al logro de estos objetivos se tiene que crear una cultura y un ambiente escolar que permitan el aprendizaje y el "cultivo" de estas actitudes, valores y comportamientos en la vida cotidiana de la escuela. Es necesario que exista coherencia entre lo que se predica y lo que se practica en las actividades escolares. Afortunadamente muchas de estas innovaciones no requieren de decisiones gubernamentales de alto nivel; pues dependen de los valores, las actitudes y comportamientos de alumnos, profesores y directivos en la escuela.
Es evidente que la reforma educativa requiere de la actualización o recalificación de los profesores de dichas escuelas, para transformarlos en formadores de los futuros agentes de auto-desarrollo de las familias rurales. Para ello se requiere la concurrencia de los gobiernos en el financiamiento de este proceso de capacitación. También se requiere la participación de las facultades de agricultura y de pedagogía y de los servicios de extensión rural, en el diseño de programas y materiales que se necesitan para la capacitación de los docentes in situ; porque esta capacitación deberá ser realizada en servicio, con el fin de reducir la necesidad de alejarnos de sus actividades. Estas instituciones – gobiernos, universidades y servicios de extensión rural – podrían también colaborar en el desarrollo de textos sobre desarrollo agrícola y rural, en la capacitación de maestros y en brindarles informaciones sobre direcciones de E-Mail y de páginas Web. A través de estas medidas, de fácil adopción, podrían disponer de material bibliográfico adecuado a sus necesidades y estudiar en sus propios municipios.
¿Que tipo de educación necesitan los agricultores y el mundo rural?
Al "agriculturalizar" y "ruralizar" los planes de estudios de las referidas escuelas, los futuros agricultores tendrían conocimientos y actitudes que les ayudarían a asumir un mayor y más eficiente protagonismo en la corrección de las ineficiencias de la agricultura y del agronegocio. Otorgando a las familias rurales esta nueva educación, todos los instrumentos clásicos de desarrollo rural – infraestructura, maquinaria, créditos, insumos modernos, garantías de comercialización, servicios sociales, etc. – serían más eficaces, al ser utilizados con mayor eficiencia por sus beneficiarios.
Es conveniente recalcar que la deseable universalización de la educación debe tomar en cuenta el contexto en el cual se aplica y los intereses de las familias y las comunidades rurales. En nombre de una universalización mal entendida se ha "educado" a los niños del medio rural para que admiren un mundo que no es el suyo, con toda la carga de valores e ilusiones que esto significa. Cuando crezcan, evidentemente creerán que su realización personal deberá ser buscada y encontrada fuera del medio rural. Las consecuencias de esta equivocación se manifiestan a través del éxodo rural que produce la deplorable miseria imperante en las periferias urbanas. El mundo rural necesita de escuelas básicas que valoren y dignifiquen a los agricultores; que enseñen a los niños a identificar los recursos y las oportunidades de desarrollo existentes en su propio medio; que les enseñen a transformar las potencialidades allí existentes en actividades económicamente rentables que generen trabajo e ingresos para sus familias, en sus propias unidades productivas y comunidades.
En resumen, el mundo rural está necesitando de una educación básica rural más realista e objetiva; con contenidos curriculares más pertinentes y más funcionales a las necesidades laborales, productivas y familiares que caracterizan el medio rural. En otras palabras, una educación con contenidos más útiles, que las familias rurales puedan aplicar en la solución de sus problemas cotidianos… y con métodos que desarrollen las potencialidades latentes de los niños de estas comunidades y les ayuden a transformarse en eficientes protagonistas del agronegocio y del desarrollo rural.
Para concluir, un testimonio alentador:
“En el trabajo voluntario que ejecuto en las escuelas rurales he recibido poco reconocimiento y apoyo institucional. En compensación, no logro describir mi satisfacción cuando, al ingresar en dichas escuelas, veo la sonrisa de los niños y la bulla que ellos hacen. Tal vez porque saben que los sacaré del aburrimiento del aula y los llevaré al campo para que aprendan a hacer cosas útiles, ejecutándolas ellos mismos; o tal vez porque voy a abordar temas que dan respuestas a sus aspiraciones e intereses. Que Dios bendiga a los niños… y también a aquellos que se preocupan en desarrollar sus potencialidades y ofrecerles oportunidades para que ellos mismos puedan solucionar sus problemas. (Zootecnista Manoel Simões de Barros, Extensionista de la EMATER-MG en el municipio de Ponte Nova, estado de Minas Gerais - Brasil.)”
Anexo:
Posibles etapas para una reforma con participación popular
1) Constituir un Comité Municipal de Educación Rural-CMER-organismo colegiado que encabe-zaría el proceso de reforma de la educación básica rural. Es recomendable que este comité lo integren, entre otros, representantes de los productores agropecuarios, de los padres de los alumnos, de las agencias gubernamentales responsables del desarrollo rural y del ministerio de educación nacional o provincial/ departamental/ estatal. Será conveniente que el Comité sea presidido por el alcalde municipal.
2) Reunir a padres de familia, agricultores, instituciones de educación, agencias de desarrollo rural, ONGs y otras relacionadas con este tema, para proponerles una acción conjunta de reforma curricular; y para escuchar sus opiniones y expectativas sobre la formación de los graduados. Al convocarlos para la reunión será conveniente que el CMER les adjunte una propuesta preliminar de reforma curricular con el fin de que ellos estén mejor informados para discutir el tema. Es recomendable que en esta reunión se empleen métodos que garanticen la participación de todos los asistentes; entre otras razones porque de ello dependerá el grado de compromiso que asumirán al momento de ejecutar la reforma. Al final de la reunión deberá redactarse una acta de las deliberaciones y nombrarse una comisión provisoria que elaborará una propuesta de reforma del programa de estudios. Esta etapa puede realizarse individualmente en cada escuela, con grupos de ellas o con todas las escuelas rurales del municipio, dependiendo de las condiciones locales. Lo importante es que puedan participar los agricultores y los padres de familia de todas las comunidades de cada escuela.
3) En base a las opiniones recogidas en la(s) reunión(es) la comisión nombrada para la elaboración del programa de estudios lo diseñará y someterá a la aprobación del referido CMER.
Ofrecimiento: críticas a este artículo y solicitudes de textos gratuitos que fundamentan su contenido serán bienvenidos a través de las siguientes direcciones de e-mails:
- Polan.Lacki@uol.com.br
- Polan.Lacki@onda.com.br
Páginas Web de Polan Lacki:
- http://www.polanlacki.com.br
- http://www.polanlacki.com.br/agroesp
martes, 21 de septiembre de 2010
AGRICULTURA ECOLÓGICA, NO SIEMPRE LA MEJOR OPCIÓN
La agricultura ecológica es buena para el medio ambiente y la salud, pero ¿podría alimentar a toda la humanidad? Diversos estudios científicos han demostrado que la agricultura ecológica aumenta la cantidad y variedad de especies. Sin embargo, dos recientes investigaciones matizan el alcance de sus beneficios para la biodiversidad y cuestionan su potencial para abastecer a una humanidad en plena expansión. Los consumidores son esenciales en esta cuestión, ya que de su dieta podría depender aplicar uno u otro modelo de producción.
ENVIADO POR: ECOTICIAS.COM / RED / AGENCIAS, 20/09/2010, 12:33 H
La agricultura ecológica, también conocida como orgánica o biológica, contribuye a incrementar la biodiversidad. Así lo han constatado diversos estudios, como el publicado en 2005 en el Journal of Applied Ecology. Sus responsables cuantificaron un 30% más de especies en los terrenos cultivados al estilo ecológico que en las fincas convencionales. Estos datos resultan coherentes cuando se observan los métodos utilizados por unos y otros. En la agricultura industrial, se tiende a las grandes extensiones de monocultivos y el uso intensivo de pesticidas y fertilizantes químicos, al contrario que en los cultivos ecológicos.
Sin embargo, dos estudios recientes, publicados en la también revista científica Ecology Letters, matizan los trabajos anteriores. En uno de los artículos, sus responsables, un equipo de la Universidad de Leeds (Reino Unido), asegura que el aumento de la biodiversidad gracias a la agricultura ecológica es más bajo de lo que se pensaba: un poco más del 12% que la agricultura convencional. En cuanto al rendimiento de las granjas orgánicas, es menor de la mitad que sus homólogas convencionales.
El director del equipo, Tim Benton, prevé que durante los próximos cuarenta años el aumento de la población requerirá duplicar la producción de alimentos en todo el mundo. Los resultados del estudio, afirma Benton, muestran que para producir la misma cantidad de alimentos en el Reino Unido con el sistema orgánico, se tendría que utilizar el doble de la cantidad de tierra que necesita la agricultura convencional.
Por ello, según Benton, no es sostenible promover la agricultura ecológica como el mejor o único método para la agricultura. Para satisfacer las demandas futuras de la producción de alimentos, habrá que mantener la agricultura más productiva de la forma más intensiva posible. Para preservar la vida silvestre habría que confiar en las reservas protegidas, añade.
Ahora bien, el estudio no descarta el uso de la agricultura ecológica. Según Benton, puede ser útil para las zonas menos productivas del Reino Unido, sobre todo, si se ofrecen incentivos a los agricultores para que coordinen su actividad, junto con el máximo beneficio para la vida silvestre en un área más grande.
Para llegar a estas conclusiones, los científicos de Leeds compararon 32 granjas convencionales y ecológicas, y 192 campos individuales de dos áreas del centro suroeste de Inglaterra y los Midlands del Norte, y tuvieron en cuenta más de 30 variables como el clima, la topografía, las condiciones socio-económicas o el uso y el tipo del suelo. En cuanto a la biodiversidad estudiada, se analizó a los pájaros, insectos, lombrices de tierra y plantas.
Buscar la mejor combinación posible
La otra investigación, realizada por un equipo de las universidades inglesas de Leeds y York, no es tan drástica como la de sus compañeros. En este caso, señalan que una combinación óptima de zonas agrícolas convencionales y otra pensada de forma específica para la vida silvestre podría ser la mejor manera de mantener la producción de alimentos y conservar la biodiversidad.
Los resultados del trabajo sugieren que la agricultura ecológica es mejor cuando su rendimiento es alto y utiliza la tierra con un valor bajo para la vida silvestre. La agricultura convencional es mejor cuando los rendimientos orgánicos son bajos y se separa de la vida silvestre de alto valor.
Uno de los autores del estudio, Chris Thomas, de la Universidad de York, recuerda la dificultad de elaborar las mejores estrategias para minimizar el impacto ambiental de la producción de alimentos en un contexto global. Según este experto, si se aplicase el método ecológico a la agricultura en Europa, se tendrían que importar más alimentos. De esta manera, en otros países se aumentaría la superficie de tierra dedicada al cultivo, o cuando menos la intensidad, y por tanto, se aceleraría la pérdida de biodiversidad en otras partes del mundo.
El investigador principal del trabajo, Jenny Hodgson, también de la Universidad de York, sugiere que se deberían pensar nuevos sistemas para incentivar la producción agrícola y el respeto al medio ambiente, como asociaciones de agricultores vecinos para restaurar hábitats o la colaboración con organizaciones de conservación.
El trabajo, según sus responsables, es el primero en estudiar qué combinación es la mejor para sacarle más rendimiento a las cosechas a la vez que se protege a las especies en Reino Unido. Para ello midieron y compararon la cantidad de especies de mariposas en granjas ecológicas, convencionales y reservas naturales en 16 localidades del sur de Inglaterra. Las mariposas son un buen bioindicador por su sensibilidad a los pequeños cambios en el hábitat.
Agricultura ecológica sí, pero con otra dieta
La cuestión no sería agricultura ecológica sí o no. Según Philip Jones, economista agrícola de la Universidad de Reading, y autor de una investigación sobre la la agricultura ecológica en Inglaterra y Gales, todo depende de cómo se formule la cuestión. Si la pregunta es si podría producir la misma cantidad de alimentos que la agricultura convencional, la respuesta es, casi seguro, que no. La agricultura orgánica no puede cubrir la demanda actual de las dietas occidentales, ricas en proteínas animales.
Sin embargo, si la pregunta es si la agricultura orgánica puede proporcionar suficientes nutrientes para que la población de todo el mundo logre una dieta equilibrada, la respuesta más probable es que sí, aunque obligaría a mucha gente a cambiar su dieta. Las proteínas deberían tener un mayor origen vegetal. En particular, habría que consumir menos carne y productos lácteos y más frutas y hortalizas. También sería necesario sustituir la producción industrial de carne de cerdo y aves de corral por la de ternera y cordero alimentada con hierba.
Ahora bien, este experto también reconoce que el rendimiento de la agricultura orgánica tendría que aumentar de manera significativa si se cumplen las predicciones como las de Naciones Unidas, que señala un incremento de la población mundial del 32% para 2050 (de 6,9 a 9,1 miles de millones de personas) y el aumento de la riqueza de muchos países en desarrollo. Aquí entraría también otro debate interesante: ¿el planeta será capaz de albergar tanta gente?
ALEX FERNÁNDEZ MUERZA - www.consumer.es – EROSKI
sábado, 18 de septiembre de 2010
LA VIA CAMPESINA NOS CONVOCA
Si en septiembre de 2003 organizaciones rurales de todo el mundo, ante la reunión ministerial de la OMC en Cancún gritaban Fuera la OMC de la agricultura, ahora claman Campesinos y campesinas enfriamos el planeta. Si hace siete años lograron en buena medida descarrilar la cumbre librecambista, ahora lo que pretenden es encarrilar la 16 Conferencia de las Partes (COP16) de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, a celebrarse en ese puerto del Caribe mexicano del 29 de noviembre al 10 de diciembre próximos. Encarrilarla dentro de los marcos de los derechos de los pueblos y de la madre tierra y no del capitalismo, que cada vez más revela su carácter devastador de la naturaleza, de las comunidades, de los saberes, del espíritu de las personas.
Hace dos semanas las organizaciones de la Vía Campesina, región Norteamérica, se reunieron en El Paso, Texas. Ahí delinearon un claro programa de movilizaciones rumbo a la COP16 de Cancún. El objetivo de sus acciones es múltiple:
Se proponen desmantelar las falsas soluciones al cambio climático propuestas por el gran capital y los gobiernos a él subordinados. Denunciar el mercado en que se han convertido las negociaciones climáticas: subasta de pagos para seguir contaminando, especulación con los bonos de carbono, venta de falsas soluciones por empresas como Monsanto.
Buscan difundir ampliamente los cinco factores por los que la agricultura industrial contribuye al cambio climático: el transporte mundial de alimentos a largas distancias; la imposición de los medios industriales de producción agropecuaria; la mecanización a ultranza; los agroquímicos, la geoingeniería. Consecuentemente, la destrucción de la biodiversidad y capacidad para captar carbono y la conversión de tierra y bosques en zonas no agrícolas. Así, la actividad agrícola se transforma de productora a consumidora de energía.
Al mismo tiempo, la Vía Campesina se propone plantear a la opinión pública global un ofrecimiento muy claro: si se apoya a la agricultura campesina, ésta puede ser uno de los factores decisivos para enfriar el planeta. La agricultura campesina, además de contribuir positivamente al equilibrio de carbono, proporciona 2 mil 800 millones de puestos de trabajo en el mundo, a la vez que va construyendo soluciones a la crisis alimentaria actual. La investigación científica demuestra que los pueblos campesinos e indígenas pueden reducir las emisiones globales actuales al 75 por ciento, gracias a su producción diversificada a pequeña escala, la expansión de los mercados locales y el manejo integral del suelo, el bosque y el agua.
El referente de las movilizaciones de la Vía Campesina es la Confererencia Mundial sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, celebrada en Cochabamba, Bolivia, en abril pasado. En ella, 35 mil representantes de organizaciones rurales de todo el mundo construyeron el Acuerdo de los Pueblos. Sus pilares son el respeto a los derechos de los pueblos campesinos e indígenas, y los derechos de la madre tierra, así como la soberanía alimentaria. Su colaboración, las miles de soluciones al cambio climático, a la pobreza y a la desnutrición con base en modelos de producción y consumo alternativos al capitalista, basados en la justicia, la solidaridad, el fortalecimiento de las comunidades y el cuidado del medio ambiente. Por todo esto proponen que la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático adopte las demandas de este Acuerdo de los Pueblos y no el Entendimiento de Copenhague, mediocre documento de compromiso, de muy débil exigencia.
Para exponer a la opinión pública global sus críticas y sus propuestas es que la Vía Campesina ha organizado este ciclo de movilizaciones. Comenzará con caravanas de toda Norteamérica que partirán del centro y el occidente de México hasta Cancún. En este puerto, junto con muy diversas organizaciones efectuará el foro alternativo global Por la vida, la justicia ambiental y social, en los mismos días del encuentro oficial.
Pero la discusión de este tema, que compromete el presente y el futuro cercano de la humanidad y toda la comunidad de los seres vivos, no puede circunscribirse a Cancún, ni a las solas organizaciones campesinas e indígenas. Es necesario que, ante las informaciones oficiales y oficialistas sobre la conferencia, las organizaciones que buscan otro mundo posible desplieguen un intenso esfuerzo de comunicación y de diálogo, para que la ciudadanía de todo el planeta vaya entendiendo lo que está en juego y las alternativas que se proponen. Para lograrlo, es necesario organizar miles de Cancunes, como señala la Vía Campesina. Abrir foros paralelos de información y discusión en las más localidades posibles. Converger el 7 de diciembre con acciones de protesta en rechazo a las falsas soluciones, que lucran con el calentamiento global y la destrucción de especies vivientes. Promover por todos lados encuentros y articulaciones de personas y de comunidades para generar, desde abajo, la conciencia que detenga el cambio climático y haga posible una nueva Tierra.
Parafraseando aquel viejo comercial, la Vía Campesina nos convoca a que, si no podemos ir a Cancún, cuando menos hagamos nuestro Cancún hasta en la azotea.
Hace dos semanas las organizaciones de la Vía Campesina, región Norteamérica, se reunieron en El Paso, Texas. Ahí delinearon un claro programa de movilizaciones rumbo a la COP16 de Cancún. El objetivo de sus acciones es múltiple:
Se proponen desmantelar las falsas soluciones al cambio climático propuestas por el gran capital y los gobiernos a él subordinados. Denunciar el mercado en que se han convertido las negociaciones climáticas: subasta de pagos para seguir contaminando, especulación con los bonos de carbono, venta de falsas soluciones por empresas como Monsanto.
Buscan difundir ampliamente los cinco factores por los que la agricultura industrial contribuye al cambio climático: el transporte mundial de alimentos a largas distancias; la imposición de los medios industriales de producción agropecuaria; la mecanización a ultranza; los agroquímicos, la geoingeniería. Consecuentemente, la destrucción de la biodiversidad y capacidad para captar carbono y la conversión de tierra y bosques en zonas no agrícolas. Así, la actividad agrícola se transforma de productora a consumidora de energía.
Al mismo tiempo, la Vía Campesina se propone plantear a la opinión pública global un ofrecimiento muy claro: si se apoya a la agricultura campesina, ésta puede ser uno de los factores decisivos para enfriar el planeta. La agricultura campesina, además de contribuir positivamente al equilibrio de carbono, proporciona 2 mil 800 millones de puestos de trabajo en el mundo, a la vez que va construyendo soluciones a la crisis alimentaria actual. La investigación científica demuestra que los pueblos campesinos e indígenas pueden reducir las emisiones globales actuales al 75 por ciento, gracias a su producción diversificada a pequeña escala, la expansión de los mercados locales y el manejo integral del suelo, el bosque y el agua.
El referente de las movilizaciones de la Vía Campesina es la Confererencia Mundial sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, celebrada en Cochabamba, Bolivia, en abril pasado. En ella, 35 mil representantes de organizaciones rurales de todo el mundo construyeron el Acuerdo de los Pueblos. Sus pilares son el respeto a los derechos de los pueblos campesinos e indígenas, y los derechos de la madre tierra, así como la soberanía alimentaria. Su colaboración, las miles de soluciones al cambio climático, a la pobreza y a la desnutrición con base en modelos de producción y consumo alternativos al capitalista, basados en la justicia, la solidaridad, el fortalecimiento de las comunidades y el cuidado del medio ambiente. Por todo esto proponen que la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático adopte las demandas de este Acuerdo de los Pueblos y no el Entendimiento de Copenhague, mediocre documento de compromiso, de muy débil exigencia.
Para exponer a la opinión pública global sus críticas y sus propuestas es que la Vía Campesina ha organizado este ciclo de movilizaciones. Comenzará con caravanas de toda Norteamérica que partirán del centro y el occidente de México hasta Cancún. En este puerto, junto con muy diversas organizaciones efectuará el foro alternativo global Por la vida, la justicia ambiental y social, en los mismos días del encuentro oficial.
Pero la discusión de este tema, que compromete el presente y el futuro cercano de la humanidad y toda la comunidad de los seres vivos, no puede circunscribirse a Cancún, ni a las solas organizaciones campesinas e indígenas. Es necesario que, ante las informaciones oficiales y oficialistas sobre la conferencia, las organizaciones que buscan otro mundo posible desplieguen un intenso esfuerzo de comunicación y de diálogo, para que la ciudadanía de todo el planeta vaya entendiendo lo que está en juego y las alternativas que se proponen. Para lograrlo, es necesario organizar miles de Cancunes, como señala la Vía Campesina. Abrir foros paralelos de información y discusión en las más localidades posibles. Converger el 7 de diciembre con acciones de protesta en rechazo a las falsas soluciones, que lucran con el calentamiento global y la destrucción de especies vivientes. Promover por todos lados encuentros y articulaciones de personas y de comunidades para generar, desde abajo, la conciencia que detenga el cambio climático y haga posible una nueva Tierra.
Parafraseando aquel viejo comercial, la Vía Campesina nos convoca a que, si no podemos ir a Cancún, cuando menos hagamos nuestro Cancún hasta en la azotea.
CAMPESINOS PRESENTAN VENTAJAS DE LA AGROECOLOGÍA EN ALAGOAS
La Feria de la Reforma Agraria ya forma parte del calendario comercial y cultural de la ciudad de Maceió, en Alagoas, región nordeste brasileña. Para la 11ª edición de la feria, fueron preparadas más de doscientas barracas. La integrante de la coordinación del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), Débora Nunes, considera que, además de generar renta para los productores, la feria es una demostración de las ventajas de producir alimentos de manera sustentable.
“Es la materialización de todo el proceso de lucha por la reforma agraria y de sus resultados, a través de la producción de asentados y acampados. Son productos sin veneno, producidos a partir de una matriz agroecológica que respeta al medio ambiente, la vida y se preocupa con el consumidor.”
Los análisis más recientes realizados por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), divulgados en 2009, apuntan que la agricultura familiar es la responsable por la seguridad alimentaria de los brasileños. Las pequeñas propiedades son responsables por emplear el 75% de los trabajadores rurales que producen 70% de los porotos y 58% de la leche consumida en el país. Débora defiende que esos números sean confrontados con los datos del agronegocio.
“Los dos grandes proyectos, los dos grandes modelos que se enfrentan son la gran agricultura, basada en el agronegocio, en las grandes extensiones de tierra y en el monocultivo dirigido básicamente a la exportación, y la agricultura familiar, producida por los campesinos, asentados y pequeños agricultores. En Alagoas son los pequeños agricultores que detienen las plantaciones que producen el alimento que llega a la mesa del trabajador.”
De San Pablo, Brasil, de la Radioagencia NP, Dafne Mello
jueves, 16 de septiembre de 2010
UNA NUEVA ERA. UNA NUEVA SOCIEDAD
Una nueva Era. Una nueva sociedad
Poner fin al ecocida sistema capitalista, es tan necesario como urgente. Es la única vía valedera para lograr estabilizar el clima del planeta en el que habitamos, es el único camino posible para preservar y restaurar los ecosistemas arrasados por la codicia humana o en vías de devastación total y ofrecer la posibilidad de tener una vida digna a los miles de millones de seres humanos que ahora no la tienen.
Con el aumento constante de la emisión de gases de efecto invernadero, la modificación de la mayor parte de la estructura vegetal, la contaminación del agua y otros tantos factores que hemos introducido al complejo sistema que mantiene la vida en la Tierra tal como la conocemos, hemos activado incontables eco-bombas de tiempo.
Calamos tan hondo en el ecosistema planetario, que modificamos el ritmo de la naturaleza. Tanto que iniciamos una nueva Era geológica, a la que por su origen humano algunos llaman Antropoceno, aunque consideramos que sería mejor pensar en un nombre mas apropiado, ya que el origen está mas emparentado con las características ambientalmente dañinas del sistema económico-político capitalista, preponderante en este momento de la historia humana, que con el Ser Humano como especie.
Muchas de esas eco-bombas ya han explotado y sus devastadores efectos encienden las luces de alarma de una sociedad en la que predomina una inocente inconciencia colectiva, totalmente funcional a este sistema predador y codicioso. Una sociedad encandilada por el brillo de los medios desarrollados por los dueños del mercado, para mantenernos presos de una forma de vida basada en el consumo de sus productos. Pero muchísimas otras permanecen activas, a la expectativa, a punto de detonar en cualquier momento. Y no solo no estamos haciendo nada por desactivarlas, sino que día a día las hacemos mas poderosas.
De continuar por este camino, los huracanes, las sequías e inundaciones, los incendios forestales, la desertización de los suelos y todos los demás efectos del calentamiento global que hemos visto hasta ahora, no serán nada. El cambio climático es como una bola de nieve que a medida que cae por la ladera de la montaña se va agrandando cada vez mas. Si no cambiamos drásticamente nuestro modo de vida, de relacionarnos con la naturaleza, lo peor está por venir.
Y lo peor del Cambio Climático, lo que viene, no lo veremos por televisión como ha ocurrido hasta ahora para muchos de nosotros, sino que lo viviremos en carne propia estemos donde estemos, porque afectará en forma directa a todos y cada uno de los habitantes del planeta.
Caminamos por la cornisa. Nos debatimos entre un futuro realmente complicado, con muchas posibilidades de ser terminal para la especie humana, como ya lo ha sido para muchas otras, y la posibilidad de implementar un cambio radical y a escala global que nos permita detener este proceso suicida que hemos estado alimentando durante los últimos siglos.
El Ecosocialismo se esgrime como una alternativa plausible, una nueva corriente que puede impulsar los vientos de cambio necesarios par para iniciar un proceso mediante el cual iniciemos una nueva Era, esta vez si, teniendo en cuenta a la naturaleza como parte de nuestra evolución, como compañera, como amiga, como Madre. Una nueva Era a la que ojalá podamos llamar el Oiko-ceno, el Eco-ceno o algún otro nombre emparentado al reencuentro del Hombre con la Madre Tierra.
Nos reencontramos la próxima semana, con una nueva entrega de esta publicación.
Ricardo Natalichio
Director de EcoPortal.net
rdnatali@ecoportal.net
www.ecoportal.net
Poner fin al ecocida sistema capitalista, es tan necesario como urgente. Es la única vía valedera para lograr estabilizar el clima del planeta en el que habitamos, es el único camino posible para preservar y restaurar los ecosistemas arrasados por la codicia humana o en vías de devastación total y ofrecer la posibilidad de tener una vida digna a los miles de millones de seres humanos que ahora no la tienen.
Con el aumento constante de la emisión de gases de efecto invernadero, la modificación de la mayor parte de la estructura vegetal, la contaminación del agua y otros tantos factores que hemos introducido al complejo sistema que mantiene la vida en la Tierra tal como la conocemos, hemos activado incontables eco-bombas de tiempo.
Calamos tan hondo en el ecosistema planetario, que modificamos el ritmo de la naturaleza. Tanto que iniciamos una nueva Era geológica, a la que por su origen humano algunos llaman Antropoceno, aunque consideramos que sería mejor pensar en un nombre mas apropiado, ya que el origen está mas emparentado con las características ambientalmente dañinas del sistema económico-político capitalista, preponderante en este momento de la historia humana, que con el Ser Humano como especie.
Muchas de esas eco-bombas ya han explotado y sus devastadores efectos encienden las luces de alarma de una sociedad en la que predomina una inocente inconciencia colectiva, totalmente funcional a este sistema predador y codicioso. Una sociedad encandilada por el brillo de los medios desarrollados por los dueños del mercado, para mantenernos presos de una forma de vida basada en el consumo de sus productos. Pero muchísimas otras permanecen activas, a la expectativa, a punto de detonar en cualquier momento. Y no solo no estamos haciendo nada por desactivarlas, sino que día a día las hacemos mas poderosas.
De continuar por este camino, los huracanes, las sequías e inundaciones, los incendios forestales, la desertización de los suelos y todos los demás efectos del calentamiento global que hemos visto hasta ahora, no serán nada. El cambio climático es como una bola de nieve que a medida que cae por la ladera de la montaña se va agrandando cada vez mas. Si no cambiamos drásticamente nuestro modo de vida, de relacionarnos con la naturaleza, lo peor está por venir.
Y lo peor del Cambio Climático, lo que viene, no lo veremos por televisión como ha ocurrido hasta ahora para muchos de nosotros, sino que lo viviremos en carne propia estemos donde estemos, porque afectará en forma directa a todos y cada uno de los habitantes del planeta.
Caminamos por la cornisa. Nos debatimos entre un futuro realmente complicado, con muchas posibilidades de ser terminal para la especie humana, como ya lo ha sido para muchas otras, y la posibilidad de implementar un cambio radical y a escala global que nos permita detener este proceso suicida que hemos estado alimentando durante los últimos siglos.
El Ecosocialismo se esgrime como una alternativa plausible, una nueva corriente que puede impulsar los vientos de cambio necesarios par para iniciar un proceso mediante el cual iniciemos una nueva Era, esta vez si, teniendo en cuenta a la naturaleza como parte de nuestra evolución, como compañera, como amiga, como Madre. Una nueva Era a la que ojalá podamos llamar el Oiko-ceno, el Eco-ceno o algún otro nombre emparentado al reencuentro del Hombre con la Madre Tierra.
Nos reencontramos la próxima semana, con una nueva entrega de esta publicación.
Ricardo Natalichio
Director de EcoPortal.net
rdnatali@ecoportal.net
www.ecoportal.net
miércoles, 15 de septiembre de 2010
EDUCACION EN PROFUNDA CRISIS
Educación en profunda crisis: es necesario empezar
todo o casi todo de nuevo
Polan Lacki
En América Latina estamos sufriendo, antiguas, muy dolorosas y crecientes, consecuencias de un factor de anti-desarrollo que está demostrando tener una extraordinaria fuerza para frenar y hasta anular los esfuerzos que están realizando los ciudadanos, las instituciones, las empresas y los gobiernos para promover el desarrollo económico y social de nuestros países. Lo paradójico es que dicho factor es una institución históricamente valorada, apreciada y reconocida por la opinión pública, pero que con el pasar de los años está deteriorando su imagen porque sus integrantes permanecen con los ojos cerrados y los oídos tapados, a pesar de los daños que, por acción o por omisión, está causándole al desarrollo, a la prosperidad y al bienestar de nuestros habitantes.
Me refiero a la pésima calidad de nuestra educación y muy particularmente a la incongruencia existente entre lo qué y cómo nuestro anacrónico sistema de educación primaria, secundaria y terciaria está enseñando y lo qué y cómo debería enseñar para que los educandos puedan mejorar sus principios, valores, actitudes, conocimientos y competencias; y con ello tener un mejor desempeño en la vida personal, familiar, laboral, empresarial y cívico-comunitaria. Con pocas excepciones, nuestras instituciones educativas han llegado a tal nivel de deterioro que no podemos seguir aceptándolo; su reconstrucción tiene que ser - en la práctica y no en la repudiable prédica demagógica - la más urgente prioridad de cada gobierno municipal, provincial y nacional. Porque, hablando objetivamente, no existen motivos para aceptar que todos los ciudadanos de cada país, directa o indirectamente, sigamos siendo afectados y penalizados por una educación disfuncional que insiste en enseñarnos contenidos descontextualizados que en gran parte son irrelevantes y poco utilizables; además de ser enseñados en forma muy teórica, abstracta, aburrida y mínimamente vinculada a las necesidades de vida y de trabajo de los educandos. Principalmente si consideramos que el mundo moderno está necesitando, desesperadamente, una educación más pragmática cuyos contenidos los educandos puedan utilizar y aplicar en la corrección de sus propias ineficiencias, como estrategia para que puedan solucionar los problemas que enfrentan en sus vidas cotidianas y ofrecer una mayor y mejor contribución al desarrollo de sus comunidades y de sus países.
¿Reformas cosméticas para "mantener las apariencias"
o reformas profundas para cambiar de verdad?
Las autoridades educativas deben abandonar, de una vez por todas, las inocuas reformas cosméticas que han estado realizando, año tras año, durante las últimas décadas. Porque tales reformas están engañando a los educandos y condenándolos al desempleo y al fracaso como personas, como padres de familia, como trabajadores, como emprendedores y como miembros de sus comunidades. Es por esta razón de fondo que los ministerios nacionales y las secretarias provinciales/departamentales y municipales de educación deben promover reformas educativas profundas y radicales que produzcan resultados concretos e inmediatos: en la formación y capacitación (más pragmática, funcional y práctica) de los docentes, en los contenidos curriculares, en los métodos pedagógicos, en la administración de las escuelas y en su relacionamiento con los padres de familia, con las comunidades y con el mercado laboral. Asimismo deben promover reformas que modifiquen los generosos calendarios escolares (con 4 horas de clases al día, 8 meses de clases al año y aún así llenos de celebraciones, asambleas, pre-feriados, pos-feriados, paros y huelgas). Estas generosidades son inaceptables porque si necesitamos que los alumnos aprendan más y mejor es indispensable que los profesores les enseñen más y mejor.
Todos los educandos deben ser formados para que puedan actuar
como ciudadanos ejemplares
Con tal fin esta nueva educación deberá estar orientada a motivar y "empoderar" a los educandos para que quieran, sepan y puedan ser más eficientes y más autodependientes solucionadores de sus propios problemas. Una educación que les enseñe cómo elevar su productividad y su capacidad para generar más riquezas e ingresos familiares, como prerrequisitos para empezar a reducir la pobreza en la cual vive la mayoría de los educandos. Si queremos erradicar la pobreza no podemos seguir formando ciudadanos pasivos y dependientes de los simplistas programas paternalistas de regalar dinero a los pobres; porque éstos son pobres en dinero, porque son pobres en conocimientos, que sus padres y especialmente el sistema de educación no les proporcionaron. Estos paliativos populistas están destruyendo la dignidad de los pobres y condenándolos al fatalismo, a la pasividad, a la ociosidad, a los vicios y conduciéndolos a una miseria que, con la "ayuda" del ganar sin trabajar, se vuelve irreversible. El sistema de educación debe formar y capacitar una nueva generación de ciudadanos, que posean los principios, los valores, las actitudes y las competencias necesarias para que ellos mismos puedan evitar/corregir/eliminar los errores e ineficiencias que están cometiendo, porque generalmente son estos los principales causantes de su propio subdesarrollo. Una educación funcional y de buena calidad debe tener como objetivo y estrategia convertirlos en ciudadanos más honrados, más honestos, más responsables, más conscientes de sus deberes, más creativos, más productivos, más emprendedores, más solidarios y más activos y eficientes protagonistas en la solución de sus problemas personales, familiares, laborales y comunitarios.
Los ministros y secretarios de educación deben tener
"hojas de vida" que los recomienden.
Por una cuestión de coherencia esta educación innovadora requiere de autoridades educativas que también tengan actitudes y procedimientos innovadores y ojalá revolucionarios. Los puestos de ministros nacionales y de secretarios provinciales/departamentales y municipales de educación ya no pueden seguir siendo atribuidos a oportunistas de ocasión que ayudaron a elegir a los gobiernos de turno. Dichos puestos deberán ser ocupados por los más competentes educadores de cada país, provincia y municipio. Competentes, no necesariamente por tener muchos títulos académicos colgados en las paredes, sino que en el sentido de que en sus "hojas de vida" hayan demostrado creatividad, ingenio y competencia técnico-administrativa para formular y ejecutar soluciones inteligentes e innovadoras, que sean capaces de provocar un gran impacto en la calidad educativa y en las actitudes y competencias de los egresados. En las instituciones educativas, muchísimo más que en cualquier otro organismo o empresa, la meritocracia tiene que ser un principio irrenunciable e innegociable. Una misión con tan elevada importancia estratégica, económica y social, no puede seguir siendo atribuida a los malos políticos y mucho menos a los malos sindicalistas de la educación porque éstos suelen estar cada vez menos preocupados en educar y cada vez más dedicados a hacer proselitismo político y a catequizar ideológicamente a los estudiantes. La educación debe ser política e ideológicamente neutral
A pesar de todo, es muchísimo lo que pueden hacer
los profesores para mejorar la educación
Por supuesto que las adecuadas decisiones políticas de los ministros y secretarios de educación y las eficientes administraciones de los rectores/decanos/directores de las unidades educativas son importantes. Sin embargo, ellas no producirán los resultados necesarios si los integrantes del más importante y más decisivo estamento de la educación - los profesores - no asumen como suyo el desafío de mejorar su propio desempeño y por ende la calidad de la educación que imparten. Por más adversas que sean sus condiciones laborales y salariales es mucho lo que los profesores pueden hacer para revertir la baja calidad educativa y el creciente deterioro de la educación. En muchos casos ellos no necesitan condicionar la mejora de su desempeño docente a que los gobiernos adopten altas decisiones políticas y aporten recursos adicionales. Porque muchas de las actuales ineficiencias son tan elementales, de facil corrección y de tan bajo costo que pueden ser evitadas, corregidas o eliminadas por los propios profesores, independientemente de lo que hagan o dejen de hacer los ministros y secretarios de educación, los rectores de las universidades y los decanos y directores de las facultades y escuelas. Conscientes de que es muy poco lo que ellos pueden esperar de sus debilitados y endeudados gobiernos, es necesario que los profesores hagan un esfuerzo adicional y asuman un mayor protagonismo y liderazgo en la corrección de las profundas ineficiencias, debilidades y disfuncionalidades de las instituciones educativas. Es para esto que todos los ciudadanos a través de sus impuestos (inclusive los contribuyentes muy pobres que coincidentemente son los más castigados por la baja calidad de la educación), financiaron la formación académica de los profesores y están pagando, aunque en muchos casos muy mal, sus salarios.
Críticas y contribuciones para mejorar este planteamiento serán bienvenidas a través de los e-mails:
- Polan.Lacki@onda.com.br
- Polan.Lacki@uol.com.br
El resumen de la trayectoria profesional y otros artículos del autor están disponibles en la página:
- http://www.polanlacki.com.br
martes, 14 de septiembre de 2010
CONFERENCIA AGROECOLOGICA COMO ALTERNATIVA
Lunes, 30 de Agosto de 2010 15:10
Algunas anotaciones para enriquecer una discusión.
Bosquejo algunas notas para enriquecer una discusión y posición luego de mi conferencia “Agroecología como alternativa” ante los argumentos presentados por un asistente: 1.-“Afirmar que el principio de insostenibilidad no sea consecuencia del sistema económico actual capitalista y neoliberal”. Y 2.-“En la Unión soviética se produjeron grandes cantidades de plaguicidas y fue el mayor productor de urea en sus tiempos, arrasaron con bosques en Siberia con sus granjas cooperativas”.
Y luego se agrega que en Cuba esta misma situación se dio hasta la caída del bloque y la agudizo con el bloqueo de EEUU, cuando solo se logro el desarrollo de la Agroecología”. Por ello quiero argumentar sobre lo dicho respondiendo:
1.-“Afirmar que el principio de insostenibilidad económico y del sector agrario no sea consecuencia del sistema económico actual capitalista y neoliberal”.
Si repasamos un poco podemos ver como afirma Danilo ANTÓN, en su artículo Diversidad, globalización y los caminos de la naturaleza, 1999. “Luego de que las poblaciones dejaron de ser nómades, las ciudades se encuentran en permanente crecimiento, desde sus orígenes hace 8.000 años, con el desarrollo de la agricultura, según lo demuestran los hallazgos arqueológicos de semillas en el Medio Oriente, China, India y Mesoamérica. Las sociedades agrícolas aparecieron con la domesticación del arroz, maíz, sorgo, trigo y avena, lo que genero cambios en el uso del suelo y en la organización social. Los excedentes de la producción agrícola permitieron el intercambio de productos, y el surgimiento de los comerciantes, quienes a su vez ejercían poder político en la estructura social, creándose de esta manera los estratos socioeconómicos”
En su libro sistema “Agroalimentario y la Sostenibilidad ecológica: Los efectos de la diacronía” el profesor Luis Jair GÓMEZ nos hace un análisis profundo de lo que ha sido la agricultura y los sistemas agrarios a través de la historia de la humanidad. Podemos entonces ver como estos sistemas políticos económicos, nos dan las relaciones entre el ser humano y su injerencia en el manejo de los ecosistemas; la producción agriaría y el manejo de productos, que en última instancia no son más que los agentes exógenos representados en los sistemas políticos y económicos imperantes en cada momento de la historia de la humanidad.
La producción agraria que surge en el neolítico, 10 a 12 mil de años atrás, es lo que constituye la llamada “Revolución Neolítica”. En este período es cuando el hombre deja de lado los sistemas de caza y recolección del Paleolítico e intervienen los sistemas naturales creando los Agroecosistemas.
ALTIERI agrega que “la causa de la crisis medioambiental de hecho se encuentra enraizada en el propio sistema socioeconómico, que promueve tecnologías de altos insumos y métodos que provocan la erosión de los suelos, la salinización, la contaminación por plaguicidas, la desertificación y por lo tanto la pérdida de biodiversidad”.
Si en un plano cartesiano le damos definiciones a X, Y, Z y en el caso del desarrollo económico capitalista o neoliberal, llamaremos: X = Desarrollo económico, Y = La naturaleza, Z = La especie humana. Tenemos entonces que: el desarrollo económico capitalista y neoliberal y la especie humana dependen totalmente de la naturaleza, hasta que se llegue a un momento en que la naturaleza no es capaz de sostener dicha dependencia y se agota. Si continua esta dependencia, el agotamiento será total y entonces al desaparecer la naturaleza, también desaparece el sistema económico y la especie humanaMientras que si se da un desarrollo sostenible, los parámetros cambian y tenemos entonces: X = La naturaleza, Y = Desarrollo sostenible, Z = La especie humana.
Aquí la naturaleza ocupa el eje X y no del Y como lo hace en el desarrollo capitalista, donde la premisa es la toma de decisiones. Recordando siempre que la especie humana y su continuidad sobre la tierra, dependen de la naturaleza y no del sistema económico de desarrollo.
En el conquistado Nuevo Mundo, eran españoles llegados provenientes de sociedades feudales y pastoriles. La degradación de los suelos mediterráneos estaba ligada a la tala abusiva del bosque y agravada por los cultivos de “sarclaje”, ambos, métodos muy antiguos. Es imposible echar al olvido la destrucción de la capa vegetal que se hizo en España, bajo las políticas de Fernando e Isabel, quienes en su afán de lucro para la Corona, estimulaban la mesta o pastoreo intensivo para la producción de lana. El pastoreo comunal fue permitido como también lo fue la tala de los bosques, que eran quemados y sus árboles sacados para la fabricación de embarcaciones que se usaban para la conquista de sus colonias. Paralelo a esto, con la expulsión de los moros de la Provincia de Andalucía, se dio la destrucción de los sistemas de irrigación; esta piratería duró hasta 1836 y ella fue parte de la herencia que la conquista le aporto a la América India. (LABEYRIE, Vicent. 1974. L´écologie et L´homme, Gug de Pat Ed).
Mientras nuestras culturas indígenas conocían los sistemas agrícolas los cuales no solo presentan interacciones sistemáticas entre los diferentes niveles de una jerarquía vertical, sino también en un plano horizontal; es por esto que los problemas de ruptura en esta biocenosis deben ser examinados desde un punto de vista holístico. La adaptación de los organismos vivos es en primer lugar función de los factores ligados al ritmo solar, es decir variaciones cotidianas de la luminosidad y temperatura como factores primarios y para las plantas cultivadas, además de los factores fisiológicos y agronómicos que influyen en su distribución y adaptación se deben incluir los factores históricos, tecnológicos y socio-económicos, que determinan cuales plantas pueden ser cultivadas en una región determinada y en qué cantidad; Se cultivaba para la alimentación de la comunidad y no para obtener ganancias.
Mientras que en el Viejo mundo la utilización de los agroquímicos en los suelos se dio a como consecuencia de la que se llamó en Europa la primera revolución agrícola, esa del siglo XVIII y XIX que remplazó la cosecha de los forrajes espontáneos, de pacas de pastizales permanentes, de predios en descanso o barbecho; por pastos cultivados, con aumento de ganadería, lo que conllevó a la desaparición de desechos de excrementos del ganado, que enriquecían los suelos cultivables con materia orgánica, lo que permitía una construcción permanente de suelos agrícolas, Y la energía animal crecía ella también permitiendo multiplicar los trabajos y así aumentar el rendimiento.
Hacia 1870 comenzó la intervención de los abonos químicos y los suelos empiezan a mostrar entonces sus principales carencias minerales, por la falta del abono orgánico suprimido.
Luego a mediados del siglo XX vemos como las fincas se niegan a las asociaciones de ganadería y agricultura, que desaparecen de los tratados oficiales agrícolas.
Son entonces las relaciones con los sistemas económicos los que permiten el desarrollo de un tipo de sistema agrario.
2.- Agregar para afirmar la discusión lo siguiente: “En la Unión soviética se produjeron grandes cantidades de plaguicidas y fue el mayor productor de urea en sus tiempos, arrasaron con bosques en Siberia con sus granjas cooperativas”. Y luego se agrega que en Cuba esta misma situación se dio hasta la caída del bloque y la agudizo con el bloqueo de EEUU”.
A pesar de que yo no digo que el modelo de la Unión Soviético, es el debido para ser adaptado y que con él se dé el desarrollo sostenible, si quiero analizar lo te escribo a continuación.
La Unión soviética no estaba por el desarrollo de estos procesos de sostenibilidad, ni conocía la el manejo de la “Economía de la Naturaleza”, los fundamentos de su estado socialista no dieron investigaciones en este sentido. Dice Moshe LEWIN en su análisis de la “Revolución de Octubre a prueba de la historia”, Le Monde Diplomatique Noviembre de 2007 y en su libro “El Siglo soviético”, critica, Barcelona 2006: “la llamada revolución de de Octubre no fue más que una respuesta al caos creciente y a la perspectiva de la desaparición pura y simple de la Rusia como Estado Nación. Agrega lo que predominaba en Rusia en 1917 era la conmoción de todas las instituciones dirigentes y dicho casos pesaría profundamente en las decisiones bolcheviques.
Se tiene una ignorancia completa de lo que paso en septiembre de 1917, donde luego de la revolución y toma del poder se dio la transformación del un partido en una clase administradora. El único hecho razonable al principio, luego de la toma del poder, fue la distribución de la tierra entre los campesinos, antes siervos de la greba. La organización de las Repúblicas Socialistas estuvo en manos de alguien estrecho y sin una concepción universal y holística del mundo, quien asumió el poder a la muerte de su ideólogo LENIN en 1924, al sucederlo STALIN fue incapaz por lo menos de poner en práctica los verdaderos cambios políticos profundos; lo propuesto no fue posible y todo se transformo en la expresión de un poder personal, lo que significo el envejecimiento de un sistema, que no era reformable, donde entonces predomino la copia de un sistema feudal venido de Zarismo, que al impacto de cambios ocurridos en la sociedad como consecuencia de la política de Estado solo podía cavar su propia tumba. Si bien afirma LEWIN la revolución Bolchevique fue socialista, el desarrollo y construcción del Estado Soviético no lo fue.
La Unión Soviética a pesar de alcanzar su cima después de la segunda guerra mundial, solo fue una superpotencia con pies falsos. Los llamados cosmopolitas, que se abren a occidente y que habían copiado los métodos del zarismo, pero se olvida que en aquellos momentos de apertura que
tenían por delante la existía un periodo particular, que desperdiciaron y solo copiaron las cosas como les convenían”.
Entre ellas se copia la misma Revolución Verde que buscaron ganancias del rendimiento para el estado, que se sostuvo en pie, hasta la caída del muro de Berlín y la “Perestroika”, No es por ello extraño que una profesora en Cuba, le explicara que fue la ruptura de apoyo económico Sobietico, aunada al bloque de EEUU, lo que permitió a Cuba sacar adelante el manejo de Agroecosistema.
Insisto por ello que son los sistemas económicos los que imponen el tipo de desarrollo y que el Desarrollo Sostenible solo se puede dar dentro el conocimiento de la Economía de la Naturaleza. Con criterios económicos básicos en políticas económicas, desarrollo sostenible, en La Carta de la Tierra.
Donde la noción de soberanía alimentaria se entiende como el derecho de los pueblos a alimentarse en correspondencia con sus especificidades sociales, económicas, ambientales y culturales. Dentro de un concepto de perspectiva holística del sistema alimentario, donde el alimento sea disponible y autosuficiente. Es decir con posibilidades de su compra en mercados justos, con calidad y cantidad de alimentos sanos y libres de todo tipo de contaminaciones.
La Soberanía Alimentaria supone un cuidado sostenible de los recursos naturales.
Se podría decir, sin que parezca un atrevimiento, que la Soberanía Alimentaria será una realidad, el día en que el mundo se libere de los uniformes globalizadores del mundo capitalista neoliberal. El día en que se adopten las medidas políticas para poder lograr una agricultura de manejo de agroecosistemas sostenibles, que permitan a los países no desarrollados asegurar su soberanía alimentaria.
Cuando los seres humanos logren comer de acuerdo con el hambre sentida, de una manera sana y en paz con la naturaleza, solo ese día el mundo lograra ser justo y podrá llamarse "civilizado”.
*Lilliam Eugenia Gómez Álvarez
Ingeniera Agrónoma de la Universidad Nacional, Doctora con especialidad en Ciencias Biológicas, Opción Eco-Etología, Ph.D. (Doctor en Ecología modalidad formación avanzada H.D). Post - Doctorado I.B.E.A.S. Université PAU – FRANCE
Artículos de Lilliam Eugenia GÓMEZ ÁLVAREZ publicados por La Pluma:
Responsable de la Rubrica Economía de la Naturaleza
Artículos de Lilliam Eugenia GÓMEZ ÁLVAREZ publicados por La Pluma:
Conceptos fundamentales para comprender la Ecología
Conferencia: Ecología de un planeta dinámico: La Tierra
Los problemas de agresión al Ecosistema
Conferencia: La historia de la agricultura en el Valle de Aburrá
El Negocio del Hambre y la Soberanía Alimentaria
Una mirada de la TIERRA como un planeta dinámico.
Anotaciones sobre los últimos tiempos del hambre en el mundo
Conferencia: La historia de la agricultura en el Valle de Aburrá
El hambre en el mundo su soberanía y seguridad alimentaria
Conferencia: Incidencia de los plaguicidas sobre el ecosistema
Conferencia: La problemática con los pesticidas en Colombia
Conferencia: Ecosistemas, Mujer y Plaguicidas
APROXIMACIONES SOBRE EL TEMA LA INCIDENCIA DEL TURISMO, TRATADO COMO UN ORGANISMO VIVO
“LA BIODIVERSIDAD ÚNICO PATRIMONIO VIVIENTE SOBRE EL PLANETA TIERRA”
EL DESCONOCIMIENTO DE LA ECONOMÍA DE LA NATURALEZA Y SU RELACIÓN CON EL SISTEMA DE ECONOMÍA
Algunas anotaciones para enriquecer una discusión.
Bosquejo algunas notas para enriquecer una discusión y posición luego de mi conferencia “Agroecología como alternativa” ante los argumentos presentados por un asistente: 1.-“Afirmar que el principio de insostenibilidad no sea consecuencia del sistema económico actual capitalista y neoliberal”. Y 2.-“En la Unión soviética se produjeron grandes cantidades de plaguicidas y fue el mayor productor de urea en sus tiempos, arrasaron con bosques en Siberia con sus granjas cooperativas”.
Y luego se agrega que en Cuba esta misma situación se dio hasta la caída del bloque y la agudizo con el bloqueo de EEUU, cuando solo se logro el desarrollo de la Agroecología”. Por ello quiero argumentar sobre lo dicho respondiendo:
1.-“Afirmar que el principio de insostenibilidad económico y del sector agrario no sea consecuencia del sistema económico actual capitalista y neoliberal”.
Si repasamos un poco podemos ver como afirma Danilo ANTÓN, en su artículo Diversidad, globalización y los caminos de la naturaleza, 1999. “Luego de que las poblaciones dejaron de ser nómades, las ciudades se encuentran en permanente crecimiento, desde sus orígenes hace 8.000 años, con el desarrollo de la agricultura, según lo demuestran los hallazgos arqueológicos de semillas en el Medio Oriente, China, India y Mesoamérica. Las sociedades agrícolas aparecieron con la domesticación del arroz, maíz, sorgo, trigo y avena, lo que genero cambios en el uso del suelo y en la organización social. Los excedentes de la producción agrícola permitieron el intercambio de productos, y el surgimiento de los comerciantes, quienes a su vez ejercían poder político en la estructura social, creándose de esta manera los estratos socioeconómicos”
En su libro sistema “Agroalimentario y la Sostenibilidad ecológica: Los efectos de la diacronía” el profesor Luis Jair GÓMEZ nos hace un análisis profundo de lo que ha sido la agricultura y los sistemas agrarios a través de la historia de la humanidad. Podemos entonces ver como estos sistemas políticos económicos, nos dan las relaciones entre el ser humano y su injerencia en el manejo de los ecosistemas; la producción agriaría y el manejo de productos, que en última instancia no son más que los agentes exógenos representados en los sistemas políticos y económicos imperantes en cada momento de la historia de la humanidad.
La producción agraria que surge en el neolítico, 10 a 12 mil de años atrás, es lo que constituye la llamada “Revolución Neolítica”. En este período es cuando el hombre deja de lado los sistemas de caza y recolección del Paleolítico e intervienen los sistemas naturales creando los Agroecosistemas.
ALTIERI agrega que “la causa de la crisis medioambiental de hecho se encuentra enraizada en el propio sistema socioeconómico, que promueve tecnologías de altos insumos y métodos que provocan la erosión de los suelos, la salinización, la contaminación por plaguicidas, la desertificación y por lo tanto la pérdida de biodiversidad”.
Si en un plano cartesiano le damos definiciones a X, Y, Z y en el caso del desarrollo económico capitalista o neoliberal, llamaremos: X = Desarrollo económico, Y = La naturaleza, Z = La especie humana. Tenemos entonces que: el desarrollo económico capitalista y neoliberal y la especie humana dependen totalmente de la naturaleza, hasta que se llegue a un momento en que la naturaleza no es capaz de sostener dicha dependencia y se agota. Si continua esta dependencia, el agotamiento será total y entonces al desaparecer la naturaleza, también desaparece el sistema económico y la especie humanaMientras que si se da un desarrollo sostenible, los parámetros cambian y tenemos entonces: X = La naturaleza, Y = Desarrollo sostenible, Z = La especie humana.
Aquí la naturaleza ocupa el eje X y no del Y como lo hace en el desarrollo capitalista, donde la premisa es la toma de decisiones. Recordando siempre que la especie humana y su continuidad sobre la tierra, dependen de la naturaleza y no del sistema económico de desarrollo.
En el conquistado Nuevo Mundo, eran españoles llegados provenientes de sociedades feudales y pastoriles. La degradación de los suelos mediterráneos estaba ligada a la tala abusiva del bosque y agravada por los cultivos de “sarclaje”, ambos, métodos muy antiguos. Es imposible echar al olvido la destrucción de la capa vegetal que se hizo en España, bajo las políticas de Fernando e Isabel, quienes en su afán de lucro para la Corona, estimulaban la mesta o pastoreo intensivo para la producción de lana. El pastoreo comunal fue permitido como también lo fue la tala de los bosques, que eran quemados y sus árboles sacados para la fabricación de embarcaciones que se usaban para la conquista de sus colonias. Paralelo a esto, con la expulsión de los moros de la Provincia de Andalucía, se dio la destrucción de los sistemas de irrigación; esta piratería duró hasta 1836 y ella fue parte de la herencia que la conquista le aporto a la América India. (LABEYRIE, Vicent. 1974. L´écologie et L´homme, Gug de Pat Ed).
Mientras nuestras culturas indígenas conocían los sistemas agrícolas los cuales no solo presentan interacciones sistemáticas entre los diferentes niveles de una jerarquía vertical, sino también en un plano horizontal; es por esto que los problemas de ruptura en esta biocenosis deben ser examinados desde un punto de vista holístico. La adaptación de los organismos vivos es en primer lugar función de los factores ligados al ritmo solar, es decir variaciones cotidianas de la luminosidad y temperatura como factores primarios y para las plantas cultivadas, además de los factores fisiológicos y agronómicos que influyen en su distribución y adaptación se deben incluir los factores históricos, tecnológicos y socio-económicos, que determinan cuales plantas pueden ser cultivadas en una región determinada y en qué cantidad; Se cultivaba para la alimentación de la comunidad y no para obtener ganancias.
Mientras que en el Viejo mundo la utilización de los agroquímicos en los suelos se dio a como consecuencia de la que se llamó en Europa la primera revolución agrícola, esa del siglo XVIII y XIX que remplazó la cosecha de los forrajes espontáneos, de pacas de pastizales permanentes, de predios en descanso o barbecho; por pastos cultivados, con aumento de ganadería, lo que conllevó a la desaparición de desechos de excrementos del ganado, que enriquecían los suelos cultivables con materia orgánica, lo que permitía una construcción permanente de suelos agrícolas, Y la energía animal crecía ella también permitiendo multiplicar los trabajos y así aumentar el rendimiento.
Hacia 1870 comenzó la intervención de los abonos químicos y los suelos empiezan a mostrar entonces sus principales carencias minerales, por la falta del abono orgánico suprimido.
Luego a mediados del siglo XX vemos como las fincas se niegan a las asociaciones de ganadería y agricultura, que desaparecen de los tratados oficiales agrícolas.
Son entonces las relaciones con los sistemas económicos los que permiten el desarrollo de un tipo de sistema agrario.
2.- Agregar para afirmar la discusión lo siguiente: “En la Unión soviética se produjeron grandes cantidades de plaguicidas y fue el mayor productor de urea en sus tiempos, arrasaron con bosques en Siberia con sus granjas cooperativas”. Y luego se agrega que en Cuba esta misma situación se dio hasta la caída del bloque y la agudizo con el bloqueo de EEUU”.
A pesar de que yo no digo que el modelo de la Unión Soviético, es el debido para ser adaptado y que con él se dé el desarrollo sostenible, si quiero analizar lo te escribo a continuación.
La Unión soviética no estaba por el desarrollo de estos procesos de sostenibilidad, ni conocía la el manejo de la “Economía de la Naturaleza”, los fundamentos de su estado socialista no dieron investigaciones en este sentido. Dice Moshe LEWIN en su análisis de la “Revolución de Octubre a prueba de la historia”, Le Monde Diplomatique Noviembre de 2007 y en su libro “El Siglo soviético”, critica, Barcelona 2006: “la llamada revolución de de Octubre no fue más que una respuesta al caos creciente y a la perspectiva de la desaparición pura y simple de la Rusia como Estado Nación. Agrega lo que predominaba en Rusia en 1917 era la conmoción de todas las instituciones dirigentes y dicho casos pesaría profundamente en las decisiones bolcheviques.
Se tiene una ignorancia completa de lo que paso en septiembre de 1917, donde luego de la revolución y toma del poder se dio la transformación del un partido en una clase administradora. El único hecho razonable al principio, luego de la toma del poder, fue la distribución de la tierra entre los campesinos, antes siervos de la greba. La organización de las Repúblicas Socialistas estuvo en manos de alguien estrecho y sin una concepción universal y holística del mundo, quien asumió el poder a la muerte de su ideólogo LENIN en 1924, al sucederlo STALIN fue incapaz por lo menos de poner en práctica los verdaderos cambios políticos profundos; lo propuesto no fue posible y todo se transformo en la expresión de un poder personal, lo que significo el envejecimiento de un sistema, que no era reformable, donde entonces predomino la copia de un sistema feudal venido de Zarismo, que al impacto de cambios ocurridos en la sociedad como consecuencia de la política de Estado solo podía cavar su propia tumba. Si bien afirma LEWIN la revolución Bolchevique fue socialista, el desarrollo y construcción del Estado Soviético no lo fue.
La Unión Soviética a pesar de alcanzar su cima después de la segunda guerra mundial, solo fue una superpotencia con pies falsos. Los llamados cosmopolitas, que se abren a occidente y que habían copiado los métodos del zarismo, pero se olvida que en aquellos momentos de apertura que
tenían por delante la existía un periodo particular, que desperdiciaron y solo copiaron las cosas como les convenían”.
Entre ellas se copia la misma Revolución Verde que buscaron ganancias del rendimiento para el estado, que se sostuvo en pie, hasta la caída del muro de Berlín y la “Perestroika”, No es por ello extraño que una profesora en Cuba, le explicara que fue la ruptura de apoyo económico Sobietico, aunada al bloque de EEUU, lo que permitió a Cuba sacar adelante el manejo de Agroecosistema.
Insisto por ello que son los sistemas económicos los que imponen el tipo de desarrollo y que el Desarrollo Sostenible solo se puede dar dentro el conocimiento de la Economía de la Naturaleza. Con criterios económicos básicos en políticas económicas, desarrollo sostenible, en La Carta de la Tierra.
Donde la noción de soberanía alimentaria se entiende como el derecho de los pueblos a alimentarse en correspondencia con sus especificidades sociales, económicas, ambientales y culturales. Dentro de un concepto de perspectiva holística del sistema alimentario, donde el alimento sea disponible y autosuficiente. Es decir con posibilidades de su compra en mercados justos, con calidad y cantidad de alimentos sanos y libres de todo tipo de contaminaciones.
La Soberanía Alimentaria supone un cuidado sostenible de los recursos naturales.
Se podría decir, sin que parezca un atrevimiento, que la Soberanía Alimentaria será una realidad, el día en que el mundo se libere de los uniformes globalizadores del mundo capitalista neoliberal. El día en que se adopten las medidas políticas para poder lograr una agricultura de manejo de agroecosistemas sostenibles, que permitan a los países no desarrollados asegurar su soberanía alimentaria.
Cuando los seres humanos logren comer de acuerdo con el hambre sentida, de una manera sana y en paz con la naturaleza, solo ese día el mundo lograra ser justo y podrá llamarse "civilizado”.
*Lilliam Eugenia Gómez Álvarez
Ingeniera Agrónoma de la Universidad Nacional, Doctora con especialidad en Ciencias Biológicas, Opción Eco-Etología, Ph.D. (Doctor en Ecología modalidad formación avanzada H.D). Post - Doctorado I.B.E.A.S. Université PAU – FRANCE
Artículos de Lilliam Eugenia GÓMEZ ÁLVAREZ publicados por La Pluma:
Responsable de la Rubrica Economía de la Naturaleza
Artículos de Lilliam Eugenia GÓMEZ ÁLVAREZ publicados por La Pluma:
Conceptos fundamentales para comprender la Ecología
Conferencia: Ecología de un planeta dinámico: La Tierra
Los problemas de agresión al Ecosistema
Conferencia: La historia de la agricultura en el Valle de Aburrá
El Negocio del Hambre y la Soberanía Alimentaria
Una mirada de la TIERRA como un planeta dinámico.
Anotaciones sobre los últimos tiempos del hambre en el mundo
Conferencia: La historia de la agricultura en el Valle de Aburrá
El hambre en el mundo su soberanía y seguridad alimentaria
Conferencia: Incidencia de los plaguicidas sobre el ecosistema
Conferencia: La problemática con los pesticidas en Colombia
Conferencia: Ecosistemas, Mujer y Plaguicidas
APROXIMACIONES SOBRE EL TEMA LA INCIDENCIA DEL TURISMO, TRATADO COMO UN ORGANISMO VIVO
“LA BIODIVERSIDAD ÚNICO PATRIMONIO VIVIENTE SOBRE EL PLANETA TIERRA”
EL DESCONOCIMIENTO DE LA ECONOMÍA DE LA NATURALEZA Y SU RELACIÓN CON EL SISTEMA DE ECONOMÍA
jueves, 9 de septiembre de 2010
MURIENDO DE HAMBRE EN UN MUNDO EN EL QUE SOBRAN LOS ALIMENTOS
Cada 24 horas mueren de hambre en el mundo unas 100 mil personas, entre las cuales 30 mil son niños con menos de 5 años de edad. Cada día, el hambre embiste sin piedad los estómagos y la vida de los pobres mas pobres de este mundo. En los países en los que este flagelo universal no es parte de la vida cotidiana, son pocos los que lloran y se conmueven. ¿Cuáles son las causas de que el mundo se haya convertido en un sitio tan injusto?
Durante el último medio siglo, la producción mundial de alimentos ha aumentado de forma vertiginosa, más aun que la población. Entre 1990 y 1997 la producción per cápita de alimentos creció casi un 25 %, sin embargo, el número de personas que actualmente padece hambre en el mundo, 1.200 millones, es el mayor que se haya registrado jamás en la historia de la humanidad.
En el planeta se produce la cantidad necesaria de alimentos para todos y cada uno de los habitantes. El problema del hambre, no se debe a la escasez de alimentos, sino a la forma en los que se distribuyen. Los alimentos están al alcance sólo de quienes cuenten con los medios necesarios para adquirirlos. Increíblemente se elige dejarlos pudrir, almacenarlos indefinidamente o utilizarlos de cualquier otra forma a detener este monstruoso genocidio.
Gran parte de las tierras cultivadas durante incontables años por campesinos y pueblos originarios de los países que ahora pasan hambre, han sido cooptadas por el agronegocio. Las grandes multinacionales se han adueñado de los campos en los que se producían alimentos para los mas pobres del mundo y siembran soja, palma aceitera, maíz, trigo, algodón y tantos otros para alimentar a los automóviles y engordar el ganado y los bolsillos de los países del norte.
Acabar con el hambre es urgente. Junto con brindar acceso al agua potable, son los objetivos mas importantes que deberían plantearse seriamente el G8, la ONU, la FAO y todos los organismos internacionales creados y administrados por los países ricos. El latifundio debería ser declarado un crimen de lesa humanidad, los subsidios agrícolas como los de Estados Unidos prohibidos y declarada la libre circulación de alimentos.
El ser humano ha hecho del mundo un lugar injusto, hostil y deplorable para mas de mil millones de personas y los principales culpables son los que se erigen como los grandes defensores de la justicia y se proclaman a si mismos como los salvadores de la humanidad. Sin embargo, pese a tener las herramientas al alcance de sus manos, no las utilizan más que para su propio beneficio.
Es difícil aceptar que haya quienes podrían erradicar el hambre en el mundo, salvar a cientos de miles de personas simplemente decidiendo hacerlo y que, sin embargo, no lo hagan. Sin embargo seguramente eso no les impide conciliar el sueño ya que sus bolsillos llenos y cuentas bancarias abultadas han anestesiado sus conciencias. Por eso no van a ser ellos quienes transformen este mundo, sino nosotros, los pueblos, con nuestra lucha, con nuestra protesta, con nuestra unidad en la decisión de cambiar el sistema para cambiar el mundo.
Nos reencontramos la próxima semana, con una nueva entrega de esta publicación.
Ricardo Natalichio
Director de EcoPortal.net
rdnatali@ecoportal.net
www.ecoportal.net
LA TIERRA PROMETIDA
Sábado 4 Septiembre 2010
Cuando Juan Manuel Santos, en su discurso de posesión, dijo que las tierras van a regresar a manos de quienes "de verdad las trabajan con vocación y sudor", muchos interpretaron esta frase como un recurso retórico para adornar su primera alocución presidencial. Hoy, un mes después de ese lluvioso día en la Plaza de Bolívar, todo indica que la cosa va en serio. Pero el gran interrogante es si es posible solucionar un problema como el de la tierra en Colombia, que por su complejidad histórica, política y jurídica se ha convertido en un reto imposible hasta la fecha.
De las muchas reformas estructurales que el gobierno tiene en la agenda, todas muy importantes y urgentes, la ley de tierras es quizá la única que puede partir la historia en dos. Así como Álvaro Uribe para convertirse en el adalid de la seguridad tuvo primero que apaciguar las carreteras del país, Juan Manuel Santos sabe que no es posible la prosperidad que ha prometido sin hacer un milagro en el campo.
Y es que el tema de quién tiene derecho a la tierra es quizá el más importante de resolver en Colombia. El país ya va a completar un siglo viendo cómo se repite, cada 20 años, la misma letanía: la tierra como el epicentro de alguna forma del conflicto. En 1920, por ejemplo, eran apenas luchas agrarias en el centro del país. Pero 20 años después, en esos mismos lugares donde se había sembrado el descontento, germinaron los primeros brotes guerrilleros. Y en la década de los 60, en el documento que sirvió de partida de bautismo de las Farc, de lo único que se hablaba era de reforma agraria. La tierra también se convirtió en botín estratégico para los carteles del narcotráfico de los años 80, que las usaban como corredores de tráfico o para lavar dineros calientes y como símbolo de estatus. Y los paramilitares no solo nacieron para defender a los latifundistas del azote de la guerrilla, sino que a comienzos de este siglo decidieron tomarse para sí toda finca que se topaban en el camino.
Cada nuevo conflicto por la tierra parece mutar a fenómenos de violencia más crueles y complejos. En los últimos 30 años, el narcoparamilitarismo desencadenó a sangre y plomo una contrarreforma agraria que anuló todo el esfuerzo que en materia de tierras se había hecho unas décadas antes. Colombia es cada vez un país más desigual: se duplicó el porcentaje de la tierra en poder de grandes hacendados, y el despojo de los suelos hizo que los desplazados colombianos se convirtieran en una de las crisis humanitarias más graves del planeta. Eso en números es escandaloso: las fincas de más de 500 hectáreas que hace 20 años ocupaban el 32 por ciento de la tierra útil hoy ocupan el 62 por ciento y pertenecen a no más del 4 por ciento de los propietarios; y, del otro lado, uno de cada cuatro campesinos fue expulsado de su terruño -según las cifras de un estudio que presentó hace dos semanas la investigadora Ana María Ibáñez en la Convención Bancaria- y el destierro lo convirtió en un indigente en los cordones de miseria de la ciudad.
Algunos economistas neoliberales podrían argumentar que esa estructura no necesariamente es mala per se, porque para que la agroindustria se convierta en motor de desarrollo necesita contar con grandes extensiones de tierras. Pero ese supuesto tiene dos problemas en Colombia: el primero es que, según cálculos de Luis Jorge Garay, el 35 por ciento de los predios más ricos para el agro son propiedad de capitales de dudosa procedencia, y el segundo es que la agricultura se coronó como la cenicienta de la economía con el desempeño más pobre en la última década. Como dijo Alejandro Gaviria en su columna de El Espectador, "más parece un vagón de tercera clase que una locomotora", como la ha denominado el gobierno.
Ese estado de cosas es aún más dramático si se tiene en cuenta que intentos de resolver el problema de las tierras no han faltado. Desde Alfonso López Pumarejo, quien en 1936 desafió con su Revolución en Marcha a los terratenientes con el concepto hasta hoy vigente de que la tierra tenía una función social, hasta otros mandatarios de estirpe liberal, como Alberto Lleras, Carlos Lleras y Virgilio Barco, que a su manera trataron de poner a funcionar, con mediano o ningún éxito, la locomotora agrícola. Casi siempre, los terratenientes terminaron atravesándose y frenando en seco las reformas, como ocurrió, por ejemplo, con el acuerdo de Chicoral de 1973.
Las buenas intenciones, y sus muchos o pocos logros, se desmontaron de manera definitiva en los últimos 20 años con la contrarreforma agraria que a sangre y plomo impusieron los paramilitares. Un experto en el tema, Absalón Machado, es contundente: "Los intentos de hacer reforma agraria han sido un fracaso. Como Colombia no ha resuelto el problema de control de la propiedad, la idea de tener tierras es un elemento de poder. La tierra aquí tiene una carga feudal muy grande. Y si lo hubiéramos resuelto antes, tal vez nos habríamos ahorrado la violencia de 40 años".
El gobierno de la seguridad democrática de Álvaro Uribe le dio prioridad a erradicar la insurgencia en el campo más que a distribuir equitativamente su propiedad. Por otra parte, la apuesta de aumentar la confianza inversionista a través de estímulos a la inversión se tradujo en dos de los escándalos más sonoros de su mandato: el de Agro Ingreso Seguro y el de Carimagua, en el cual fincas destinadas a los desplazados casi acaban en manos de los empresarios palmeros. Por otra parte, el Incoder se convirtió en otra olla podrida, ya que desde su creación, en 2003, se infiltraron los paramilitares. La entidad terminó por entregar las tierras, no a los campesinos, sino a personas con órdenes de captura.
Es toda una paradoja: Colombia, en sus 200 años de historia, no ha logrado hacer una reforma agraria sostenida en el tiempo, y en solo tres décadas sufrió una contrarreforma de inmensas proporciones.
¿En qué consiste la reforma?
El gobierno de Juan Manuel Santos parece haber entendido la dimensión del problema y ha decidido dar un viraje radical. Ha puesto a trabajar a sus mejores ministros en el tema. Juan Camilo Restrepo, de Agricultura, lleva la batuta, y lo apoyan Juan Carlos Echeverry, de Hacienda; Germán Vargas, del Interior, así como los directores de Planeación, Hernando José Gómez, y de Acción Social, Diego Molano.
El Presidente presentó la reforma el viernes pasado, en Barrancabermeja. Con un emotivo discurso, en el que evocó al legendario Siervo sin tierra, de Eduardo Caballero Calderón, dijo que la ley de tierras "es el mejor programa de paz".
El eje central de la política es el capítulo de restitución de tierras a las víctimas. Este será radicado en el Congreso, a más tardar este martes, como parte del proyecto de ley de víctimas (como quiere el Partido Liberal) o como un proyecto independiente de ley de tierras (como quiere el Partido Conservador).
La meta que se ha propuesto el gobierno es ambiciosa: devolver dos millones de hectáreas a las víctimas del destierro en los últimos 20 años. Eso equivale a una franja de terreno casi del tamaño de Cundinamarca. El dato, como dice uno de los arquitectos de la reforma, es "al ojímetro", porque los investigadores no se han podido poner de acuerdo: algunos, como Garay, hablan de 5,5 millones de hectáreas usurpadas, y otros, como Ibáñez, de 1,2 millones de hectáreas, avaluadas en un billón de pesos.
La gran innovación de la futura ley es que contiene una fórmula, que parece inteligente pero no será fácil, para poner al descubierto a los testaferros de narcotraficantes, guerrilleros y paramilitares, quienes negocian con las tierras mientras sus jefes están en cárceles en Estados Unidos o en la selva. El trabajo será titánico pues no hay nada más difícil que probar judicialmente el testaferrato, y a eso se suma que muchos de los campesinos desplazados ni siquiera tienen título de propiedad.
Lo primero que tendrá que hacer el Ministerio de Agricultura es unificar varias bases de datos que hoy existen, para contar con un gran sistema de información catastral que permita determinar, dentro de lo posible, quién era el dueño de cada predio hasta 1991. De esta forma, cuando un desplazado se acerque al Ministerio a reclamar su finca, se compara con los datos del sistema, y si en efecto lo despojaron de sus tierras, el gobierno le entregará un certificado que lo acredita como tal. Con ese certificado se podrá acercar a la jurisdicción de tierras, un nuevo cuerpo de magistrados que se creará especialmente para tratar los problemas de la restitución agraria.
Contrario a lo que ocurre hoy, al campesino no le tocará demostrar que él es el dueño, ya que la nueva ley contempla que la carga de la prueba quede invertida de tal suerte que sean los actuales tenedores o propietarios los que tendrían que demostrar que no participaron del despojo. Si el actual tenedor no logra probar de forma convincente su derecho a la propiedad, el magistrado ordenará la restitución de la tierra al despojado y se la titulará. Y en caso de que el actual 'dueño' de la finca vaya a pleito y demuestre que no era un testaferro sino un tercero de buena fe, el magistrado ordenará indemnizarlo y el pago se hará con TES de deuda pública.
La fórmula no es nada fácil de aplicar. Es como si Colombia se devolviera en la máquina del tiempo hasta 1991, dejara tal cual la propiedad de la tierra como estaba en ese momento, y así hacer caso omiso de las consecuencias del conflicto y tratar de reparar los daños que hicieron durante este periodo los señores de la guerra, ya sean de izquierda o de derecha, en el campo. Una medida de la dificultad que enfrenta el gobierno es que en cinco años de la Ley de Justicia y Paz, del más de millón de hectáreas que se le atribuye al despojo paramilitar solo han entregado 21.000.
En el lanzamiento de este ambicioso proyecto, el viernes pasado, en un acto simbólico el presidente Santos entregó 400 hectáreas, que había devuelto Macaco, a 40 familias que hacen parte del laboratorio de paz del Magdalena Medio.
Lo anterior es, sin embargo, solo uno de los capítulos de la política de tierras del gobierno de Juan Manuel Santos. Hay otros no menos importantes. El segundo es el de extinción de dominio. El Estado ha fracasado en la aplicación de esta figura a pesar de llevar tres lustros ensayándola: 789.000 hectáreas han sido decomisadas; pero por falta de pruebas la tercera parte ha tenido que ser devuelta a quienes se las habían incautado, y es tal el desorden que otra tercera parte no se sabe en manos de quién está en la actualidad. Solo se ha logrado extinguir definitivamente el dominio de 100.000 hectáreas, y de ellas solo 15.000 se han entregado a desplazados. Es decir, de casi 800.000 hectáreas, solo el 2 por ciento ha llegado a manos de los campesinos.
El tema de extinción ha estado a cargo del ministro del Interior, Germán Vargas, quien le ha pedido al ex ministro de Justicia Carlos Medellín que diseñe el proyecto. La idea inicial sobre la que están trabajando es que los trámites se agilicen o que el Estado compre -también con TES- las 330.000 hectáreas que aún hoy están atascadas en el trancón judicial, para ponerlas en la bolsa de tierras. A esa bolsa también van a ir a parar otras 650.000 hectáreas que hoy están en poder del Ministerio de Agricultura. Todas, en teoría, serán devueltas a víctimas, y también entregadas a campesinos pobres.
El tercer gran tema de la política del gobierno es formalizar 1,2 millones de predios rurales que hoy no tienen papeles de propiedad y suman más de 6 millones de hectáreas. Se trata de un ejercicio de titulación masiva, como el que se dio en la época de López Pumarejo. El esfuerzo va a ser también monumental si se tiene en cuenta que todavía hay oficinas de registro en el país que no tienen computador. Pero es una tarea urgente, porque la informalidad en el campo es tan grande que abona el terreno para que los violentos se sientan como Pedro por su casa.
El cuarto capítulo de la política va a tocar el bolsillo de los terratenientes. Se trata de la modernización que el gobierno quiere hacer del impuesto predial en el campo. Es muy diciente que del total del avalúo catastral del país, que asciende a 500 billones de pesos, el de Bogotá pesa 200 billones y el de todo el sector agrario apenas 70 billones. Hoy algunos dueños de tierras pagan una tarifa de uno por cada 1.000 pesos del valor catastral. Sin embargo, en este gobierno, en las discusiones preliminares sobre el tema, se ha mencionado una tarifa mínima de cuatro por 1.000 y hasta de 16 por 1.000 para predios improductivos. Y eso que parece sencillo es un chicharrón no menos complicado que los anteriores, dado el poder que ha tenido tradicionalmente en el país la clase terrateniente. Hay un dato interesante: la tarea de modernizar la estructura tributaria del agro fue una de las metas que le puso hace 60 años el Banco Mundial a Colombia, cuando vino su primera misión al país encabezada por Lauchlin Currie, pero ningún presidente se ha atrevido a cumplirla.
Los otros dos capítulos de esta cruzada tienen que ver con la organización del uso que se le debe dar la tierra en Colombia y cómo hacerla más productiva. En el país hay 114 millones de hectáreas, y de ellas, más de la mitad, 65 millones, fueron declaradas hace medio siglo zonas de reserva. Pero a hoy, con el paso del tiempo y de los sembrados de coca, en la práctica han dejado de ser reserva 14 millones y se van a excluir de esa calificación 6 millones más. Esto quiere decir que el país amplía su frontera agrícola, y lo que busca el gobierno Santos es dejar esos límites claros y sellar definitivamente las selvas y otras reservas, para que el país no siga perdiendo su patrimonio ambiental.
¿Y cómo hacer más productiva esta mitad del país compuesta por tierras útiles agropecuarias? Ese es, para expertos como el presidente del Partido Liberal, Rafael Pardo, uno de los grandes desafíos de este gobierno. Hay que darle, literalmente, un revolcón al campo. La idea del ministro Juan Camilo Restrepo es que la tierras dedicadas hoy al ganado se reduzcan a la mitad. En la actualidad son 38 millones de hectáreas, y la meta sería reducirlas a 20. Por otra parte, el Ministro aspira a que las tierras dedicadas a la explotación agrícola se multipliquen por cuatro, pasando de 5 millones de hectáreas a 20 millones.
Todas estas metas tendrán como parámetro de comparación los resultados obtenidos en materia de reforma agraria en el pasado. Durante el primer gobierno de López Pumarejo, hace 75 años, cuando el país era esencialmente feudal, se alcanzaron a titularizar 60.000 hectáreas por año. Por otra parte, la Ley 160 de 1994, expedida al final del gobierno de César Gaviria, y otras reformas produjeron entre 1994 y 2002 la redistribución de alrededor de 600.000 hectáreas. En el gobierno de Uribe, se calcula que se entregaron 66.000 entre subsidios y tierras.
Los enemigos
El tamaño de la cruzada es tal que se corre un considerable riesgo de fracasar en el intento. Solo conseguir la información, que está dispersa y en algunas oficinas apenas es parcial, será una tarea de una enorme dificultad, y más si el propósito es hacerla de manera rápida. Devolverles esas tierras a campesinos injustamente despojados implicará conflictos jurídicos monumentales que requerirán, para desenredarse, una gran voluntad política.
No va a ser fácil, sin ir más lejos, su tránsito por el Congreso. Como dijo un experimentado senador, "una gran mayoría de los congresistas son representantes de ganaderos y terratenientes". El primer pulso se verá en la Comisión Quinta, a la que le corresponde discutir los temas de tierras.
Los aspectos legales pueden llegar a ser la mayor barrera. La figura que se tiene que aprobar es una especie de expropiación, que si bien se fundamenta en la utilidad social, también puede entrar en choque con otros pilares del Estado de derecho, como la presunción de buena fe, el respeto a la propiedad privada y la seguridad jurídica. En lo que se refiere a títulos de propiedad, en Colombia no todo es blanco o negro. Cada situación es diferente y se encontrarán muchos casos en los que no habrá claridad, y aunque un campesino despojado demuestre que era tenedor de un predio antes de 1991, no se le va a poder incautar ese predio al actual tenedor. En esos casos, el gobierno tal vez recurra, como lo ha sugerido, a llegar a un acuerdo y buscar otras opciones para reubicar a esas familias desplazadas.
Son tan grandes todos los problemas enumerados anteriormente que el enfrentamiento con los grandes jefes paramilitares que produjeron el desalojo es importante, pero no es el mayor desafío. La mayoría de ellos están recluidos en cárceles y su poder no es el que tenían cuando le estaban ganando la guerra a la guerrilla. Esto no significa, sin embargo, que no vaya a haber violencia en el proceso. El gobierno parece tenerlo muy claro. Los asesinatos y las intimidaciones contra quienes quieren recuperar su terruño son el pan de cada día. No solo Mancuso, Macaco, Don Berna y compañía matan en Colombia. También lo hace la nueva generación de bandas emergentes que se han quedado con muchas de esas tierras.
Un ejemplo macabro de este fenómeno es el caso de 'Colombia', un hombre al que en diciembre pasado el Estado le devolvió las 38 hectáreas donde los paramilitares habían matado a su hermano y a su papá. No valió ni siquiera que el entonces vicepresidente Francisco Santos les hiciera saber a quienes lo habían despojado que el gobierno estaba muy pendiente de la suerte de 'Colombia'. En mayo pasado lo mataron, y mes y medio después el alcalde encargado de Necoclí firmó un acta de devolución de las tierras al personaje a quien se creía que el Vicepresidente había dirigido su advertencia. En ocho años han matado a 45 líderes de grupos de víctimas. El ministro Juan Camilo Restrepo ya se reunió con el cuerpo de generales para pedirles protección.
El panorama es bastante áspero. Pero también es cierto que las verdaderas revoluciones son las que todos consideran imposibles. Y es ahí donde aparecen los líderes que, contra viento y marea, las saquen adelante. El principal factor a favor de esta histórica propuesta es la voluntad férrea de hacerlo que tienen el presidente Santos y su ministro Juan Camilo Restrepo. Los dos están jugados. No están apostando al aplauso de sus contemporáneos sino a su puesto en la historia. Cuentan por ahora con la enorme popularidad que rodea al gobierno en esta etapa de luna de miel. Pero nada acaba una luna de miel más rápido que un gobierno reformador, y eso es precisamente lo que quiere ser Juan Manuel Santos.
Si lo logra, pasará a ser uno de los grandes transformadores del país. Con una verdadera reforma agraria Colombia podría cerrar heridas que tiene abiertas desde la época de la Independencia. En términos más contemporáneos, será una oportunidad para saldar la deuda moral con las víctimas del conflicto armado, y al mismo tiempo dará un salto importante en la búsqueda de la equidad. Pero sobre todo, puede hacer que se acabe esa división que ha existido en Colombia desde hace 200 años: una Colombia urbana, moderna, tolerante y productiva, y otra Colombia rural atrasada, paupérrima y olvidada, donde aún se dan comportamientos de la Edad Media.
Cuando Juan Manuel Santos, en su discurso de posesión, dijo que las tierras van a regresar a manos de quienes "de verdad las trabajan con vocación y sudor", muchos interpretaron esta frase como un recurso retórico para adornar su primera alocución presidencial. Hoy, un mes después de ese lluvioso día en la Plaza de Bolívar, todo indica que la cosa va en serio. Pero el gran interrogante es si es posible solucionar un problema como el de la tierra en Colombia, que por su complejidad histórica, política y jurídica se ha convertido en un reto imposible hasta la fecha.
De las muchas reformas estructurales que el gobierno tiene en la agenda, todas muy importantes y urgentes, la ley de tierras es quizá la única que puede partir la historia en dos. Así como Álvaro Uribe para convertirse en el adalid de la seguridad tuvo primero que apaciguar las carreteras del país, Juan Manuel Santos sabe que no es posible la prosperidad que ha prometido sin hacer un milagro en el campo.
Y es que el tema de quién tiene derecho a la tierra es quizá el más importante de resolver en Colombia. El país ya va a completar un siglo viendo cómo se repite, cada 20 años, la misma letanía: la tierra como el epicentro de alguna forma del conflicto. En 1920, por ejemplo, eran apenas luchas agrarias en el centro del país. Pero 20 años después, en esos mismos lugares donde se había sembrado el descontento, germinaron los primeros brotes guerrilleros. Y en la década de los 60, en el documento que sirvió de partida de bautismo de las Farc, de lo único que se hablaba era de reforma agraria. La tierra también se convirtió en botín estratégico para los carteles del narcotráfico de los años 80, que las usaban como corredores de tráfico o para lavar dineros calientes y como símbolo de estatus. Y los paramilitares no solo nacieron para defender a los latifundistas del azote de la guerrilla, sino que a comienzos de este siglo decidieron tomarse para sí toda finca que se topaban en el camino.
Cada nuevo conflicto por la tierra parece mutar a fenómenos de violencia más crueles y complejos. En los últimos 30 años, el narcoparamilitarismo desencadenó a sangre y plomo una contrarreforma agraria que anuló todo el esfuerzo que en materia de tierras se había hecho unas décadas antes. Colombia es cada vez un país más desigual: se duplicó el porcentaje de la tierra en poder de grandes hacendados, y el despojo de los suelos hizo que los desplazados colombianos se convirtieran en una de las crisis humanitarias más graves del planeta. Eso en números es escandaloso: las fincas de más de 500 hectáreas que hace 20 años ocupaban el 32 por ciento de la tierra útil hoy ocupan el 62 por ciento y pertenecen a no más del 4 por ciento de los propietarios; y, del otro lado, uno de cada cuatro campesinos fue expulsado de su terruño -según las cifras de un estudio que presentó hace dos semanas la investigadora Ana María Ibáñez en la Convención Bancaria- y el destierro lo convirtió en un indigente en los cordones de miseria de la ciudad.
Algunos economistas neoliberales podrían argumentar que esa estructura no necesariamente es mala per se, porque para que la agroindustria se convierta en motor de desarrollo necesita contar con grandes extensiones de tierras. Pero ese supuesto tiene dos problemas en Colombia: el primero es que, según cálculos de Luis Jorge Garay, el 35 por ciento de los predios más ricos para el agro son propiedad de capitales de dudosa procedencia, y el segundo es que la agricultura se coronó como la cenicienta de la economía con el desempeño más pobre en la última década. Como dijo Alejandro Gaviria en su columna de El Espectador, "más parece un vagón de tercera clase que una locomotora", como la ha denominado el gobierno.
Ese estado de cosas es aún más dramático si se tiene en cuenta que intentos de resolver el problema de las tierras no han faltado. Desde Alfonso López Pumarejo, quien en 1936 desafió con su Revolución en Marcha a los terratenientes con el concepto hasta hoy vigente de que la tierra tenía una función social, hasta otros mandatarios de estirpe liberal, como Alberto Lleras, Carlos Lleras y Virgilio Barco, que a su manera trataron de poner a funcionar, con mediano o ningún éxito, la locomotora agrícola. Casi siempre, los terratenientes terminaron atravesándose y frenando en seco las reformas, como ocurrió, por ejemplo, con el acuerdo de Chicoral de 1973.
Las buenas intenciones, y sus muchos o pocos logros, se desmontaron de manera definitiva en los últimos 20 años con la contrarreforma agraria que a sangre y plomo impusieron los paramilitares. Un experto en el tema, Absalón Machado, es contundente: "Los intentos de hacer reforma agraria han sido un fracaso. Como Colombia no ha resuelto el problema de control de la propiedad, la idea de tener tierras es un elemento de poder. La tierra aquí tiene una carga feudal muy grande. Y si lo hubiéramos resuelto antes, tal vez nos habríamos ahorrado la violencia de 40 años".
El gobierno de la seguridad democrática de Álvaro Uribe le dio prioridad a erradicar la insurgencia en el campo más que a distribuir equitativamente su propiedad. Por otra parte, la apuesta de aumentar la confianza inversionista a través de estímulos a la inversión se tradujo en dos de los escándalos más sonoros de su mandato: el de Agro Ingreso Seguro y el de Carimagua, en el cual fincas destinadas a los desplazados casi acaban en manos de los empresarios palmeros. Por otra parte, el Incoder se convirtió en otra olla podrida, ya que desde su creación, en 2003, se infiltraron los paramilitares. La entidad terminó por entregar las tierras, no a los campesinos, sino a personas con órdenes de captura.
Es toda una paradoja: Colombia, en sus 200 años de historia, no ha logrado hacer una reforma agraria sostenida en el tiempo, y en solo tres décadas sufrió una contrarreforma de inmensas proporciones.
¿En qué consiste la reforma?
El gobierno de Juan Manuel Santos parece haber entendido la dimensión del problema y ha decidido dar un viraje radical. Ha puesto a trabajar a sus mejores ministros en el tema. Juan Camilo Restrepo, de Agricultura, lleva la batuta, y lo apoyan Juan Carlos Echeverry, de Hacienda; Germán Vargas, del Interior, así como los directores de Planeación, Hernando José Gómez, y de Acción Social, Diego Molano.
El Presidente presentó la reforma el viernes pasado, en Barrancabermeja. Con un emotivo discurso, en el que evocó al legendario Siervo sin tierra, de Eduardo Caballero Calderón, dijo que la ley de tierras "es el mejor programa de paz".
El eje central de la política es el capítulo de restitución de tierras a las víctimas. Este será radicado en el Congreso, a más tardar este martes, como parte del proyecto de ley de víctimas (como quiere el Partido Liberal) o como un proyecto independiente de ley de tierras (como quiere el Partido Conservador).
La meta que se ha propuesto el gobierno es ambiciosa: devolver dos millones de hectáreas a las víctimas del destierro en los últimos 20 años. Eso equivale a una franja de terreno casi del tamaño de Cundinamarca. El dato, como dice uno de los arquitectos de la reforma, es "al ojímetro", porque los investigadores no se han podido poner de acuerdo: algunos, como Garay, hablan de 5,5 millones de hectáreas usurpadas, y otros, como Ibáñez, de 1,2 millones de hectáreas, avaluadas en un billón de pesos.
La gran innovación de la futura ley es que contiene una fórmula, que parece inteligente pero no será fácil, para poner al descubierto a los testaferros de narcotraficantes, guerrilleros y paramilitares, quienes negocian con las tierras mientras sus jefes están en cárceles en Estados Unidos o en la selva. El trabajo será titánico pues no hay nada más difícil que probar judicialmente el testaferrato, y a eso se suma que muchos de los campesinos desplazados ni siquiera tienen título de propiedad.
Lo primero que tendrá que hacer el Ministerio de Agricultura es unificar varias bases de datos que hoy existen, para contar con un gran sistema de información catastral que permita determinar, dentro de lo posible, quién era el dueño de cada predio hasta 1991. De esta forma, cuando un desplazado se acerque al Ministerio a reclamar su finca, se compara con los datos del sistema, y si en efecto lo despojaron de sus tierras, el gobierno le entregará un certificado que lo acredita como tal. Con ese certificado se podrá acercar a la jurisdicción de tierras, un nuevo cuerpo de magistrados que se creará especialmente para tratar los problemas de la restitución agraria.
Contrario a lo que ocurre hoy, al campesino no le tocará demostrar que él es el dueño, ya que la nueva ley contempla que la carga de la prueba quede invertida de tal suerte que sean los actuales tenedores o propietarios los que tendrían que demostrar que no participaron del despojo. Si el actual tenedor no logra probar de forma convincente su derecho a la propiedad, el magistrado ordenará la restitución de la tierra al despojado y se la titulará. Y en caso de que el actual 'dueño' de la finca vaya a pleito y demuestre que no era un testaferro sino un tercero de buena fe, el magistrado ordenará indemnizarlo y el pago se hará con TES de deuda pública.
La fórmula no es nada fácil de aplicar. Es como si Colombia se devolviera en la máquina del tiempo hasta 1991, dejara tal cual la propiedad de la tierra como estaba en ese momento, y así hacer caso omiso de las consecuencias del conflicto y tratar de reparar los daños que hicieron durante este periodo los señores de la guerra, ya sean de izquierda o de derecha, en el campo. Una medida de la dificultad que enfrenta el gobierno es que en cinco años de la Ley de Justicia y Paz, del más de millón de hectáreas que se le atribuye al despojo paramilitar solo han entregado 21.000.
En el lanzamiento de este ambicioso proyecto, el viernes pasado, en un acto simbólico el presidente Santos entregó 400 hectáreas, que había devuelto Macaco, a 40 familias que hacen parte del laboratorio de paz del Magdalena Medio.
Lo anterior es, sin embargo, solo uno de los capítulos de la política de tierras del gobierno de Juan Manuel Santos. Hay otros no menos importantes. El segundo es el de extinción de dominio. El Estado ha fracasado en la aplicación de esta figura a pesar de llevar tres lustros ensayándola: 789.000 hectáreas han sido decomisadas; pero por falta de pruebas la tercera parte ha tenido que ser devuelta a quienes se las habían incautado, y es tal el desorden que otra tercera parte no se sabe en manos de quién está en la actualidad. Solo se ha logrado extinguir definitivamente el dominio de 100.000 hectáreas, y de ellas solo 15.000 se han entregado a desplazados. Es decir, de casi 800.000 hectáreas, solo el 2 por ciento ha llegado a manos de los campesinos.
El tema de extinción ha estado a cargo del ministro del Interior, Germán Vargas, quien le ha pedido al ex ministro de Justicia Carlos Medellín que diseñe el proyecto. La idea inicial sobre la que están trabajando es que los trámites se agilicen o que el Estado compre -también con TES- las 330.000 hectáreas que aún hoy están atascadas en el trancón judicial, para ponerlas en la bolsa de tierras. A esa bolsa también van a ir a parar otras 650.000 hectáreas que hoy están en poder del Ministerio de Agricultura. Todas, en teoría, serán devueltas a víctimas, y también entregadas a campesinos pobres.
El tercer gran tema de la política del gobierno es formalizar 1,2 millones de predios rurales que hoy no tienen papeles de propiedad y suman más de 6 millones de hectáreas. Se trata de un ejercicio de titulación masiva, como el que se dio en la época de López Pumarejo. El esfuerzo va a ser también monumental si se tiene en cuenta que todavía hay oficinas de registro en el país que no tienen computador. Pero es una tarea urgente, porque la informalidad en el campo es tan grande que abona el terreno para que los violentos se sientan como Pedro por su casa.
El cuarto capítulo de la política va a tocar el bolsillo de los terratenientes. Se trata de la modernización que el gobierno quiere hacer del impuesto predial en el campo. Es muy diciente que del total del avalúo catastral del país, que asciende a 500 billones de pesos, el de Bogotá pesa 200 billones y el de todo el sector agrario apenas 70 billones. Hoy algunos dueños de tierras pagan una tarifa de uno por cada 1.000 pesos del valor catastral. Sin embargo, en este gobierno, en las discusiones preliminares sobre el tema, se ha mencionado una tarifa mínima de cuatro por 1.000 y hasta de 16 por 1.000 para predios improductivos. Y eso que parece sencillo es un chicharrón no menos complicado que los anteriores, dado el poder que ha tenido tradicionalmente en el país la clase terrateniente. Hay un dato interesante: la tarea de modernizar la estructura tributaria del agro fue una de las metas que le puso hace 60 años el Banco Mundial a Colombia, cuando vino su primera misión al país encabezada por Lauchlin Currie, pero ningún presidente se ha atrevido a cumplirla.
Los otros dos capítulos de esta cruzada tienen que ver con la organización del uso que se le debe dar la tierra en Colombia y cómo hacerla más productiva. En el país hay 114 millones de hectáreas, y de ellas, más de la mitad, 65 millones, fueron declaradas hace medio siglo zonas de reserva. Pero a hoy, con el paso del tiempo y de los sembrados de coca, en la práctica han dejado de ser reserva 14 millones y se van a excluir de esa calificación 6 millones más. Esto quiere decir que el país amplía su frontera agrícola, y lo que busca el gobierno Santos es dejar esos límites claros y sellar definitivamente las selvas y otras reservas, para que el país no siga perdiendo su patrimonio ambiental.
¿Y cómo hacer más productiva esta mitad del país compuesta por tierras útiles agropecuarias? Ese es, para expertos como el presidente del Partido Liberal, Rafael Pardo, uno de los grandes desafíos de este gobierno. Hay que darle, literalmente, un revolcón al campo. La idea del ministro Juan Camilo Restrepo es que la tierras dedicadas hoy al ganado se reduzcan a la mitad. En la actualidad son 38 millones de hectáreas, y la meta sería reducirlas a 20. Por otra parte, el Ministro aspira a que las tierras dedicadas a la explotación agrícola se multipliquen por cuatro, pasando de 5 millones de hectáreas a 20 millones.
Todas estas metas tendrán como parámetro de comparación los resultados obtenidos en materia de reforma agraria en el pasado. Durante el primer gobierno de López Pumarejo, hace 75 años, cuando el país era esencialmente feudal, se alcanzaron a titularizar 60.000 hectáreas por año. Por otra parte, la Ley 160 de 1994, expedida al final del gobierno de César Gaviria, y otras reformas produjeron entre 1994 y 2002 la redistribución de alrededor de 600.000 hectáreas. En el gobierno de Uribe, se calcula que se entregaron 66.000 entre subsidios y tierras.
Los enemigos
El tamaño de la cruzada es tal que se corre un considerable riesgo de fracasar en el intento. Solo conseguir la información, que está dispersa y en algunas oficinas apenas es parcial, será una tarea de una enorme dificultad, y más si el propósito es hacerla de manera rápida. Devolverles esas tierras a campesinos injustamente despojados implicará conflictos jurídicos monumentales que requerirán, para desenredarse, una gran voluntad política.
No va a ser fácil, sin ir más lejos, su tránsito por el Congreso. Como dijo un experimentado senador, "una gran mayoría de los congresistas son representantes de ganaderos y terratenientes". El primer pulso se verá en la Comisión Quinta, a la que le corresponde discutir los temas de tierras.
Los aspectos legales pueden llegar a ser la mayor barrera. La figura que se tiene que aprobar es una especie de expropiación, que si bien se fundamenta en la utilidad social, también puede entrar en choque con otros pilares del Estado de derecho, como la presunción de buena fe, el respeto a la propiedad privada y la seguridad jurídica. En lo que se refiere a títulos de propiedad, en Colombia no todo es blanco o negro. Cada situación es diferente y se encontrarán muchos casos en los que no habrá claridad, y aunque un campesino despojado demuestre que era tenedor de un predio antes de 1991, no se le va a poder incautar ese predio al actual tenedor. En esos casos, el gobierno tal vez recurra, como lo ha sugerido, a llegar a un acuerdo y buscar otras opciones para reubicar a esas familias desplazadas.
Son tan grandes todos los problemas enumerados anteriormente que el enfrentamiento con los grandes jefes paramilitares que produjeron el desalojo es importante, pero no es el mayor desafío. La mayoría de ellos están recluidos en cárceles y su poder no es el que tenían cuando le estaban ganando la guerra a la guerrilla. Esto no significa, sin embargo, que no vaya a haber violencia en el proceso. El gobierno parece tenerlo muy claro. Los asesinatos y las intimidaciones contra quienes quieren recuperar su terruño son el pan de cada día. No solo Mancuso, Macaco, Don Berna y compañía matan en Colombia. También lo hace la nueva generación de bandas emergentes que se han quedado con muchas de esas tierras.
Un ejemplo macabro de este fenómeno es el caso de 'Colombia', un hombre al que en diciembre pasado el Estado le devolvió las 38 hectáreas donde los paramilitares habían matado a su hermano y a su papá. No valió ni siquiera que el entonces vicepresidente Francisco Santos les hiciera saber a quienes lo habían despojado que el gobierno estaba muy pendiente de la suerte de 'Colombia'. En mayo pasado lo mataron, y mes y medio después el alcalde encargado de Necoclí firmó un acta de devolución de las tierras al personaje a quien se creía que el Vicepresidente había dirigido su advertencia. En ocho años han matado a 45 líderes de grupos de víctimas. El ministro Juan Camilo Restrepo ya se reunió con el cuerpo de generales para pedirles protección.
El panorama es bastante áspero. Pero también es cierto que las verdaderas revoluciones son las que todos consideran imposibles. Y es ahí donde aparecen los líderes que, contra viento y marea, las saquen adelante. El principal factor a favor de esta histórica propuesta es la voluntad férrea de hacerlo que tienen el presidente Santos y su ministro Juan Camilo Restrepo. Los dos están jugados. No están apostando al aplauso de sus contemporáneos sino a su puesto en la historia. Cuentan por ahora con la enorme popularidad que rodea al gobierno en esta etapa de luna de miel. Pero nada acaba una luna de miel más rápido que un gobierno reformador, y eso es precisamente lo que quiere ser Juan Manuel Santos.
Si lo logra, pasará a ser uno de los grandes transformadores del país. Con una verdadera reforma agraria Colombia podría cerrar heridas que tiene abiertas desde la época de la Independencia. En términos más contemporáneos, será una oportunidad para saldar la deuda moral con las víctimas del conflicto armado, y al mismo tiempo dará un salto importante en la búsqueda de la equidad. Pero sobre todo, puede hacer que se acabe esa división que ha existido en Colombia desde hace 200 años: una Colombia urbana, moderna, tolerante y productiva, y otra Colombia rural atrasada, paupérrima y olvidada, donde aún se dan comportamientos de la Edad Media.
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