lunes, 30 de julio de 2012

NOSOTROS ALIMENTAMOS EL MUNDO



Nosotros alimentamos al mundo es una película sobre la comida y la globalización, sobre pescadores y agricultores, camioneros y ejecutivos corporativos, sobre la circulación de productos y del dinero, sobre la escasez rodeada de la abundancia. Con sus imágenes inolvidables, la película nos informa sobre la producción de nuestra comida y nos dice por qué tenemos algo que ver con el hambre en el mundo.
Todos los días, la cantidad de pan que no venden en Viena y devuelven para tirar sería suficiente para el suministro de Graz, la segunda ciudad más grande de Austria... Unas 350,000 hectáreas de tierra agrícola, sobre todo en Sudamérica, están dedicadas al cultivo de soja para alimentar al ganado de Austria, mientras el 25% de la población local pasa hambre... Cada europeo come al año diez kilos de verduras artificialmente irrigadas en invernaderos en el sur de España, provocando con esto escasez de agua...

En Nosotros alimentamos al mundo, el cineasta austríaco Erwin Wagenhofer explora los orígenes de nuestra comida. La idea original parte de ver de otro modo el mercado más famoso de Viena, el Naschmarkt, para echar un vistazo detrás de las cortinas. ¿De dónde viene todo eso, de dónde vienen los tomates y los demás productos? Pues de España, y que un producto tan sencillo como un tomate tuviera que viajar tres mil kilómetros antes de llegar a su destino sirvió de historia principal, pero en realidad todo el documental es un viaje por Francia, España, Rumanía, Suiza, Brasil y luego de vuelta a Austria. El guía en la película es una entrevista con Jean Ziegler, ponente Especial de Naciones Unidas sobre el Derecho a la Alimentación. También entrevistan a pescadores, agricultores, biólogos y al director de producción de Pioneer, la empresa de semillas más grande del mundo, igual que a Peter Brabeck, director general de Nestlé International, la empresa de alimentación más grande del planeta.

sábado, 28 de julio de 2012

LAS FERIAS CAMPESINAS











Las ferias campesinas como estrategias socioeconomicas http://books.google.com.co/books?id=dPbp1sC0-q4C&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false ...... recordaba en mi ciudad donde creci (Villamaría Caldas ) donde se hacia la feria campesina algo ya casi extinto ... todos los sábados, los productos frescos y bien baratos para la canasta familiar.....pero poco a poco se amangualaron los intermediarios con los políticos de turno y a punto de decretos y normatividad dejaron de hacerla ya que sus interés (plusvalia) de los revuelterias o legumbrerias como quieran decirlo se vieron fuertemente afectadas por estos mercados. Hoy recordaba con nostalgia estos mercados o ferias campesinas y ver aunque cada aña la feria es muy poco....asi como se decretaron su participacion deberiqan institucionalizarla cada 8 días y darle la publicidad que se merece. En CARABOBO CON SAN JUAN , los tercer sábados de cada mes se hacen presentes los Corregimientos con sus orgánicos, es muy poco para algo de tanta importancia socioeconómica. Señores concejales, diputados, alcaldes gobernadores A FOMENTAR LAS FERIAS CAMPESINAS COMO ESTRATEGIAS SOCIOECONOMICAS.....seguramente le sumaran adeptos a sus filas......





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miércoles, 25 de julio de 2012

BIODIGESTOR CASERO


¿Has considerado aprovechar los residuos de alimentos y de la cocina para producir biogás casero? Si es así, puedes construir un biodigestor anaeróbico casero a partir de un bidón o tanque de polietileno con capacidad entre 120 y 220 litros. No se necesitan grandes conocimientos técnicos ni materiales difíciles de conseguir para su construcción; solo observe la imagen, lea los materiales y lo comprenderá. El diseño propuesto es bastante común, y al ser semi-continuo permite adicionar residuos orgánicos diariamente.
Inicialmente, dependiendo del tanque disponible así será la cantidad de biogás producido por el digestor. Los usos para este biogás podrían ser cocinar algunos alimentos, calefaccionar una estancia, iluminar o simplemente para proyectos o experimentos caseros. Para esto último sería muy útil un mechero Bunsen ya que permite regular el flujo de gas y la mezcla de aire-biogás de forma sencilla.
El biodigestor debería construirse de acuerdo a la disponibilidad de recursos y no tratar de hacerlo exactamente con los materiales que mencionaré a continuación. Acuerdese de “las tres R”; reducir, reusar y reciclar.
Los Materiales y su descripción:
El reactor y la entrada de materiales
  • Un tanque o bidón de entre 120 y 220 litros de capacidad. Generalmente son azules con tapa de cierre hermético.
  • Tapón de limpieza sanitario (4”): Es una especie de adaptador con tapón enroscable
  • Segmento corto de tubo (4”): Pasa a través de la abertura y conecta el “adaptado-tapón” en el exterior con la Reducción en la parte interna del tanque. Debe ser suficientemente corto para permitir que tanto la Reducción como el adaptador-tapón aprisionen la pared de la tapa del tanque y así permitir una mejor sujecion y sellamiento. También se pueden usar bridas sanitarias pegadas con silicona al tanque.
  • Reducción PVC de 4” a 3”
  • Tubo PVC sanitario (3”): Desde la reducción hasta 5cm antes del fondo del tanque.
Parte superior e inferior
Para la salida del efluente:
  • Adaptador de tanque (2”)
  • Tubo PVC (2”) para la tubería de salida del efluente
  • 3 Codos PVC (2”)
  • Adaptador de tanque (1”) para conectar la válvula
  • Válvula de esfera PVC (1”) Para la salida inferior del efluente más pesado.
Para la salida del biogás (en orden):
  • Conector de tanque (1/2”)
  • Válvula de esfera con roscas (1/2”)
  • Adaptador para manquera
  • Manguera
Para unir las partes y sellar:
  • Soldadura (pegamento) para PVC
  • Silicona selladora transparente, ¡resistente a hongos!: Para sellar alrededor de las uniones al tanque e impedir filtración.
( ” ) = pulgadas
Al tanque se le realizan dos agujeros laterales y dos en la tapa. Uno en la parte lateral-inferior para la válvula de 1 pulgada; otro en la parte media para la salida de efluente. En la tapa uno será para la entrada del material y el otro para la salida del biogás, siempre del diámetro de la pieza que lo atravieza.
Para almacenar el biogás se utiliza un depósito de campana flotante, muy fácil de construir con dos bidones; uno grande donde va el agua y otro ligeramente más angosto que se sitúa boca abajo dentro del anterior. La manguera que viene del digestor se introduce al tanque mayor y burbujea de tal forma que el gas sube y queda atrapado en el tanque menor el cual tiene una válvula para la salida del gas con una manguera y una trampa de agua.
En un anterior post titulado biodigestor casero de bidón, presenté unas figuras y materiales de como se podría fabricar un biodigestor a partir de un bidón o tambor de plástico. En esta ocasión presentaré una guía general para su uso.
No hay que olvidar que este biodigestor es más que todo “experimental”. Lo que quiero decir es que constituye un una unidad para hacer pruebas y recopilar información más que como fuente estable de biogás para uso doméstico. Para esto último se recomienda un biodigestor de mayor capacidad.
Para poder utilizar el biodigestor su constructor deberá instalar previamente las conexiones, mangueras, válvula de seguridad, depósito de biogás y quemador, así como también revisar las conexiones con el fin de evitar fugas de gas o la entrada de aire al aparato. Ya resueltos estos preparativos se podrá proseguir con el llenado de este.

Materia Orgánica Utilizable

  • Estiércol fresco o purines de animales herbívoros u omnívoros (ejemplo: cerdos).
  • Residuos de cocina y restos de alimentos, (excepto de cítricos).
  • Aceite de cocinar usado (solo el 5%)
  • Restos de vegetales de plaza de mercado.
  • Césped recién cortado -mezclado con otros materiales-
  • Aserrín (serrín) “viejo” -mezclado con otros materiales-
Existen otras materias que no recomiendo debido a que son más difíciles de degradar o no aptos para un biodigestor de estas características. En general no deben utilizarse residuos de frutas cítricas, semillas o granos  enteros, paja o tallos de cereales, virutas de madera, hojas sécas, restos de podas, excremento de animales carnívoros como gatos o perros y tampoco materia fecal humana. Están fuera de toda consideración para este uso los huesos, piedras, vidrio, metal, plástico y cascarilla de arroz.
Para permitir una rápida degradación, todos los materiales que se utilizarán deben sertriturados, desmenuzados o machacados según sea el caso, en fragmentos no mayores a 1o mm para los más blandos y menores 5 mm los más consistentes. Entre más pequeños, mejor.

Carga

La carga se constituirá por la mezcla de un 20 a 25 % de material orgánico y de un 80 a 75% de agua. Parte de este agua puede reemplazarse por el  líquido (efluente) tratado que sale del biodigestor también conocida como biol, y de esa forma producir más biogás a expensas de obtener menos fertilizante.

Tiempo de retención y Carga diaria

De acuerdo a la temperatura ambiental, así será el tiempo de retención de los materiales añadidos al biodigestor. En la siguiente tabla extraída de la Guía de Biodigestores Familiares se indica el tiempo de retención de acuerdo a la temperatura.
Tiempo de retención según temperatura
Se dejará un espacio de “aire” en el biodigestor de un 25% (1/4) en tanque-biodigestor, por lo que solo se utilizará el 75% de la capacidad de este, al cual llamaremos volumen de trabajo (VT). El tubo de salida se dispondrá a modo de rebosadero, de tal forma que siempre quede 1/4 de la capacidad para la fase gaseosa.
La carga de mezcla que se debe adicionar diariamente se calcula como se indica a continuación:
  1. VT= CTT x 0,75
  2. CD= VT/TR
Siendo:
VT: volumen de trabajo en Litros.
CTT: capacidad total del tanque en Litros.
CD: carga diaria de mezcla que se debe añadir.
TR: tiempo de retención en días (ver tabla)
Ejemplo: En clima cálido, para un biodigestor de 120 litros, el volumen de trabajo será 90 litros (120 L x 0.75= 90) y la carga diaria de mezcla será 4.5 litros (90L/20=4.5L).

Funcionamiento

El biodigestor inicialmente deberá llenarse (los 3/4) con la mezcla de materia orgánica y agua en pocos días para evitar que se liberen olores de forma excesiva. Luego del llenado no se adicionará más mezcla hasta que haya comenzado bien la producción de metano y luego mantenido por varios días. Posterior a que esto ocurra se adicionará diariamente la carga que calculó para su biodigestor en concreto, siempre por la tapa PVC en la parte superior del digestor.
El tubo de salida del biodigestor será  el rebosadero por donde saldrá el efluente líquido o biol  cada vez que se adiciona la carga al aparato.
En cuanto a la cantidad de biogás que se producirá no hay un “número mágico” para todos los sustratos posibles. Lo mejor será buscar por cada material que piensa utilizar en un artículo o libro como el de CEPIS-OPS
No olvide que estas solo son algunas pautas y que puede experimentar variando el tiempo de retención, los materiales orgánicos, la dilución de la carga u otros aspectos.
Artículos Relacionados:
  1. Biodigestor casero de bidón
  2. Biogás y Biodigestión
  3. Clasificación de biodigestores



PRECAUCION: EL BIOGÁS ES UN COMBUSTIBLE. Tome adecuadas medidas de seguridad y consulte a un profesional

Mi Huerto en Casa: Taller siembra, mantenimiento y cosecha del huerto...

Mi Huerto en Casa: Taller siembra, mantenimiento y cosecha del huerto...: TALLER DE AGRICULTURA ORGANICA INTENSIVO CIUDAD DE MEXICO  MI HUERTO EN CASA  Aprenderás a hacer un  calendario de sie...

martes, 24 de julio de 2012

EL COMPOST ES EL FUTURO


Hace tres meses no conocía su existencia. Entonces supe que iba a dar una conferencia sobre agricultura biodinámica, compostaje, permacultura…
ENVIADO POR: ECOTICIAS.COM / RED / AGENCIAS, 24/07/2012, 12:20 H | (133) VECES LEÍDA
Peter Ash es un experto en agricultura biológica, biodinámica, permacultura… Da clases en varios puntos del planeta y sus ideas son ya realidades tangibles en puntos tan alejados como California o India. Él nos enseña a ser más sostenibles y eficientes al mismo tiempo.
Hace tres meses no conocía su existencia. Entonces supe que iba a dar una conferencia sobre agricultura biodinámica, compostaje, permacultura… en el Centro Amma de España. Me era imposible ir pero pensé: ¿Y si tengo la oportunidad de preparar una entrevista con él? Dicho y hecho.
Contacté con el susodicho centro, me organizaron una conversación telefónica con él, le dije quién era, le pedí que me enviara un curriculum que me proporcionara material para preparar la entrevista, lo envió a vuelta de e-mail junto con el material de una conferencia que había pronunciado en Portland acerca de su trabajo de “Gestión de Recursos Integrados”, en India. Le envié un borrador de preguntas y en un tiempo récord me envió un larguísimo borrador de respuestas... Ahora es cuando empezaba el trabajo real, separar el grano, que no es poco. El resultado es impactante.
¿QUIÉN ES PETER ASH?
Peter Ash es un agricultor con más de treinta años de experiencia en explotaciones de cítricos y aguacates en California. En los noventa decidió dedicarse a tiempo completo a sistemas de agricultura orgánica sostenible desde su empresa Pete’s Organic Grove and Garden Service dedicada al diseño e instalación de huertos orgánicos, frutales familiares y plantas autóctonas. Es docente voluntario en el Solana Center for Environmental Innovation, organización sin ánimo de lucro cerca de su casa en Encinitas, California. En su última empresa, StraightAsh Environmental Solutions, ejerce de consultor y conferenciante internacional en “aprovechamiento de residuos integrados”, agricultura sostenible y diseño de permacultura. Actualmente está trabajando en proyectos en Europa, India y Estados Unidos. En India ha creado tres plantas de compostaje orgánico, para otras tantas instituciones fundadas por Amma, transformando residuos en recursos valiosos. En Estados Unidos enseña en el centro San Elijo Lagoon Conservancy en el condado de San Diego, California. Le encanta enseñar a los niños y a las familias cómo ser más sostenibles en casa y en sus vidas cotidianas. Su pasión por la conservación y restauración del hábitat se refleja en todos sus trabajos.
-Creo que su dedicación a la agricultura orgánica sostenible, con reputación internacional en la actualidad, puede suscitar la curiosidad de nuestros lectores. Me parece que nos gustaría conocer los orígenes de esta dedicación. ¿Cuándo empezó su interés por la Naturaleza? 
-Empezó hacia 1969 en las Islas Canarias, en el pequeño pueblo de Arafo en Tenerife, donde conocí a un viejo agricultor y empecé a ayudarle en sus tierras, huertos y viñas. Ese fue mi comienzo en la agricultura. Entonces todo era orgánico aunque no lo sabíamos. No usábamos ningún producto químico ni artificial. No tenía ninguna experiencia anterior pero me gustó. Siempre me había gustado vivir y trabajar al aire libre. Cuando regresé a California me establecí en el sur, me casé y empecé mi carrera en agricultura, en plantaciones de cítricos y aguacates.
AÑOS OCHENTA
-En los años ochenta trabaja usted en la comarca de Rancho Taza con responsabilidades de supervisor y capataz. ¿Tenía usted por entonces alguna experiencia más sólida que la de la etapa de Tenerife? -Había trabajado en los últimos setenta en una compañía de agua que daba servicio a una extensa zona agrícola en el condado de San Diego. Conocí a un propietario de plantaciones de aguacate y socio en un gran viñedo. Primero trabajé en la viña como director provisional mientras encontraban a alguien titulado en viticultura. Durante mi etapa en Canarias había trabajado en viñas, durante tres años consecutivos había estado ahí para la vendimia, hacer el vino y podar las cepas, así que me contrataron en base a esa experiencia. Pronto llegó un joven universitario recién licenciado en viticultura. A mí me enviaron a dirigir una plantación de aguacates y una pequeña viña. El primer año me ocupé de la limpieza de la plantación, que estaba bastante descuidada. También planté casi tres hectáreas nuevas de viñedo, tras limpiar la tierra e instalar sistemas de riego. Al año siguiente el dueño adquirió otra propiedad y en ella planté unas siete hectáreas de aguacates. Un año más tarde me trasladaron a una propiedad mucho más grande necesitada de remodelación. El dueño y sus socios querían plantar aguacates. Así que fui a vivir en unas ciento veinte hectáreas, donde tuve que hacer limpieza de árboles secos y semisecos, replantar y plantar nuevos sectores. Para la propiedad el negocio real era la recalificación de la finca. Una vez que los árboles estuvieron bien asentados y produciendo bien, la tierra fue dividida y vendida en parcelas con un bonito espacio para construir una casa. Cuando todas las parcelas se vendieron decidí establecerme por mi cuenta.
-En esos años, ¿hizo algún estudio formal de agricultura?
-No, nunca aprendí formalmente, sólo por experiencia. Cuando tenía problemas consultaba con la Oficina de Ayuda a los Agricultores. Como extensión cooperativa de la Universidad de California, los asesores normalmente recomendaban el uso de pesticidas y abonos artificiales. Lo hacían porque la universidad recibía fuertes apoyos económicos de grandes empresas químicas. En los años ochenta se aprobó una ley en California que exigía que los manipuladores de pesticidas estuvieran acreditados, así que tuve que obtener el certificado oficial para poder entrenar a mis trabajadores en el uso y manipulación de los distintos productos químicos. Cuanto más aprendía, menos me gustaba usarlos, así que a principios de los años 90 volví a los métodos naturales orgánicos junto a tantos clientes como pude convencer.
RANCHO TAZA
-Tras sus siete años en Rancho Taza, usted se convierte en propietario de West Coast Grove Management en la Comunidad de Rancho Santa Fe, donde ejerce las mismas responsabilidades, pero esta vez tiene usted treinta y cinco clientes. ¿Enseñaba sus métodos de diseño, instalación, regadío, manejo de las cosechas, etc.? ¿O simplemente los asesoraba? 

-Sólo asesoraba. Cuando empecé con mi propia compañía, West Coast Grove Management, ya había dirigido algunas pequeñas plantaciones de cítricos en la rica comunidad de Rancho Santa Fe. No, en esa época aún no me dedicaba a la enseñanza. Ofrecía servicios para personalizar el cuidado de cada plantación, para optimizar la gestión de las cosechas de aguacates. Muchas plantaciones de aguacates eran consideradas de alto riesgo. Por entonces la importación de aguacates en California procedentes de otros estados, México y Sudamérica, hizo bajar drásticamente los precios y muchos pequeños cultivadores se arruinaron. Había mucha inmigración a California que no entendía el problema del agua. Mis tres años en la Compañía de Agua y mi experiencia en cítricos y aguacates me proporcionaron un buen conocimiento sobre dónde y cómo obtener y usar el agua. Me di cuenta de que necesitábamos vivir más sosteniblemente, erradicar las plantas foráneas, plantar más comestibles autóctonos y hacer mejor uso del agua.
-Otro ciclo de siete años y en 1995 se establece en Encinitas con su nueva empresa Pete’s Organic Grove & Garden Service dedicada a la supervisión, consultoría y plantación de huertos familiares, frutales y hortalizas autóctonas. Toda una evolución en su carrera, ¿empezó usted por entonces la práctica del compostaje natural? 
-En 1995 mi matrimonio fracasó. Así que vendí West Coast Grove Management y me trasladé a Encinitas en la costa y fundé la empresa Pete’s Organic Grove and Garden Service. Conservé algunos de mis clientes de aguacates que me permitieron seguir gestionando su propiedad sin usar abonos artificiales. Pete’s Organic...sigue vigente y dando servicio de instalación y mantenimiento de huertos familiares con aprovechamiento de residuos orgánicos como fertilizante, frutales y una buena divulgación y uso de plantas autóctonas comestibles, que en California son muchas debido a la bonanza del clima, mucho más interesantes que las foráneas por distintos motivos. Eso es vivir más sosteniblemente.
SOLANA CENTER FOR ENVIONMENTAL INNOVATION
-Además de su compañía consultora, a partir de 2007 se dedica a la enseñanza de compostaje y horticultura en el Solana Center for Environmental Innovation. Supongo que esto marca un hito en su experiencia, ¿cierto?

-Después de mi experiencia en Luisiana, me comprometí más con mi propia comunidad. Tenemos un humedal, el San Elijo Lagoon & Ecological Reserve. Creo que el futuro son nuestros hijos, así que disfruto llevando escolares a paseos en la Naturaleza por la reserva de la Laguna de San Elijo. Ahí les enseño la flora y fauna naturales, así como la historia de los americanos pioneros en la zona. Poco después empecé a enseñar técnicas de compostaje en el Solana Center. A menudo trabajamos con niños pequeños, los enseñamos a compostar los residuos de su almuerzo con lombrices y los ayudamos con sus huertos escolares. Más tarde, con la iniciativa de la Administración Obama sobre obesidad infantil, el Solana Center se transformó en Centro Regional de Educación Hortícola. Me contrataron part time para impartir tres cursos: “Horticultura Individual”, “Cómo empezar y mantener un programa escolar agrícola” y “Cómo empezar y gestionar un huerto comunitario”. También enseño en el Curso de Formación de Maestros de Compostaje (Master Composter Training Course MCTC). En muchos casos como voluntario y por un pequeño estipendio el curso MCTC. Recientemente he aportado un microscopio para la clase, para poder ver claramente “¡quién está trabajando!”. Esto fue después de hacer el curso de la Dra. Elaine Ingham, “Soil Food Web” (Cadena Alimentaria del Suelo), de una semana de duración, en el San Ramón M.A. Center en el norte de California en febrero del año pasado. Se matricularon muchos estudiantes universitarios en nuestro MCTC porque querían que el campus de sus facultades fuera más sostenible, querían crear Campus Residuos Cero. También se matriculaban profesionales procedentes de compañías de compostaje comercial que no comprendían realmente la ciencia que había detrás de lo que estaban haciendo. Entre otras cosas el MCTC enseña a realizar talleres de compost, a ser “embajadores de compost”. La idea es convencer de que compostar en casa los residuos orgánicos es muy bueno para el medio ambiente, además de ahorrar dinero y energía.

AMMA
-¿Es cierto que conoció a Amma como consecuencia de un accidente de moto en el sur de India? En ese caso, ¿consideró usted más tarde que el accidente era una lila (juego) de Amma para que llegara a conocerla? 

-No sabía nada de Amma cuando fui a India. Fui a estudiar agricultura biodinámica con la Asociación Biodinámica de India. En 2008 fui a Mysore donde hice dos cursos de formación en una hermosa finca a unos kilómetros de la ciudad. Después del primer curso me invitaron a hacer el segundo y a ayudarles con la sección de compostaje. Fue después del segundo curso cuando tuve el accidente de moto del que resulté con tres fracturas en el hombro izquierdo. Esto me demoró, necesitaba un nuevo billete de avión y no había posibilidad hasta tres semanas más tarde, a causa del atentado terrorista en Bombay. Tenía tres semanas por delante, así que estaba pensando en pasarlas en alguna playa tranquila. Había oído decir que Kerala era realmente bonita. Estaba sentado en un café mirando el mapa de India, tratando de decidir dónde ir, cuando se acercó un joven español que se sentó conmigo. Me habló del ashram de Amma. Me dijo: “Es muy bonito, con palmeras cocoteras en la playa, y no tendrás que hacer seva (voluntariado) porque tienes un brazo roto”. Pregunté: “Qué es seva?”. Y él simplemente dijo: “¡Vé. Te encantará!”. Así que tomé un autobús nocturno donde no dormí nada en absoluto y finalmente llegué al ashram sobre las nueve de la mañana siguiente, 2 de enero de 2009. El ashram estaba lleno porque Amma estaba ahí. Me dieron una cama en un cuartito a compartir con otros tres hombres. Pronto caí rendido y me desperté hacia las dos de la tarde. Estaba hambriento y muy dolorido. Indagué acerca de comida y me enviaron directamente a la gran sala. Me senté con mi arroz con curry, lleno de dolores. Amma estaba en el estrado dando darshan... Alguien me vio y dijo: ‘Tienes que ir a darshan”. Yo dije: “¿Qué es darshan?”. Y me dijeron: “Ponte en la fila”. Así que terminé mi arroz y me puse en la fila. Dos horas más tarde estaba en el borde del estrado y alguien me pidió mi token. Dije: “¿Token?”. Me miraron y me indicaron que continuase. Cuando tenía delante de mí tres o cuatro personas para llegar a Amma, ella me miró. Su mirada me hizo llorar. Cuando llegó mi turno y me abrazó, el dolor desapareció de mi hombro. Por completo. Supe que algo realmente muy poderoso había sucedido. Alguien me vio bajar del estrado y me dijo que estaba radiante. Empecé a preguntarme a mí mismo: “¿OK, quién es esta mujer? ¿Qué acaba de ocurrir?”. Repasé libros y pregunté a gente por Amma. Cuando supe de sus charlas sobre la Naturaleza y el medio ambiente me dije a mí mismo: “¡Sí, eso es!”. Había visto los jardines cerca del Eco Center y decidí que podía hacer seva ahí. Fui a la oficina de voluntariado y me dijeron: “Tú no tienes que hacer seva, tienes un brazo roto”. Respondí: “Aún tengo un brazo bueno y alguna experiencia y parece que el jardín necesita alguna ayuda”. Me enviaron a la responsable, y, cuando me presenté a ella, me miró y dijo: “¿Qué puedes hacer? ¡Tienes un brazo roto!”. Le dije que era agricultor y horticultor orgánico, que había dado cursos de compostaje, etc. ¡Y sus ojos se abrieron como platos! Me explicó que no sabía nada de horticultura. No plantaba, no sabía cómo ocuparse del jardín. Y lo más importante, me dijo que el día anterior tres brahmacharinis de la Escuela de Ingeniería habían venido y la habían preguntado si podía ayudarlas a plantar un huerto en la facultad. Querían practicar las enseñanzas de Amma. Así que organizamos algunas charlas y talleres para ellas y los estudiantes. En el taller hicimos un gran montón de compost y luego las ayudamos a poner en marcha el huerto. A las charlas vinieron unos ciento cincuenta estudiantes, unos setenta y cinco al taller y unos quince o así se pusieron a trabajar en el jardín. También impartí un par de talleres de compost y jardinería en el Eco Center. Pero se acercaba el momento de volver a casa. Para entonces Amma había salido de gira por India. Me habían trasladado al piso quince del edificio E. Unos dos días antes de mi partida, una tarde vi flotando residuos orgánicos en los backwaters. Tres meses más tarde estaba de regreso y empecé a compostar.
SOLIDARIDAD
-Leyendo su curriculum me he dado cuenta de que su espíritu solidario viene de largo, de hace más de veinte años. Con más o menos dinero, ¿disfruta de lo que está haciendo ahora?

-Me apasiona lo que estoy haciendo. Si mi experiencia y conocimientos sirven para ayudar a otros, eso es lo que quiero hacer. Para mí tiene sentido compartir mis dones. Si un día, alguien quiere emplearme y pagarme bien, bienvenido sea. Desde luego, me gustaría ganar mucho dinero y quizá lo consiga algún día. Por ahora, mientras Amma requiera mi ayuda en estos proyectos, eso es lo que quiero hacer. ¡Mi pasión es enseñar y hacer compost! Es mi meditación.
-Por favor, cuéntenos sus experiencias en Amritapuri Ashram, el Hospital AIMS (Amrita Institute of Medical Sciences) en Cochín y la Universidad de Ettimadai...
-Mi experiencia en el ashram ha ido evolucionando. Desde que pusimos en marcha el proyecto de compost, Amma ha comentado a menudo lo que hacemos, cómo estamos cambiando las cosas. Parece que ella ha depositado mucha fe en mí. Me han dado privilegios especiales. Cuando Swami Gurudas me llamó para poner en marcha el proyecto AIMS, fuimos inmediatamente para ver qué se necesitaba y cómo podríamos empezar. Volvimos para informar a Amma, que estaba en la primera parada de la gira a India del Norte. La entregué mi informe yendo a darshan el último, a las tres de la mañana. La pregunté si debía regresar a AIMS para empezar el trabajo. Dijo que no, que Gurudas me necesitaba y él tenía que continuar en la gira. “Así que tú también debes continuar aquí”. Compartí alojamiento con Gurudas y los brahmacharis. Me pusieron en el “comfort bus”. El ashram pagó todos mis gastos de viaje, no podría soñar con pedir un salario y a veces siento que el tratamiento especial que recibo es más de lo que merezco. No puedo describir mi gratitud. Al cabo de dos semanas, empecé a sentir que en el ashram, en ausencia de Amma, no queda apenas mano de obra voluntaria para ocuparse del compostaje. Cuando terminó la gira y Gurudas volvió, fuimos a AIMS y comenzamos a trabajar. Entonces Swami Yogamrita sugirió que fuéramos a la Universidad de Ettimadai para enseñar a compostar. Las circunstancias eran muy diferentes. Clima seco, jabalíes entrando en todas partes, sin astillas para mezclar con los residuos orgánicos frescos, requería estrategias distintas pero en eso es en lo que soy un experto, en encontrar soluciones con lo que tenemos a mano. Empezar por poco, con sólo las manos si es necesario y empezar a construir a partir de nuestros logros. Nunca temer a los pequeños fracasos, aprender de los errores y continuar. Hasta ahora ha funcionado.
AMRITAPURI ASHRAM
-¿Cómo fue el trabajo en Amritapuri Ashram?

-En el ashram todo el trabajo es aún sólo voluntariado. Parece que el ashram es para la promoción espiritual, hagamos o no buen compost. Es una situación delicada porque trabajamos con residuos sólidos municipales que normalmente contienen patógenos. Necesitamos controlar el proceso y tomar ciertas medidas de seguridad colectiva. Creo que más pronto que tarde el compostaje tendrá que ser considerado como una extensión de la cocina. Antes en la cocina era todo seva, pero con el crecimiento del ashram y la llegada de estudiantes universitarios, el trabajo voluntario no era suficiente. Ahora hay bastantes empleados. Lo mismo tendrá que ocurrir con el compostaje y el reciclado.
-¿Cree que hay alguna relación entre su trabajo y la Campaña Amala Bharatam (ABC), “India Limpia, India Bella”?
-Estuve en el ashram por el cumpleaños de Amma y el lanzamiento de la Campaña Amala Bharatam. Estuve en la primera limpieza de calles en Karunagappaly, Ettimadai y cerca de AIMS. Creímos crear un montón de concienciación pero las calles no han cambiado gran cosa. Vuelves dos o tres semanas después de la limpieza y todo es otra vez un desastre. Es importante involucrar a los jóvenes. Mi propósito es fortalecer nuestro compromiso con las universidades y las escuelas primarias de Amma. También necesitamos formación profesional para estimular a las mujeres a hacer compost y reciclado en casa y en las escuelas.
-Teniendo en cuenta su experiencia en proyectos estrella de Amma, la falta de recursos para el tratamiento de residuos es seguramente un reflejo de la situación en toda la India. ¿Cree usted que el proyecto ABC de Amma puede constituir el lanzamiento de una futura operación de limpieza a lo largo y ancho del país?
-India ha crecido muy deprisa. Es un país con un pie en el siglo XVIII y otro en el XXI. El gobierno carece de infraestructuras, son conscientes de sus carencias y además el dinero no llega donde debiera, a menudo se queda por el camino. Por ejemplo Kerala tiene una política medioambiental inigualable, bien descrita e investigada. Necesitan y hacen peticiones de ayuda, pero el dinero no llega donde debiera para implementarla. La mayor parte de las políticas de cambio las llevan a cabo agencias externas con ánimo de lucro. Vemos cómo universitarios brillantes emigran a Occidente para ocupar puestos de ingeniería o biotecnología. Y esto tiene que cambiar.
-Parece que la emigración de licenciados es un problema bastante globalizado, pero llegará un momento en que los países de acogida restringirán la cuota. ¿Cómo lo ve usted con respecto a India?
-Si implicamos a los estudiantes en la enseñanza de proyectos dirigidos a la resolución de importantes problemas medioambientales, India puede encontrar una vía de soluciones. Amma puede hacer esto. Hasta ahora hemos percibido mucho interés por nuestros programas de reciclado y compostaje. Estudiantes y docentes de Ingeniería en las universidades Amrita han desarrollado sistemas estado de las artes de reciclaje. Estamos diseñando y construyendo nuevo equipamiento. Estudiantes y docentes de medio ambiente se están involucrando en la ciencia que hay detrás del proceso de compostar y sus aplicaciones, para la bioreparación de suelos. La Escuela de Empresas está ayudándonos a crear el modelo comercial y de investigación de mercados.
-¿Es aquí donde entra de lleno el “Aprovechamiento Integrado de Recursos” como solución planetaria, a medio o largo plazo?
-En los estudios medioambientales y la creación del modelo “Desperdicios Cero” en todas las escuelas de Amma está en mi opinión la clave del éxito, así que continuaré moviéndome en esta dirección mientras pueda. Continúo enseñando los principios básicos del “Aprovechamiento Integrado de Recursos.” Creo firmemente que el compost puede sanar el planeta. Necesitamos suelo sano para obtener alimentos sanos y agua limpia. Estoy convencido de que la enseñanza y práctica de sistemas de alimentos sostenibles y aprovechamiento de recursos según los principios básicos de permacultura son la única respuesta real para el futuro. Esto puede hacerse en casa, en la escuela, en cualquier institución y municipio. “Empieza por poco, construye y expande”. La biodinámica es como una forma espiritual de la agricultura orgánica. Enseña la realidad de que cada granja, cada huerto, es una entidad viva que respira por sí misma. Para trabajar de este modo hay que parar, sentir, participar de la Naturaleza y todos sus recursos incluido el cosmos. Hoy por hoy, para mucha gente, esto es más de lo que pueden comprender. Hoy en día la ciencia está demostrando que los alimentos cultivados biodinámicamente son realmente más nutritivos que los meramente orgánicos. Aún nos falta explicación científica cuando hablamos de biodinámica. Las influencias cósmicas sobre todos los entes vivos en una granja biodinámica aún no son mesurables, pero se puede sentir su energía...
PIERA, CATALUNYA, ESPAÑA
-Recientemente ha hecho usted dos visitas al Centro Amma de España en Piera (Barcelona), la primera el otoño pasado y otra esta primavera. Ha visto usted la finca de unos 17.500 olivos en un diseño de diez hectáreas. Estaríamos muy interesados en conocer el alcance de su trabajo de integración de recursos en esta finca, así como su trabajo en el huerto y jardín, mejora de colmenas, etc. 

-Pasé el otoño pasado por el Centro Amma en Piera de camino a India, a petición de varios residentes que habían visto lo que había conseguido en Amritapuri. Me pidieron que viniera a ayudarles con el compost y problemas de erosión del suelo. Me pareció algo natural, así que vine y me quedé cuatro días. El primer paso es siempre hacer una auditoría de residuos y un inventario completo de todo lo que entra y sale. Esta información es vital para tomar decisiones sobre lo que hay que hacer. Tras hacer una auditoría de residuos, hice algunas recomendaciones y empezamos a hacer compost con todo el material orgánico disponible. A veces no es fácil, especialmente en una institución donde la gente va y viene. Empezamos, hicimos correcciones a sus experimentos de compostaje. Pronto estábamos haciendo compost de buena calidad, pero aún había muchos materiales que se descartaban y que podían utilizarse bien para hacer compost o para cobertura del suelo, por ejemplo grandes cantidades de cartón. Aquí el terreno carece de materiales orgánicos lo que contribuye a su erosión. Una cosa que sé hacer es construir buen suelo. En este último viaje hemos podido rescatar más materiales que desechaban y o bien los hemos compostado o los hemos utilizado como elemento de cobertura. De nuevo, uno de los mayores obstáculos es superar la mentalidad de “desperdicio”. En la Naturaleza no existen desperdicios. Todo se transforma o se recicla. Todo ser viviente está compuesto de átomos que han estado en este planeta durante milenios. Nunca ha habido que fertilizar un bosque. El hombre ha etiquetado las cosas que no quiere como “desperdicios”. Cuando almacenamos estos “desperdicios” en un sitio lo llamamos basurero. De este modo propagamos enfermedades y creamos gases de invernadero. La Naturaleza quiere que todo retorne a ella. Hoy en día llamamos a esto “aprovechamiento de recursos” porque realmente los “desechos” no existen. Los “desechos” son simplemente recursos desplazados. Este es mi objetivo en casi todo lo que enseño. Cambiar la mentalidad. Conservar recursos mediante su aprovechamiento. Un pequeño ejemplo: hasta ahora se tiraba el papel usado. ¿Qué es exactamente “tirar”? Ahora estamos usando papel usado en los montones de compost. Los olivos necesitan nutrientes procedentes de materiales leñosos. La Naturaleza, de modo natural, cambia los ciclos de las hojas, frutos y ramas para recibirlos de nuevo en su suelo. El papel se hace con madera, debe haber una conexión ahí. Ahora el papel y el cartón se usan para el compost o directamente alrededor de los árboles como cobertura natural del suelo. Esta cobertura evita que el agua de lluvia arrastre y erosione el suelo, por el contrario mantiene su hidratación, evitando que el sol lo seque. Las lombrices y microbios comen el papel, el cartón y otros materiales utilizados como cobertura y lentamente los nutrientes retornan a los árboles. En este proceso la microbiología actúa como revitalizador del suelo y los árboles pueden comenzar a alimentarse por sí mismos. De hecho, eso es lo que hacen todas las plantas en la Naturaleza, alimentarse por sí mismas. Pero la microbiología tiene que estar presente. La Naturaleza emplea billones de años para realizar todo esto. Cuando cualquier planta crece, utilizando la energía solar en el proceso de fotosíntesis, exuda las proteínas y aminoácidos al suelo a través de los terminales de las raíces. Ahí, en la zona de las raíces, hay billones de microbios esperando pacientemente estos exudados. Ellos están ahí solamente si hay material orgánico en el suelo. Ellos se alimentan con esas proteínas y aminoácidos y después se comen los unos a los otros. Todo ello forma parte de la cadena alimentaria del suelo. Lo que dejan detrás es exactamente lo que la planta necesita. ¡No se requiere ningún otro fertilizante! Lo que hace el hombre mediante el uso de tractores y químicos es destruir la cadena alimentaria del suelo. Aquí, en Piera, cortaron y aplanaron una montaña, eliminando toda la corteza vegetal del suelo. Se acabó la cadena alimentaria. Lo que necesitamos es reponerla, con compost y cobertura vegetal. Es así de sencillo. Con algunos simples movimientos de tierras, como, por ejemplo, cavando sumideros en el contorno. Los árboles plantados en líneas que no siguen ese contorno son la causa de que el agua arrastre el suelo en lugar de empaparlo lentamente, pero si ponemos una buena cobertura estaremos siguiendo un buen principio básico de permacultura en lo que respecta al agua. “Despacio, esparce, empapa”. Queremos terminar con la compactación de suelos usando tractores lo menos posible. Mediante una buena cobertura podemos suavizar el impacto del tractor y alimentar la microbiología y la macrobiología, especialmente las lombrices de tierra, “arados de la Naturaleza”, como las llamó Charles Darwin. El suelo compacto expulsa el aire. La cadena alimentaria del suelo aeróbico no puede sobrevivir en esas condiciones y el agua no puede penetrar. Los suelos anaeróbicos no son productivos por mucho tiempo. Usando menos el tractor y añadiendo material orgánico en cualquier forma podemos superar esos problemas. La Naturaleza sabe cómo hacer todo esto. Tenemos que aprender a asistirla.
-Y por supuesto lo que es bueno para los árboles es igualmente bueno para el huerto, el jardín, las colmenas... ¿Para todo el suelo cultivable del planeta?
-Así es. Lo que es bueno para los árboles lo es igualmente para huertos y jardines. Queremos construir un sistema sostenible para las generaciones futuras. Comenzamos hoy dando pasos de bebé, montón a montón de compost. Estamos planificando sistemas de cosechas de agua de lluvia y de agua usada. Queremos convertir el suelo en una esponja para que todo el agua que caiga en la tierra o entre en los edificios permanezca en la tierra, extendiéndose despacio, empapándola, sin arrastres, que no vaya a parar a una riera que termina en un barranco. Reutilizando todos nuestros recursos al máximo, aseguraremos beneficios a largo plazo. La idea es que la fertilidad del suelo crezca cada año, mientras produce alimentos y otros recursos valiosos. Nunca más un sistema químico–mecánico de extracción, ni productos artificiales que esquilman la vitalidad del suelo. Queremos construir suelo sano, para cultivar plantas sanas, un medio ambiente sano con personas sanas.
EL KATRINA
-Peter, si esto se practicara a escala mundial sanaría en poco tiempo este pobre planeta tan castigado. Sabemos también que su trabajo es cien por cien servicio desinteresado hecho con amor para esa gran red de proyectos caritativos de Amma. Pero su experiencia en voluntariado se remonta a los ochenta y ha tenido una continuidad a lo largo de estos años. Creo que su experiencia en Nueva Orleans en tiempos del huracán Katrina sería de gran interés para todos. ¿Querría contárnosla? 

-En 1976 sufrí una lesión en la zona lumbar y no era aconsejable que hiciera mucho trabajo físico. Empecé a ir a una escuela comunitaria local. Como estudiante tuve la oportunidad de ir a Luisiana tras el huracán Katrina para ayudar en labores de limpieza. Fui por una semana con un grupo de estudiantes y volví sabiendo que ahí podía hacer mucho con toda mi experiencia de trabajo y vida. Miles de viviendas habían estado semanas inundadas a causa de la rotura de diques. Para poder reconstruir esas casas, todo lo que quedaba de ellas tenía que ser limpiado a fondo. Pasé seis meses trabajando con “Habitat for Humanity”. Fue ahí, en ese ambiente de grandes humedades, cuando empecé a ver la gravedad del problema de residuos y su efecto en el medio ambiente. Asumí la responsabilidad del aprovechamiento y reciclado de residuos en el campamento de voluntarios. Me fijé en lo que estaba haciendo el gobierno y no me gustó nada lo que vi, así que busqué la forma de producir algún cambio y ayudar a restaurar el hábitat natural. Empecé plantando un huerto para el campamento de voluntarios. Servíamos tres comidas diarias a todos los voluntarios –que oscilaba entre los doscientos a los ochocientos por semana- y los residentes locales que estaban reconstruyendo sus casas. El servicio de comida era gratuito. El campamento recibía muchos donativos pero teníamos que comprar la fruta y las verduras. Decidí cultivar las más posibles. El suelo estaba muy contaminado por la inundación, tomé muestras para analizar. Empezamos compostando todos los residuos orgánicos del campamento y construimos surcos muy alzados con todos los materiales limpios. Busqué donativos de materiales necesarios, incluso tuve que gastar dinero de mi pequeña pensión. Pero me pareció que era lo que había que hacer. En el proceso tuve que investigar sistemas de reciclado, aprovechamiento de residuos y biorreparación de suelos contaminados. Quería que el huerto sirviera para reparar el subsuelo y el espacio entre los surcos. Cuando llegó la siguiente estación de huracanes, el campamento de voluntarios tuvo que trasladarse a un edificio que había sido una escuela elemental. Pasaría mucho tiempo antes de que pudiera utilizarse de nuevo como escuela, porque sólo un tercio de la población había regresado tras el desastre. Si el edificio volvía a ser usado como escuela, quería que su suelo fuera seguro para los niños. Aprendí que con el uso de compost y de ciertas plantas conocidas como hiperacumuladoras de metales pesados, el suelo podía repararse. Esta experiencia fue la que me proporcionó las herramientas para hacer lo que he hecho en India. Ese trabajo me hizo progresar mucho.

LA REVOLUCIÓN DE LOS TOMATES ALEGRES EN PLENA CIUDAD


  • Los huertos urbanos son la reacción proactiva de una sociedad en crisis.
  • Espacios verdes que crecen en las heridas de la burbuja inmobiliaria y en donde cultivar la unión ciudadana.
  • Toda una revolución vecinal fértil y silenciosa.



Mujeres y hombres desarraigados huelen la tierra y escuchan la voz interior. Está asfixiada por el alboroto mecánico. Herida por las faraónicas aristas del culto al cemento. Como escuchar la llamada de la selva o el aullido de Colmillo Blanco, solo que esta vez es una lechuga quien brama... "La verdura es una excusa. Bajo un huertecito que parece recreativo, rascas y encuentras un trasfondo social", explica Pablo Llobera, educador medioambiental de 42 años y portavoz de la Red de Huertos Urbanos Comunitarios de Madrid. Plantarlos es un acto de apoderamiento, dicen. Es palpar nuestro origen en la tierra. Compartir la vida con otros. Volverse empático y soñarse autosuficiente. Lograr crecer en la tierra inculta y en los páramos del ladrillo. Ciudades huertos. Retorno al principio. El sueño de una polis sostenible.
Esta es la praxis de muchos de los que participan en los huertos urbanos que emergen en nuestras ciudades como una respuesta activa a un mundo en crisis. Plantan la filia, la raíz de la unión, para matar la acedía, la enredadera del tedio. Participan en una revolución silenciosa focalizada en un sencillo huerto. "Está en el inconsciente colectivo, en tiempos de crisis los humanos regresan a la tierra", añade Pablo. No se ha dado un fenómeno similar, por masivo, desde la II Guerra Mundial. Entonces los huertos urbanos europeos se convirtieron en la fuente de abastecimiento de una sociedad que no creía en el futuro.
Supone una respuesta activa a un mundo en crisis
Hoy las respuestas están en una mayor pre-ocupación ecológica, la reapropiación del espacio público, y en la búsqueda de una respuesta personal a la desorientación provocada por un déficit democrático. "Olemos un cambio de época. El individuo intuye que no tiene posibilidades de sobrevivir desarraigado. Es un regeneración basada en relaciones humanas y en generar redes de apoyo", explica Pablo.
Quieren propagar la unión neolítica para que todos sintamos el asombro del último recolector frente al primer hortícola. Usan terrenos abandonados surgidos de las cicatrices inmobiliarias. Son fuerzas con vocación vecinal y abiertos a cualquiera que quiera echar una mano. Unen generaciones, pues son los ancianos quienes conocen la tierra. "Los mayores son pozos de sabiduría", alega Pablo.
Representa una vía de escape para muchos parados y una escuela para los más pequeños. No aspiran a la soberanía alimentaria. Solo quieren ser conscientes del proceso vital. Decidir el espacio en el que vivir ante la desidia o imposibilidad económica de las administraciones.
Solo en Madrid hay unos 30 en situación alegalSolo en Madrid hay unos 30 en situación alegal, siguiendo la estela de huertos como 'La Piluka', en el del barrio del Pilar, o'Esta es una plaza', en Lavapiés. Otros tantos se encuentran en Barcelona, con el decano Can Masdeu a la cabeza. Y han arraigado en Valencia, Sevilla y otras capitales. En ocasiones ganaron la batalla a la Administración mediante la cesión temporal de terrenos. Algunos han sido desmantelados. Pero los focos prosiguen, los organizan pirómanos inversos.
Tiene un paralelismo inesperado con el huerto del filósofo Epicuro, surgido en un cosmos helénico que vio derrumbarse el sueño globalizador de Alejandro Magno (323 a. C.). "Los griegos quedaron desorientados por la caída de la ciudad-Estado y por todos los cambios políticos", explica Montserrat Jufresa, catedrática en Filología Griega de la UB, y experta en Epicuro. "Los epicúreos buscaron alrededor del huerto de Atenas el remedio para encontrar la felicidad a pesar de toda la confusión creada por la destrucción de la comunidad política", añade.


Para los griegos el huerto era una excusa
Para los griegos el huerto era una excusa, y  lo mismo ocurre con los hortícolas modernos. Un lugar en el que organizar la hermandad y la chará (la alegría). Un espacio farmakon (medicina) en el que curar los males del espíritu. Estos males los identifican los hortícolas actuales con el individualismo, el consumismo, la avaricia y la desconexión con la tierra. Es un retorno a ser conscientes del proceso alimentario. Un grito ecologista en una etapa crítica. Pequeña ágora espiritual. Espacio en el que brotan viejas palabras que saben a nuevas: común, de todos, público, gratuito, democrático, nuestro... La huerta se ha convertido en símbolo universal.
Es una necesidad humana, con propuestas que van desde los huertos comunitarios a la hortaliza en el balcón, el huerto universitario o los creados en las azoteas de los edificios como los que propugna Food From Sky (Comida desde el cielo) en el Reino Unido. "Cultivar alimentos ecológicos y crear comunidad es un camino sostenible para nuestras ciudades. Necesitamos animar a la gente para que cultive su comida y repensar los modelos de distribución", explica Sarah McFadden, coordinadora de este proyecto.
En Argentina, el colectivo Articultores busca nuevos usos sociales en la huerta, e incluso organizan guerrillas con ataques de bombas de semillas que después crecen en los espacios públicos. En Nueva York y el Reino Unido, los movimientos de guerrilla gardening realizan acciones nocturnas creando huertos espontáneos en lugares insospechados.

Luchando contra la construcción

En España la tendencia es el huerto comunitario, relacionado con movimientos vecinales y sociales, y con el 15-M. "Antes todo esto eran huertas, y el boom inmobiliario se las llevó", explica Fermín Alegría, portavoz del huerto de Benimaclet, un barrio del extrarradio de Valencia . "Ahora son los abuelos los que quieren llevar a sus nietos para que aprendan algo, aunque sea simbólico, de la tierra", dice.
Tras 17 años de ver cómo no se construía en las más de 200.000 hectáreas previstas en un plan urbanístico, los vecinos decidieron actuar. Y plantaron su huerto. "Que apareciera en los solares un cadáver en una maleta ha sido la gota que colmó el vaso", cuenta Fermín. Los propietarios de la finca, el BBVA, derribaron el huerto y vallaron la zona. Así apareció el huerto vertical, que es el símbolo de su lucha, situado en las vallas que les impiden el acceso. "Queremos que se plante todo ecológico. Esto era un estercolero. Seguiremos regando con nuestra garrafas hasta que nos lo cedan, como se comprometió la Administración", dice Fermín.
El problema es que en verano es difícil trabajar al mediodíaUn caso similar es el del Hortet del Forat, en el barrio de la Ribera, en la ciudad vieja de Barcelona. Se trata de un pequeño oasis en una plaza, conocida como 'El agujero de la vergüenza', y que tras muchas luchas consiguió la cesión del terreno. Es entrañable por su tamaño y poderoso por la inspiración. En la zona estaba previsto la edificación de un parking. "Este era una barrio degradado e iniciamos esta lucha contra la especulación inmobiliaria", explica Paco Roldán, un parado de 54 años cuya situación hace que esté "más volcado".
En el año 2005, los vecinos saltaron las vallas de la empresa Procivesa y crearon su huerto, que fue destruido. Pero la Administración acabó por ceder. Desde entonces el huerto se autogestiona comunitariamente. "Hacemos asambleas mensuales en las que tratamos los temas en común", explica Paco.
Bea trabaja junto a su compañera, que va ataviada con unas gafas de pasta rojas y un gorro campero. Muestra orgullosa el huerto mientras riega. "Aquí tenemos las plantas aromáticas y medicinales. Allá las tomateras. El problema es que en verano es difícil trabajar al mediodía", espeta bajo un sol de justicia. Se transmiten los conocimientos unos a otros. Sus habitantes engloban un bancal en el que florecen niños, inmigrantes, universitarios, parados, jubilados...
Una mezcla que converge en el Hort del Xino, situado en el Raval de Barcelona, en una zona gris, densa en población y conflictos. Tras un muro, un espacio verde ocupado, en lo que era un solar olvidado –solaz de yonkis y hampas–, roba ahora la sonrisa de los vecinos. Los hortícolas fueron los que limpiaron el lugar de escombros y eliminaron la siembra de jeringuillas. Un gigantesco dinosaurio preside las paredes de los bloques contiguos.

"Máquinas generando oxígeno"

En la puerta, en otro grafiti, se lee: "Máquinas generando oxígeno". Dos niñas marroquíes corretean entre las coles mientras otros chavales intentan plantar unas fresas. El trajín de rocas y ladrillos, extraídos para adecentar la tierra, es frenético. "Es una tierra muy pobre", se lamenta un chico. Los niños sonríen, y uno pregunta cómo plantar la zanahoria. "No, al revés. Tiene que crecer hacia arriba", le advierte una joven que vive en un centro social okupado. A unos metros, un hombre de unos 50 años mira con una lupa el pulgón de una planta. Acto seguido se sienta en una vieja silla y se sumerge en un libro de hortalizas.
En la puerta dos abuelos sonríen. Lo observan como un espejismo. Alguien los invita a pasar. Dan tímidos pasos. Recuerdan con emoción su huerto de antaño. El compostero reúne a su alrededor un caos simpático. Hay más preguntas que respuestas. Un joven alemán indica cuál sería la mejor posición. "Hay que sellarlo para que no atraiga a los animales", dice con aire categórico. En la pared una chica rubia va culminando su grafiti. Muchos hablan de ecología y semillas. Intercambian agendas. Y se invitan a participar en las asambleas.
Hay que sellarlo para que no atraiga a los animales"Nosotras llegamos al huerto con mi hija porque no sabíamos donde poner una plantas", explica Inma Trabal, una bibliotecaria que se enamoró del huerto. "Pronto me di cuenta de que lo de menos eran los tomates, sino que esto tenía un sentido profundo. ¡Es que es correcto! Lo mires por donde lo mires, este espacio es sano, sostenible, une, enseña, los niños respiran, ¡es correcto!", alega.
Una unión también fertilizada por los habitantes del Huerto Ambulante de Montecarmelo, en Madrid. Un huerto que fue ocupado para poner sobre la palestra el hecho de que en esos solares no se construyera un ambulatorio desde hacía tiempo. "Genera vida, yo estaba metido en mi sofá, hastiado, quejándome y sin hacer nada. Estaba aletargado. Sintonizas de pronto con la tierra. Es una terapia. Queremos sacar a la gente de sus casas, compartir, debatir, conocernos. Es un camino", explica Vidal, un comercial de 43 años inspirado por el 15-M. A los pocos días de realizar la entrevista este huerto fue desmantelado por el Ayuntamiento.
Patro, director de la antigua escuela epicúrea en Atenas (70 d. C.), emitió sus quejas al notable romano Memmio, que había comprado el huerto de Epicuro. Le exigía que no cumpliese con su determinación de construir viviendas. La historia nos ha ocultado el final. Pero sí ha transmitido el secreto hortícola: las lechugas no son inocentes. Tampoco los tubérculos, o la menta. Todas las huertas urbanas esconden este secreto. Fertilizadas por cientos de espíritus. Unidos en una escuela, juntos por un pretexto.

Tu propio huerto en un pequeño balcón

Los huertos caseros, en balcones y terrazas, han empezado a formar parte del escenario urbano. "Para crear tu huerto no es necesario un gran gasto", explica Bertrán Escolà, que disfruta de su huerto reciclado en casa.
  • El recipiente. Con un cubo de plástico o unas cajas de fruta se puede crear el recinto. Es necesario hacer unos agujeros en la base, o en el caso de la caja poner una tela que filtre el agua. El recipiente debe ser opaco para que no se quemen las raíces.
  • La tierra. Después debes incluir tierra rica, o sustratos. Lo mejor es comprar la tierra en algún vivero, supermercado, floristería, bazar o en un garden.
  • La siembra. Al plantar las semillas, el proceso más sencillo es utilizar planteles o germinarlas en agua con la semilla dentro de algodón. Regar y esperar los efectos del sol.